Don Juan Carlos: "Madrid ha sido la ciudad de la esperanza"
Texto del discurso pronunciando ayer por el rey Juan Carlos al clausurar la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa:
Se?or presidente, se?ores ministros, se?oras y se?ores:Constituye para m¨ª una gran satisfacci¨®n dirigirme a ustedes en esta ocasi¨®n en que se van a clausurar formalmente los largos trabajos de esta Conferencia que, durante casi tres a?os, les ha reunido en nuestro pa¨ªs.
Para muchos de ustedes, durante este per¨ªodo de tiempo, Espa?a ha sido su hogar. Y me alegra pensar que, incluso en los momentos de mayores dificultades y problemas, las tensiones a las que se han visto sometidos han sido mitigadas, en alguna medida, por la c¨¢lida acogida que les han dispensado los espa?oles.
Conf¨ªo en que la lejan¨ªa de sus hogares no haya sido tan dura, gracias a ese afecto y cari?o con que me consta les han acompa?ado los habitantes de Madrid, un pueblo tradicionalmente hospitalario que les ha recibido con alegr¨ªa, viendo en ustedes la personificaci¨®n de un esfuerzo constante y sincero por la paz y la cooperaci¨®n.
El pueblo espa?ol ha seguido con atenci¨®n e ilusi¨®n los trabajos de la Conferencia.
No pod¨ªa dejar de ser as¨ª, puesto que los espa?oles, por nuestra parte, tambi¨¦n hemos estado empe?ados en estos ¨²ltimos a?os en crear un sistema de convivencia basado en la paz y la defensa de los derechos individuales: en suma, en los principios b¨¢sicos que animan el proceso de Helsinki.
Madrid ha sido durante tres a?os la ciudad de la esperanza, la ciudad donde brillaba para todos, en un mundo de tensiones, la p¨¢lida, la fr¨¢gil pero emocionada luz de la esperanza en un futuro de paz y libertad para todos los pueblos.
M¨¢s que nunca, el mundo est¨¢ ansiando que sus gobernantes muestren con hechos, y no s¨®lo con palabras, la firme voluntad de progresar en el camino del di¨¢logo. Un camino que erradique por completo la tentaci¨®n de la violencia y la conculcaci¨®n de los derechos de la persona humana. Y hoy, lo podemos afirmar sin ning¨²n g¨¦nero de dudas, se ha dado un paso importante en ese camino.
Todos sabemos que no ha sido f¨¢cil, pero todos sabemos tambi¨¦n que el camino de la paz est¨¢ lleno de dificultades, y que sus pasos m¨¢s firmes son aquellos que se basan en el compromiso y no en la imposici¨®n; en la lenta labor de negociaciones y s¨ªntesis antes que en el af¨¢n de imponer a los dem¨¢s concepciones no compartidas.
Podemos afirmar que se han sabido encontrar unos principios comunes, unas ideas y unos puntos de referencia que a todos nos unen ir, que, como el nombre de esta Conferencia acertadamente resume, no responden ¨²nicamente a un prop¨®sito de garantizar la seguridad, sino de canalizar una genuina cooperaci¨®n entre todos nuestros Estados.
A, partir de hoy debemos operar sobre la confianza ya creada entre todos nosotros para seguir trabajando, para atrevernos cada d¨ªa a proponer objetivos m¨¢s y m¨¢s ambiciosos.
La voluntad de di¨¢logo y de entendimiento rec¨ªproco demostrada con su presencia en Madrid puede significar que todos comprendemos que los momentos de crisis suponen una fuente de preocupaci¨®n y de inquietud para todas las partes implicadas y que, por tanto, a todos interesa buscar v¨ªas para llegar a formas aceptables para su resoluci¨®n.
Puede significar, tambi¨¦n que estamos dispuestos a recurrir al di¨¢logo y no al mon¨®logo, y menos a¨²n a la mera fuerza de los hechos, para entender cu¨¢les son los puntos de vista y los intereses de los dem¨¢s Estados.
Y puede significar, finalmente, que deseamos confrontar los problemas que en el futuro pudieran presentarse con una conciencia clara de los intereses esenciales que compartimos y de la necesidad de buscar infatigablemente f¨®rmulas imaginativas para solucionarlos.
Se?or presidente, se?ores ministros:
Mi presencia aqu¨ª hoy es mucho m¨¢s que una grata ocasi¨®n. Es un momento de especial alegr¨ªa para m¨ª, ya que todos los espa?oles nos sentimos orgullosos de haber colaborado, en la medida de nuestras fuerzas, con nuestra hospitalidad, nuestra ilusi¨®n y nuestro trabajo, a la feliz conclusi¨®n de los trabajos de la Conferencia.
Madrid es hoy una ciudad de paz. Y Madrid quiere ser recordada como la ciudad en que nuestras naciones decidieron hacer frente al pesimismo, apostando, por encima de las dificultades, por la confianza.
Quiero, finalmente, reiterarles el agradecimiento de todo el pueblo espa?ol por la larga y grata convivencia que hemos compartido. Que estos a?os y sus frutos de paz perduren en el tiempo y en nuestra memoria.
Muchas gracias.
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