La bomba at¨®mica no estallar¨¢ en el Atl¨¢ntico sur
La broma circula entre los comisionistas, los sectores intermedios dedicados a la venta de armas. Pregunta: falta poco para que los militares argentinos construyan un artefacto nuclear. ?Tirar¨¢n la bomba sobre las Malvinas o sobre Punta Arenas, la ciudad chilena en el sur? Respuesta: sobre las Madres de la Plaza de Mayo.Las noticias procedentes de Washington sobre la inmediatez de las posibilidades argentinas de contar con una bomba at¨®mica re corrieron velozmente los c¨ªrculos de comisionistas que pueden ser vistos en el bar del hotel Savoy, en Londres; en un par de exquisitos restaurantes franceses, en los jardines que enfrentan al El¨ªseo, en Par¨ªs; o en el ¨¢ngulo izquierdo del sal¨®n de t¨¦ del hotel Hilton, en Tel Aviv. Por supuesto, los comisionistas comunistas son m¨¢s recatados en p¨²blico, aunque levemente m¨¢s libertinos en privado.
Esperanzas de guerra austral
De todos modos, las noticias no les preocupan. Los comisionistas no se dedican a las armas nucleares, y las ventas de armas tradicionales funcionan mejor que nunca. La presencia de los Ej¨¦rcitos de Israel, Estados Unidos y los 5.000 t¨¦cnicos sovi¨¦ticos en Siria no permitieron que los comisionistas tuvieran participaci¨®n en los buenos negocios de L¨ªbano, que siguen en manos de los Gobiernos. Pero los comisionistas a¨²n gozan los beneficios que dejaron Argentina durante la guerra de las Malvinas, y, en general, los pa¨ªses del Cono Sur durante los a?os de la irresponsabilidad econ¨®mica. Adem¨¢s, ahora tienen fundadas esperanzas en una futura guerra entre Argentina y Chile.
Los comisionistas son personas agradables, normalmente elegantes, grandes lectores, consumidores de espect¨¢culos, generosos en las peque?as cosas: la cuenta de un restaurante o de un hotel, una deuda de juego, la inesperada pasi¨®n de un militar suramericano por una prostituta. En las grandes cosas son simplemente correctos. Si pagan sumas enormes por los contratos es porque las cifras se corresponden con la magnitud de los negocios: tienen una ecuaci¨®n matem¨¢tica para ellos; odian la improvisaci¨®n.
Comunidad de intereses
Los comisionistas se necesitan mutuamente para realizar negocios, ya que no tienen acceso a todas las f¨¢bricas de armas ni a todas las fuentes de contrabando Cuando obtienen un pedido, compartirlo es inevitable; esto ha creado una peculiar comunidad de hombres e intereses. Conversan.
Conversar es lo m¨¢s importante; en la conversaci¨®n de los comisionistas residen m¨¢s posibilidaes informativas que en todas las haza?as de James Bond. Los comisionistas viajan sin cesar y conversan con voracidad. Si cualquiera aguzara un poco el o¨ªdo, escuchar¨ªa en la noche el murmullo de insaciables traficantes de armas.La noticia que m¨¢s circula en estos d¨ªas es la de la inevitabilidad de la bomba nuclear argentina. Pero el tema que m¨¢s interesa es la posibilidad, muy cierta, de una guerra entre Argentina y Chile.
Los comisionistas suponen que las fuerzas armadas argentinas, una vez organizada su retirada a los cuarteles, pasadas las pr¨®ximas elecciones del 30 de octubre, atender¨¢n a su imagen militar. El deterioro pol¨ªtico que sufrieron no les preocupa, ya que, incluso sin disponer del Gobierno administrativo, el poder real continuar¨¢ en sus manos.
Con la decisi¨®n brit¨¢nica de erigir la fortaleza armada de las Malvinas, quedan pocas esperanzas de una campa?a convencional en esa direcci¨®n. La posibilidad de arrojar una bomba at¨®mica sobre instalaciones del principal aliado de Estados Unidos, es impensable. Queda la guerra con Chile, para lo cual el Gobierno militar de Buenos Aires comenz¨® el rearme al d¨ªa siguiente de la derrota en las Malvinas. En poco tiempo, 2.000 millones de d¨®lares fueron destinados a las compras de armas, aunque esta cifra seguramente se ver¨ªa triplicada si hubiera acceso a los papeles reservados de los Estados Mayores.
Las adquisiciones en el bloque comunista no son detectables. Refiri¨¦ndose a las compras en pa¨ªses occidentales, mayormente con la participaci¨®n de los comisionistas, el New York Times confeccion¨® una lista de 10 Mirage 111, 12, aviones Xavante brasile?os, un n¨²mero desconocido de aviones israel¨ªes Dagger, as¨ª como los misiles Gabriel, que utiliza la marina israel¨ª, cuatro fragatas modernas, cuatro destroyers y cuatro submarinos. Si bien adquiri¨® tanques, es importante y de alta calidad la producci¨®n propia del TAM. Argentina tambi¨¦n produce los aviones antiguerrilleros Pucar¨¢, aptos para los bosques andinos del sur chileno. Es imposible determinar cu¨¢ntos Super-Etendard franceses fueron adquiridos, con sus respectivos misiles Exocet.
?ltima oportunidad
Las fuerzas armadas argentinas creen que la guerra con Chile es su ¨²ltima, pero tambi¨¦n su mejor oportunidad, de normalizar la destruida relaci¨®n que tienen ahora con el pueblo argentino. Casi lo logran en los primeros d¨ªas triunfales de la invasi¨®n de las Malvinas. A pesar de la obtenci¨®n de recursos para armas y de que el plan nuclear significar¨¢ una hemorragia en la maltrecha econom¨ªa argentina, sus militares, con justificado acierto, juegan la carta de la democracia en su pa¨ªs y el triunfo de Ronald Reagan en las elecciones de noviembre de 1984. El Gobierno constitucional en Argentina confirmar¨¢ la tesis Reagan, y ser¨¢ ¨²til en los meses de campa?a electoral que esperan al mandatario norteamericano: un Gobierno autoritario amigo puede retornar a la democracia; un Gobierno totalitario enemigo, nunca. Gracias a ese Gobierno constitucional, que tendr¨¢ pocas oportunidades de ejercer un poder civil, ya que el poder ser¨¢ delegado por el Ej¨¦rcito directamente a los sindicatos de derecha, los militares argentinos han convertido su pa¨ªs, a los ojos pol¨ªticos norteamericanos, en la contrapartida de Chile. Argentina ser¨¢ la jugada norteamericana en el Cono Sur.
Curiosamente, esto podr¨ªa impulsar la guerra desde el lado chileno. El tiempo trabaja en contra de Chile si el rearme argentino contin¨²a. Es cierto que las fuentes de armamento brit¨¢nico le est¨¢n abiertas. En estos d¨ªas, el vocero del Lloyds List Register, de Londres, indic¨® que Chile adquirir¨¢ el crucero ligero Antrim por 7,5 millones de d¨®lares. Chile tambi¨¦n puede contar con algunos aportes de China, para la cual Argentina es un aliado objetivo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Si esto es insuficiente ahora, ?lo ser¨¢ dentro de seis meses? El tiempo urge en Chile para enfrentar al poder militar argentino antes de que ¨¦ste se reorganice. La esperanza y la confianza ilumina el rostro de los militares argentinos ante la posibilidad de esta guerra.
Los comisionistas tienen el cuadro completo y creen que la posesi¨®n de esas tres peque?as islas desoladas en el canal del Beagle constituir¨¢n el pretexto para una guerra entre Chile y Argentina. Ya hubo algunas prudentes celebraciones. Claro que los comisionistas no hablan con los pueblos. Y menos a¨²n con el chileno o el argentino.
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