El estado de Catalu?a
NO POR casualidad el asunto de Banca Catalana ha surgido con virulencia en el debate que el Parlamento de Catalu?a ha celebrado sobre la orientaci¨®n pol¨ªtica del Consell Executiu de la Generalitat. Como tampoco es casual que la malparada LOAPA haya sido una especie de prolongaci¨®n del brazo acusador que el presidente Pujol ha levantado en la C¨¢mara hacia sus principales adversarios en la oposici¨®n, los socialistas. Con ese debate sobre pol¨ªtica general, que concluy¨® con resoluciones que poco o nada obligan ya al Ejecutivo, se ha escenificado el primer acto de la contienda electoral auton¨®mica que se dirimir¨¢ el 29 de abril de 1984. Y ya parece claro que estas dos cuestiones, el esc¨¢ndalo de Banca Catalana y el esc¨¢ndalo de la LOAPA, son las grandes armas arrojadizas que los dos principales contendientes -socialistas y pujolistas- utilizar¨¢n en la campa?a.Las necesidades electorales han llevado en esta ocasi¨®n a Jordi Pujol a plantearse con m¨¢s seriedad y rigor formal la obligaci¨®n de presentar a la opini¨®n p¨²blica el estado de Catalu?a. La intenci¨®n ¨²ltima del discurso presidencial, que amigos, aliados y partidos con intereses afines han saludado con alborozo, iba dirigida al electorado, al que se le invitaba a una reflexi¨®n personal: la obra de gobierno est¨¢ ah¨ª, es palpable, visible; es positiva y se puede valorar as¨ª. Tal era el efecto que buscaba el mensaje.
La disputa entre Pujol y los socialistas a causa de Catalu?a y la LOAPA permite pensar con fundamento que este tema sera argumento contundente en la futura campa?a auton¨®mica. Tambi¨¦n el esc¨¢ndalo de Banca Catalana, ligada en sus or¨ªgenes y ¨¦poca de mayor esplendor -ahora sabemos que ficticio- a la persona del propio presidente de la Generalitat. La oposici¨®n en Catalu?a est¨¢ pendiente de c¨®mo y cu¨¢ndo se va a abordar la depuraci¨®n de responsabilidades por este affaire, depuraci¨®n que puede envolver, cuando menos, a personas muy allegadas a Pujol. ?l mismo parec¨ªa consciente de ello cuando pronunci¨® sus palabras de advertencia al portavoz socialista en el Parlament: "Anuncio a quien corresponda que ninguna presi¨®n podr¨¢ desviarme del m¨®vil que gu¨ªa mi actividad pol¨ªtica: el servicio a Catalu?a".
Por otra parte, hay dirigentes socialistas catalanes que consideran la sentencia de la LOAPA como "el mayor golpe que le han dado a nuestro partido", mientras los hay convencidos de que la p¨¦rdida de credibilidad socialista a causa del fallo del Tribunal Constitucional no ser¨¢ excesiva. Pero en el debate de esta semana Pujol se ha reservado el papel de defensor en solitario de la autonom¨ªa catalana: "Ha habido un intento de arrebatar a Catalu?a lo que era suyo y ustedes estaban en la operaci¨®n". La voluntad nacionalista que anima a la direcci¨®n de los, socialistas catalanes, el hecho de que el apoyo del PSC a la LOAPA no fuese en ning¨²n momento homog¨¦neo, la continua posici¨®n cr¨ªtica ante aquella ley de algunos dirigentes, no pudo evitar el efecto psicol¨®gico que Pujol produjo al recordar a la C¨¢mara con iron¨ªa el t¨ªtulo de un folleto explicativo de la LOAPA editado por los socialistas catalanes: Todo lo que t¨² quer¨ªas saber de la LOAPA y nunca te hab¨ªan contado.
Este debate, ¨²ltimo de la presente legislatura auton¨®mica, sobre la acci¨®n pol¨ªtica de la Generalitat, se ha caracterizado finalmente por la novedad del debate previo sobre el estado de la naci¨®n en el Congreso. Parte de la filosof¨ªa que el presidente Gonz¨¢lez us¨® para contrarrestar a la oposici¨®n le sirvi¨® a Pujol para acallar y rebatir las cr¨ªticas de socialistas y comunistas. La inminencia de las elecciones y las servidumbres que han supuesto piara el PSOE pasar de la oposici¨®n al Gobierno central habr¨ªan proporcionado argumentos al de la Generalitat y un mayor inter¨¦s al debate catal¨¢n, menos tedioso, disperso y provinciano que edanteriores ediciones. No obstante, temas como la organizaci¨®n territorial de Catalu?a, los problemas del funcionariado, los programas contra la crisis econ¨®mica o la situaci¨®n financiera de la Generalitat -que la oposici¨®n no ha sabido enjuiciar- han estado ausentes.
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