El ¨¢guila encontrada en Legan¨¦s no podr¨¢ volver a volar aunque consiga curarse

El ¨¢guila que cay¨® con una ala rota el pasado martes en el patio del colegio Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, de la localidad madrile?a de Legan¨¦s, pertenece a la especie pr¨¢cticamente extinguida de las culebreras, cuya principal caracter¨ªstica es que s¨®lo se alimentan con reptiles, y fue trasladada al d¨ªa siguiente a las dependencias de Icona (Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza) en la Casa de Campo donde se encuentra bajo vigilancia y atenci¨®n veterinaria. Las heridas que ha sufrido la rapaz son muy graves y la curaci¨®n resultar¨¢ dif¨ªcil. Los responsables de su cuidado creen que se salvar¨¢, aunque quedar¨¢ in¨²til y no podr¨¢ volver a volar.

La esposa del conserje del colegio fue la primera en ver el ¨¢guila. "Al principio pens¨¦ que se trataba de un gato o un perro muerto, porque s¨®lo pod¨ªa distinguir un bulto marr¨®n". Cuando descubri¨® que se trataba de una rapaz, avis¨® a un profesor que se encontraba en el centro y la traslad¨® a una dependencia del colegio, donde permaneci¨® hasta que los responsables del Icona fueron a recogerla.Cuando Antonio Gracia, capataz del centro del Icona encargado del adiestramiento de las ¨¢guilas, lleg¨® al colegio y recogi¨® el animal herido, pens¨® que se hab¨ªa dado un golpe con un poste, pero al examinarla el veterinario se comprob¨®, seg¨²n inform¨® este ¨²ltimo, que presentaba una fractura abierta en cabeza de f¨¦mur del ala derecha.

La herida estaba en fase muy avanzada y gangrenada, por lo que se calcul¨® que pod¨ªa llevar lesionada unos 15 o 20 d¨ªas. Esta circunstancia excluye la hip¨®tesis de que el animal pudiera haber llegado volando hasta el colegio. Los expertos piensan que el ¨¢guila se encontraba en cautividad, y recibi¨® alg¨²n golpe. "Los que lo ten¨ªan encerrado", coment¨® Antonio Gracia, "al ver que pod¨ªa morir, y como se trata de una especie protegida, lo abandonaron".

Lenta curaci¨®n

En la delegaci¨®n madrile?a de Icona existen en estos momentos 50 rapaces, desde cern¨ªcalos a ¨¢guilas reales, de las que 45 ser¨¢n puestas en libertad durante la pr¨®xima primavera. Los veterinarios y especialistas se encargan de las rapaces heridas que llegan al centro. Las cuidan, las adiestran en el vuelo, y una vez han recuperado la normalidad las sueltan en su h¨¢bitat natural. Las que no se curan totalmente, quedan en las dependencias para exhibirlas ante los ni?os, en programas de divulgaci¨®n. El ¨¢guila encontrada, una hembra culebrera de dos mudas, una por a?o, tiene 1,60 metros de envergadura de alas. Esta especie se diferencia del resto de las ¨¢guilas por la forma redondeada de su cabeza y ojos, parecidos a los de las aves nocturnas.Sus heridas evolucionan con bastante lentitud. A estos animales no se les pueden suministrar antibi¨®ticos. El ¨¢guila se encuentra muy d¨¦bil y casi no tiene fuerzas para comer. Los encargados han de embucharle los alimentos, que suelen consistir en carne de pollo, palomas, codornices o reptiles reci¨¦n muertos. "Cuando se empiezan a recuperar", explic¨® Antonio Gracia, "les damos presas vivas para que se empiecen a acostumbrar a cazar, y una vez que queden en libertad no se acerquen para nada al hombre. Al ¨¢guila de Legan¨¦s, si no vuelve a volar, no se le dar¨¢n presas vivas".