Clarificar el debate Espa?a-OTAN
El ideal de cualquier naci¨®n es disponer de recursos militares y econ¨®micos suficientes que hagan innecesaria su dependencia de otras naciones, alianzas y organizaciones para defender su seguridad. Seg¨²n el autor de este art¨ªculo, lo ideal para Espa?a ser¨ªa poseer los medios militares y econ¨®micos necesarios para alcanzar los objetivos de bienestar de nuestro pueblo y defensa de nuestros valores nacionales sin que hubiera una sola base extranjera en nuestro territorio.
Por decisi¨®n del Gobierno de UCD, Espa?a ingres¨® en la OTAN en 1982. El actual Gobierno socialista ha decidido convocar un refer¨¦ndum en 1984 o 1985 para que el pueblo espa?ol, despu¨¦s de que nuestros dirigentes civiles y militares hayan definido las necesidades de nuestra defensa nacional, decida qu¨¦ relaci¨®n desea que exista entre Espa?a y la Alianza Atl¨¢ntica. A quienes han acusado al Gobierno del PSOE de incumplir promesas electorales, el Gobierno responde que "congelar" las negociaciones con la OTAN ya es un primer paso y que no conviene atizar la actual tensi¨®n internacional (crisis de los misiles).En el debate entreabierto sobre la OTAN se han escuchado muchos argumentos -pol¨ªticos, estrat¨¦gicos, econ¨®micos, ideol¨®gicos- a favor y en contra de nuestra participaci¨®n en la OTAN, pero pocas respuestas claras a preguntas tan simples como ¨¦stas:
- Si hay misiles sovi¨¦ticos apuntando a objetivos del territorio espa?ol, ?c¨®mo puede Espa?a defenderse mejor contra ellos?
- De los instrumentos existentes para reforzar y mantener nuestra seguridad nacional -neutralidad absoluta con el cierre de todas las bases norteamericanas, mantenimiento de la alianza bilateral con Estados Unidos y de las bases, complementando con pactos militares con otras potencias (situaci¨®n actual), o participaci¨®n en una alianza militar multilateral como la OTAN-, ?cu¨¢l concede mayor grado de libertad y de soberan¨ªa a Espa?a?
- Si son objetivos nacionales (por encima de los programas de los partidos) ingresar en la CEE y recuperar Gibraltar, ?ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil conseguirlos fuera o dentro de la OTAN?- Si la raz¨®n de nuestra posible retirada de la OTAN es el temor a vernos envueltos en una guerra nuclear o a ser utilizados por las grandes potencias en defensa de intereses que nos puedan ser ajenos, ?estamos seguros de que fuera de la OTAN Espa?a estar¨¢ mejor guarnecida contra los efectos de una (Dios quiera que, por siempre, hipot¨¦tica) guerra nuclear limitada o generalizada? ?Estamos seguros de que fuera de la OTAN habr¨¢ menos inter¨¦s por parte de las grandes potencias en utilizar nuestros valores estrat¨¦gicos y econ¨®micos para defender sus objetivos?
-En temas tan dif¨ªciles de valorar, por falta de informaci¨®n o por informaci¨®n manipulada, como la seguridad nacional, ?no ser¨ªa conveniente que, antes de convocar un refer¨¦ndum, se forme una comisi¨®n de expertos (mediante un acuerdo parlamentario) con representaci¨®n de las principales fuerzas pol¨ªticas, econ¨®micas, sociales y militares, y se elabore un dictamen sobre el problema que refleje el inter¨¦s de Espa?a por encima de los intereses individualistas, partidistas o electoralistas que, indefectiblemente, condicionan cualquier refer¨¦ndum o campa?a electoral?Me parece digna de elogio, aunque equivocada, tina posici¨®n aprior¨ªstica, favorable o contraria a la OTAN, como la adoptada ya por el Partido Comunista, el vicepresidente del Gobierno (Alfonso Guerra) o la derecha espa?ola.
Si el 70% de los espa?oles, hoy, rechaza el ingreso de Espa?a en la OTAN, como han indicado algunas encuestas, la posici¨®n de los pol¨ªticos que coincidan con ese 70% es, cuando menos, sospechosamente interesada; la posici¨®n de quienes se oponen a ese supuesto 70%, m¨¢s que heroica.
Aunque la mayor¨ªa, en las democracias, es la que decide, la mayor¨ªa tambi¨¦n puede estar equivocada. Equivocados estaban la mayor parte de los norteamericanos en los a?os treinta, y el presidente Roosevelt lo vio y tuvo el valor y la sabidur¨ªa para convencer a aquella mayor¨ªa de lo contrario: EE UU entr¨® en la gran guerra y la amenaza nazi pudo evitarse.
La defensa nacional y la seguridad de un Estado no pueden dejarse exclusivamente en manos de un partido y, mucho menos, de un Gobierno, por muchos votos que ese partido haya obtenido en unas elecciones. La formaci¨®n de un comit¨¦ de expertos -formado por representantes de los seis partidos mayoritarios, las Fuerzas Armadas, las asociaciones empresariales y. sindicales y las universidades antes de convocar el refer¨¦ndum ayudar¨ªa a aclarar el horizonte entre tanta hojarasca electoralista interesada como la que parece ven¨ªrsenos encima.
El dictamen de dicha comisi¨®n probablemente clarificar¨ªa el debate Espa?a-OTAN, del que, quer¨¢moslo o no, dependen nuestras negociaciones con las Comunidades Europeas y con el Reino Unido sobre Gibraltar.
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