Ruiz-Gim¨¦nez
La madr¨ªle?a Diada/Pinochet (anti) nos permiti¨®, entre otras cosas, ver/saludar a Pedro La¨ªn con camisa de cuadros, abierta. Es el mejor magisterio que ha recibido uno nunca de este maestro. Luego, en auditorio/palacio al respecto, hemos escuchado a Ruiz-Gim¨¦nez un discurso o "cantata en dos partes" (¨¦l lo llam¨® as¨ª), que es de lo m¨¢s templadamente heroico que o¨ªamos hace mucho tiempo. Dice Joaqu¨ªn (a quien abrazo antes/ despu¨¦s) que Espa?a, la Espa?a francofranquista, no permaneci¨® herm¨¦tica ante el asalto madrugador de Pinochet a la Casa de la Moneda, para ejecutar al presidente Allende en pijama y con casco. Entre movidas de Beethoven, ¨¦picas voces del Orfe¨®n Donostiarra, melancol¨ªa de los Coros Clav¨¦ y juvenilidad inspirada de L¨®pez Cobos, Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, Defensor del Pueblo (cargo sobre el que se ha ironizado por gaseoso, pero que ¨¦l llena todos los d¨ªas de eficacia concreta), nos ha hecho una oraci¨®n vibrante/brillante y, sobre todo, una sutil distinci¨®n de matices (el matiz es el filiforme reino del intelectual): "Alguna Prensa matutina nos acusa de hip¨®critas por denunciar a Pinochet y no denunciar igualmente a Castro: diremos que no es lo mismo una dictadura popular que ha derrocado un r¨¦gimen s¨¢trapa y corrupto, como el de Batista, que una dictadura/Pinochet, que ha derribado/ asesinado algo perfectamente institucional, constitucional y democr¨¢tico". Joaqu¨ªn se aproxim¨®, incluso, a una llaga qu¨¦ le duele en el costado con sal y vinagre, como a Cristo: la democracia cristiana: "Aquella democracia cristiana que entonces estaba m¨¢s o menos contra Allende, hoy est¨¢ contra Pinochet". Y record¨® que ¨¦l hab¨ªa estado dos veces en el Chile de Pinochet (los manifestantes de la ma?ana le llamaban Pinocho) para defender al l¨ªder comunista de aquel pa¨ªs. ?Es o no es esto un de fensor del pueblo? M¨®nica Randall, bella y aserenada, me muestra el borrador a mano de los folios que ley¨® en la manifestaci¨®n en nombre de uget¨¦. "Me cuesta mucho empezar, pero luego sigo". Lenificante criatura. "Dicen que desde abajo se me ve¨ªa la braga, Umbral". Todas las comicantas son iguales, incluso esta impar Aurora ffl¨®nica). "Yo no fui a la manifestaci¨®n a ver bragas, amor". "Y lo bien que ha estado don Joaqu¨ªn". "Pues claro que ha estado bien". Ruiz-Gim¨¦nez, en su cantata en dos partes, para m¨ª mucho m¨¢s apasionante que las de lo:3 orfeones (uno es hombre de palabras, ya que no de palabra), sac¨® de pronto aquel n¨²mero de Cuadernos dedicado a la ca¨ªda de Allende, en el que escribi¨® "todo el arco democr¨¢tico" (menos yo), como dice ahora la cursiler¨ªa pol¨ªtica. Lauro Olmo, como dramaturgo, me dice que ha sido un gran golpe teatral. Joaqu¨ªn se refugi¨® un algo en el Neruda recurrente: "Am¨¦rica, no invoco tu nombre en vano". La castellanoam¨¦rica tiene, por tener, hasta un poeta que jam¨¢s reneg¨® de este idioma pedernal y sanmill¨¢n, ni de sus cl¨¢scicos. En Neruda est¨¢, impl¨ªcito/expl¨ªcito, todo el Neruda que Neruda parece negar/ somatizar. Estos d¨ªas, en Madrid, no se ha invocado el nombre de Am¨¦rica en vano, el nombre de Chile en vano, el nombre de Allende/Neruda en vano. Como bien dijo Ruiz-Gim¨¦nez, "correspondemos as¨ª a la acogida que Am¨¦rica dio a los exiliados espa?oles del 36/39". S¨®lo han faltado a la cita los camastrones elitizantes de las regiones devastadas por el alcohol o la pereza se?orita.Si su cargo es un poco vago como Defensor del Pueblo espa?ol, Joaqu¨ªn ha estado vibrante, brillante, presente y eficaz en la defensa de los pueblos opresos del mundo, de Turqu¨ªa a Afganist¨¢n. No cre¨ªamos demasiado en este Defensor del Pueblo a nivel comarcal. Ayer he descubierto que lo es a nivel planetario. Los orfeones catal¨¢n/donostiarra cantaron a tope, con bellas voces blancas, femeninas, que tuve -ay- tan cerca.
FRANCISCO UMBRAL
ELORRIAGA,
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