El proyecto espa?ol de modernizacion
En un momento en que pensadores y fil¨®sofos hablan de crisis de la modernidad -y, en consecuencia, de la necesidad de superar los planteamientos caracter¨ªsticos de una ¨¦poca donde la categor¨ªa de lo moderno marca las pautas decisivas del comportamiento colectivo-, parece regresivo hablar de un proyecto espa?ol de modernizaci¨®n. Y, sin embargo, es ¨¦ste el concepto clave de la actual pol¨ªtica espa?ola, bajo cuya orientaci¨®n accedieron al poder los que ahora lo detentan. Es in¨²til quejarse de que no hacen ¨¦stos una pol¨ªtica socialista, cuando en ning¨²n momento lo prometieron al pa¨ªs durante su campa?a electoral. La queja ser¨ªa tanto m¨¢s inoportuna cuanto que lo que Espa?a necesita es acabar de modernizarse a fondo, puesto que es ¨¦sa la verdadera asignatura pendiente -empleemos una vez m¨¢s la afortunada expresi¨®n- que obstaculiza el camino espa?ol hacia el futuro, y reflexionemos brevemente sobre ella.Primero habr¨¢ que recordar lo que entendemos por modernizaci¨®n -concepto que se presta a tan diversos entendimientos e interpretaciones- y subrayar que todo proceso de modernizaci¨®n implica una sustituci¨®n de la sociedad medieval y sus secuelas -antiguo r¨¦gimen- por la sociedad civil, es decir, por una sociedad donde ¨¦sta ha adquirido -seculariz¨¢ndose- el protagonismo de s¨ª misma, dejando de estar tutelada por los poderes que tradicionalmente se atribuyeron esa tutela: nobleza, Iglesia, Ej¨¦rcito. En un sentido estrictamente pol¨ªtico, la traducci¨®n de ese protagonismo de la sociedad civil no adquiere carta de naturaleza sino con la aceptaci¨®n del principio de la soberan¨ªa nacional, y all¨ª donde ¨¦sta se halla recortada, se mantiene limitada o est¨¢ simplemente tutelada, podemos decir que el proceso de modernizaci¨®n no ha adquirido plenitud hist¨®rica.
En Espa?a, la soberan¨ªa nacional estuvo amenazada durante todo el siglo pasado por la presencia del -absolutismo, en su t¨ªpica encarnaci¨®n espa?ola -carlismo, integrismo, tradicionalismo-, y se vio francamente recortada por la pr¨¢ctica durante largos per¨ªodos del sufragio censitario frente al llamado universal. Pero tampoco en el siglo XX goz¨® de buena salud, pues la tutela de la Iglesia y del Ej¨¦rcito por separado -cuando no ambos juntos- limit¨® muy seriamente no ya el principio de la soberan¨ªa nacional, sino el m¨¢s elemental protagonismo de la sociedad civil. En la actualidad, la Iglesia parece haber moderado -a pesar de que no hayan desaparecido por completo- sus impulsos de tutela y monopolio sobre la conciencia nacional, pero no ocurre as¨ª con el Ej¨¦rcito, que ha protagonizado en los ¨²ltimos tiempos varias intentonas armadas para dirigir por imposici¨®n violenta el actual proceso pol¨ªtico. Aunque la mayor parte de esas intentonas no han pasado de la fase de preparaci¨®n y planteamiento -s¨®lo una lleg¨® a la de ejecuci¨®n-, la amenaza pende de modo inequ¨ªvoco y permanente sobre toda la sociedad espa?ola. Tenemos iloticias muy recientes -no por confidenciales menos efectivas- de que el Ej¨¦rcito vigila de modo permanente como guardi¨¢n de la conciencia nacional, lo que, a nuestro juicio, responde a una convicci¨®n profunda de su funci¨®n como depositario de las esencias nacionales y a su autoatribuida misi¨®n de vigilante y salvador de la patria. Esta autoproclamaci¨®n de tutores del destino nacional es un elemento de perturbaci¨®n en el protagonismo de la sociedad civil que complica de por s¨ª los ya graves problemas que tiene nuestro pa¨ªs.
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Me parecer¨ªa una ingenuidad ante una situaci¨®n de hecho como la descrita mantener en este art¨ªculo una actitud de simple contestaci¨®n o protesta. Un m¨ªnimo sentido de responsabilidad intelectual y ciudadana nos obliga a un an¨¢lisis y una reflexi¨®n m¨¢s profundos, pues si el Ej¨¦rcito espa?ol ha pasado entre el siglo XIX y el XX de ser la instituci¨®n encargada de la defensa e independencia nacionales a una funci¨®n de gendarme vigilante y tutor de la pol¨ªtica interior, ello no se debe a ning¨²n simple azar, sino a causas profundas, que han llevado a una grave crisis de la instituci¨®n militar en cuanto tal.
El hecho merece por parte de todos una reflexi¨®n m¨¢s profunda de la que aqu¨ª le vamos a dedicar, y la intenci¨®n de este art¨ªculo no es otra que incitar a dicha reflexi¨®n, pues el tema afecta a toda la vida nacional en su conjunto, y todos los espa?oles estamos de alg¨²n modo implicados en ¨¦l.Me voy a limitar en lo que sigue a se?alar las causas de la situaci¨®n, pues s¨®lo conociendo las causas podremos arbitrar remedios o soluciones a la misma. Hay que partir, para dicho an¨¢lisis, del cambio cualitativo que se introduce en el Ej¨¦rcito espa?ol a principios del siglo XIX. Con el paso del antiguo r¨¦gimen a la edad contempor¨¢nea -guerra de la Independencia-, el Ej¨¦rcito espa?ol pasa de ser el brazo annado del Rey a convertirse en una instituci¨®n de relativa autonom¨ªa que ejerce la funci¨®n primordial de establecimiento del nuevo orden pol¨ªtico: la Monarqu¨ªa constitucional. En realidad, el Ej¨¦rcito espa?ol no hace aqu¨ª sino cumplir. una funci¨®n que es propia de todo Ej¨¦rcito en las soci¨®dades agrarias, donde no hay una burgues¨ªa fuerte que impulse los procesos de liberaci¨®n y secularizaci¨®n de una sociedad moderna; es decir, ser el instrumento de instaurae i¨®n del sistema que llamamos demoliberal. Una vez realizada esa funci¨®n, el EJ¨¦rcito tiende a perpetuarse en dicha misi¨®n pol¨ªtica, provocando las consabidas tensiones de los militares con la sociedad civil, cuyo protagonismo han ayudado a suscitar.La continuidad del golpismo en los pa¨ªses del Tercer Mundo tiene ah¨ª su raz¨®n de ser, y los ejemplos de las naciones latinoamericanas est¨¢n bien pr¨®ximas a, nosotros para que podamos olvidarnos.
En el caso espa?ol, la situaci¨®n,de tensi¨®n se amortigu¨® muy considerablemente por la pol¨ªtica de expediciones militares y de guerras coloniales que mantuvimos durante la segunda mitad del siglo XIX: expedici¨®n de Cochinchina, guerra de ?frica, campa?a de M¨¦xico, anexi¨®n de Santo Domingo, guerra del Pac¨ªfico, m¨¢s tarde la de Cuba... En 1898, la p¨¦rdida de las ¨²ltimas colonias ultramarinas plantea el problema de nuevo con inusitada gravedad; las tensiones internas provocadas por el Ej¨¦rcito no pueden proyectarse hacia afuera porque no hay ya colonias hacia donde dicha proyecci¨®n pueda ejercitarse; por otro lado, la misma situaci¨®n internacional ha cambiado demasiado para que los sucesivos Gobiernos espa?oles puedan permitirse el lujo de seguir con una pol¨ªtica donde las expediciones militares de prestigio ocupaban un lugar tan destacado. El hecho es que tel Ej¨¦rcito espa?ol -con fechas claves en 1905, 1917, 1923 y 1936- adquiere un protagonismo nacional que le convierte en la conciencia tutelar del pa¨ªs -"columna,, vertebral de la naci¨®n", dir¨¢ Calvo Sotelo- y en el monopoliz,ador de su vida pol¨ªtica. As¨ª se da la transformaci¨®n que hernos descr¨ªto: de ser una instituci¨®n al servicio de la defensa nacional y ,de la independencia patria y, por tanto, con un car¨¢cter instrumental respecto de la pol¨ªtica, se convierte en -el eje monopolizador de dicha pol¨ªtica. Ahora bien, si ¨¦sas son las causas del la actual situaci¨®n endog¨¢mica que el Ej¨¦rcito padece, m¨¢s dif¨ªcil es dar con las soluciones. De momento, y no tenemos aqu¨ª otra -intenci¨®n, me parece suficiente con que todos tomemos conciencia del problema, aunque para m¨ª es evidente que la salida no puede encontrarse m¨¢s que por la v¨ªa de arbitrar una proyecci¨®n exterior a una energ¨ªa excesivamente encerrada y concentrada en s¨ª misma. En un momento en que Espa?a se ve abocada a plantearse el tema de su permanencia o no en la OTAN quiz¨¢ fuera`bueno analizar las repercusiones que ello pudiera tener en la instituci¨®n militar. En cualquier caso, es evidente que el Ej¨¦rcito espa?ol se encuentra ante una grave crisis institucional, y es necesario ayudarle entre todos a salir de ella -a encontrar su misi¨®n hist¨®rica, adapt¨¢ndose a la sociedad democr¨¢tica en que vivimos-, pues en la actual situaci¨®n, constituye el obst¨¢culo m¨¢s grave para el proyecto espa?ol de modernizaci¨®n.
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