Ya les escogen los novillos
Los chicos repiten en Las Ventas, llevan p¨²blico a la plaza y se habla de ellos con inter¨¦s y curiosidad. Tres novilleros a punto de convertirse en eso tan cursi que se llama "un torero de moda". Por eso, sus mentores han decidido llevarlos por los caminos de la comodidad y ya les escogen los novillos.Para la novillada de ayer debieron llegar con aire inocente y despistado y como el que no quiere la cosa pedir¨ªan seis novillos cortitos, gachos y con poquita fuerza. Y si encima embisten, mejor. Como debi¨® ser la cosa que hasta el novillo que abri¨® plaza, que t¨ªo era de la ganader¨ªa anunciada, tambi¨¦n ten¨ªa los pitones mirando al suelo. Despu¨¦s se sentar¨ªan en el tendido, con el puro entre los dientes, a hacer la digesti¨®n del cordero asado, mientras sus pupilos sal¨ªan a hacer todo lo que saben ante los bien elegidos animalitos.
Plaza de Las Ventas
2 de octubre.Cinco novillos de Joaqu¨ªn Buend¨ªa, c¨®modos, blandos, manejables. Primero, de La Quinta, con casta. Fernando Galindo: silencio. Ovaci¨®n. Lucio Sand¨ªn: aplausos. Aplausos. Luis Miguel Campano: Oreja. Aplausos.
A veces, tanta comodidad resulta nefasta. Eso es lo que ocurri¨® a Lucio Sand¨ªn, que tuvo los novillos m¨¢s flojitos del encierro. Un torete brocho y gordito, que apenas ten¨ªa recorrido y otro tambi¨¦n recogido de pitones y chiquito de esqueleto. Con ambos estuvo tranquilo, torero y sin hacer cosas feas. Pas¨® de muleta al segundo con parsimonia y elegancia, pero como all¨ª no hab¨ªa toro la cosa se quedaba en sesi¨®n de toreo de sal¨®n. Ya sabemos que eso lo ha aprendido muy bien en la Escuela Taurina. El quinto, que como todo inv¨¢lido se, defend¨ªa a cabezazos, le hizo pelear un poquito m¨¢s.
A Fernando Galindo le correspondi¨® el novillo de La Quinta que remend¨® novillada. C¨®modo tambi¨¦n, pero con su poquito de picante. Por el pit¨®n derecho se revolv¨ªa a la salida de los pases. Empez¨® la faena por la izquierda, con frialdad. Al final del trasteo pud¨® torear con la derecha, a base de mando y de llevar al novillo largo. Pero Galindo parece haber perdido el sello de artista que mostr¨® en sus comienzos. En ambos novillos estuvo g¨¦lido, con aire de torero de etiqueta y cuello duro. Para colmo en el cuarto hizo la faena del pegapases. Cuando un torero sale a soltar muletazos sin medida, dale que te pego, se nota hasta en los aplausos. Las palmas suenan apagadas y mustias.
Campano ha tenido su orejita gracias al excelente pit¨®n derecho del tercero, que repet¨ªa la embestida hasta el punto de hacer creer al p¨²blico que estaba ante un novillo de bandera. El buend¨ªa se hab¨ªa quitado el palo en sus dos encuentros con el picador, pero la sangre de los Santa Coloma le andaba por las venas y persigui¨® incansable el enga?o. Campano lo tore¨® muy r¨¢pido por el excelente pit¨®n, ligando bien, a veces y buscando ventajillas otras. Al final ech¨® mano de los circulares y las fantasmadas por alto. Ya est¨¢n los chicos montados en el tren de las facilidades, ese tren que va por la dehesas en busca de toritos gachos.
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