El convenio clubes-AFE
El convenio entre los clubes de f¨²tbol y la Asociaci¨®n de Futbolistas Espa?oles que se est¨¢ discutiendo en estos momentos representa un test fundamental sobre la posibilidad de cimentar unas relaciones sobre la base de un di¨¢logo constructivo -de lo que hay s¨ªntomas alentadores- o de si, por el contrario, en dichas relaciones va a seguir habiendo un protagonismo, indeseado por todos, de los enfrentamientos, las huelgas y los conflictos. Escribo estas l¨ªneas a t¨ªtulo particular y como un hombre de f¨²tbol m¨¢s, y no desear¨ªa que fueran interpretadas en menoscabo de la libertad de las partes o de las facultades de la Comisi¨®n que, en nombre de los clubes, est¨¢ llevando las negociaciones en curso.Debemos enmarcar el convenio en sus justos t¨¦rminos. Afectar¨¢ a unos 1.500 jugadores profesionales, pertenecientes a la Primera Divisi¨®n, a la Segunda Divisi¨®n A y a los dos grupos de la Segunda Divisi¨®n B. Se trata de un colectivo con tendencia a reducirse, pues ya son muchos los clubs de 2? B que est¨¢n comprendiendo la imposibilidad, en esa categor¨ªa, de soportar los costes de una plantilla profesional que, por otro lado, no compensa suficientemente a sus jugadores para vivir de la pr¨¢ctica del deporte, con lo que parece deseable que el profesionalismo quede reducido, en nuestro pa¨ªs, a las dos primeras divisiones: en total, unos 800 futbolistas. Esto quiere decir que la importancia del convenio deriva de la indiscutible caja de resonancia que es el f¨²tbol espa?ol, pues en t¨¦rminos estrictamente econ¨®micos y laborales su impacto es m¨¢s bien limitado.
Los clubes y el deporte
Del lado de los clubes, tampoco caben hacer demasiadas equiparaciones con las empresas industriales o mercantiles. Los clubes no son entidades sin ¨¢nimo de lucro, cuya misi¨®n primordial es fomentar el deporte en sus respectivas ciudades y comunidades aut¨®nomas, sin poner en peligro su solvencia patrimonial y ofreciendo al mismo tiempo un espect¨¢culo a un coste razonable. Salvo en casos excepcionales, sus cuentas de resultados arrojan p¨¦rdidas al final de cada ejercicio, y con ello no estoy justificando los peligrosos grados de endeudamiento a los que han llegado algunas entidades; quiero decir simplemente que su misi¨®n no es producir un beneficio contable, sino, insisto, fomentar el deporte y el espect¨¢culo a un coste ,razonable. A pesar de todas las cr¨ªticas que recaen sobre los clubes de f¨²tbol y sus directivos, hay que reconocer que est¨¢n desarrollando una labor que no efect¨²a nadie m¨¢s en la promoci¨®n del de porte espa?ol en general y del , f¨²tbol base en particular. Como ya he se?alado en alguna otra ocasi¨®n, en nuestro pa¨ªs -con honrosas excepciones- ni la Universidad, ni el Ej¨¦rcito, ni tampoco las distintas Administraciones p¨²blicas, suelen ser vivero de deportistas.
No me cansar¨¦ de insistir en que los clubes espa?oles de f¨²tbol deben ir a una reducci¨®n de costes generales que abarate el precio de las entradas, cuotas y abonos. Nos jugamos la asistencia de los espectadores a los estadios y, con ello, la propia supervivencia del f¨²tbol como lo entendemos actualmente. En Estados Unidos ocurre un fen¨®mepo curioso: el f¨²tbol -o soccer, como le llaman all¨ª- est¨¢ adquiriendo, una penetraci¨®n considerable en escuelas y universidades, pero como la gente no va a los estadios no acaba de arrancar en su vertiente profesional.
En el convenio, esta llamada a la austeridad debe ser tenida en cuenta. Las peticiones de la AFE, muchas de ellas perfectamente leg¨ªtimas, deben contrastarse con la situaci¨®n del, pa¨ªs en general y de los clubes de f¨²tbol en particular. A t¨ªtulo meramente orientativo, no parece absurdo recomendar un aumento global de las retribuciones ligeramente inferior a la tasa de inflaci¨®n prevista, que podr¨ªa cifrarse en una banda cuyo centro estuviera en el 6,5%, sensiblemente similar a la propuesta por el Estado para sus funcionarios en los presupuestos de 1984. Pero, naturalmente, el aumento salarial no agota el tema del convenio. Tengo la impresi¨®n de que los clubes no tienen el menor reparo en negociar aspectos como el derecho de retenci¨®n o el Fondo de Garant¨ªa, que son importantes para los futbolistas profesionales 3, tendr¨ªan repercusiones econ¨®micas para los clubes, en ¨²ltimo t¨¦rmino.
Respecto al derecho de retenci¨®n, que es una de las peculiaridades que distingue la relaci¨®n club jugador respecto a la meramente laboral, parece ser que la tendencia -l¨®gica, desde ciertos puntos de vista- en las propuestas de la AFE es buscar su reducci¨®n paulatina. Me gustar¨ªa que la representaci¨®n de los futbolistas revisara sus planteamientos desde otros puntos de vista, y abriera un profundo debate entre sus afiliados sobre las consecuencias que esta desaparici¨®n comportar¨ªa, pues, a mi juicio, s¨®lo se beneficiar¨ªan los clubes econ¨®micamente m¨¢s poderosos, que son los ¨²nicos que podr¨ªan contratar con ventaja en un mercado absolutamente libre, lo que ahondar¨ªa las diferencias ya existentes.
En.cuanto al Fondo de Garant¨ªa, busquemos todos una f¨®rmula lo menos gravosa posible para la econom¨ªa de los clubes, cuyo mal estado general es precisamente lo que provoca su creaci¨®n. Hemos de tener en cuenta que debe existir para las situaciones de emergencia, por lo que hemos de moderar las causas que llevan a esas emergencias, al tiempo que creamos el instrumento necesario piara cuando no sean evitables.
Espero y deseo que las presentes negociaciones entre los clubes de f¨²tbol y la AFE concluyan con, un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Eso permitir¨ªa un futuro de relaciones constructivas y de di¨¢logo, acabando esa atm¨®sfera de crispaci¨®n que, demasiado a menudo y por culpa seguramente de todos, hemos padecido.
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