Ayudar a gobernar
Afincado, en Espa?a hace m¨¢s de 10 a?os y asiduo lector de EL PA?S, he podido observar de cerca la asombrosa transici¨®n pol¨ªtica que este pa¨ªs ha experimentado. Hay un aspecto, sin embargo, que no llego a comprender. Despu¨¦s de 40 a?os de aislamiento pol¨ªtico, y cultural, ?c¨®mo es que se formulan tantas cr¨ªticas al Gobierno democr¨¢tico de turno, cuando en rigor ¨¦stas debieran dirigirse a las instituciones de que ¨¦ste debe servirse, y sin apenas reparar que ¨¦stas se hallan maniatadas al no contar a¨²n con medios, mecanismos y material humano capaces de ejecutar los programas enunciados, para cuya implantaci¨®n existe, a mi juicio, honesto y sincero prop¨®sito?El poder de cualquier Gobierno -y a¨²n m¨¢s si los votos le favorecieron mayoritariamente- se halla en relaci¨®n proporcional inversa a la distancia que separa las expectativas generales de las posibilidades de su implantaci¨®n efectiva. Y son precisamente estas ¨²ltimas que se hallan peligrosamente limitadas en Espa?a, por motivos que a cualquier persona familiarizada con las realidades cotidianas les ser¨¢n claros y evidentes. Por esto mismo hay partidos que prefieren operar en base al statu quo y otros, con m¨¢s coraje, que quieren que las cosas funcionen mejor.
Lo que los medios de comunicaci¨®n consiguen con sus posturas de los partidos de oposici¨®n, cabe esperarlo por motivos puramente pol¨ªticos, es aumentar a¨²n m¨¢s aquellas expectativas, cuando lo razonable y constructivo ser¨ªa hacer un serio esfuerzo de colaboraci¨®n para mejorar las posibilidades de realizaci¨®n.
Leyendo editoriales de EL PA?S (y tambi¨¦n de otros diarios) da la impresi¨®n como si en Espa?a se hubiera partido hace cinco a?os desde una situaci¨®n normal, y que se pide al Gobierno evolucionar desde esta normalidad. Y todos sabemos que esto no es as¨ª -que la realidad es dram¨¢ticamente diferente, agravada a¨²n por la crisis mundial-, y que antes de un verdadero cambio debe adecuarse pr¨¢cticamente toda la infraestructura institucional. Y esto no se puede hacer de un d¨ªa para el otro.
Formar conciencia en esa direcci¨®n deber¨ªa ser primordial tarea de todos, y sobre todo de aquellos que tienen herramientas para ello, como lo son los medios de difusi¨®n. No entiendo por qu¨¦ esto no se hace con m¨¢s rigor, en vez de poner con tanta frecuencia el ¨¦nfasis cr¨ªtico sobre cuestiones de largo aliento, que las m¨¢s de las veces caen en el vac¨ªo, al tratarse de materia irrealizable dentro del actual estado de las cosas. /
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.