Un futuro incierto para los laboristas
EL CONGRESO de Brighton ten¨ªa que sacar las conclusiones de la mayor derrota electoral sufrida por el Partido Laborista desde hace 18 a?os. Los resultados denotaban, no ya una reafirmaci¨®n de la mayor¨ªa conservadora con el 43% de los votos, sino un fen¨®meno nuevo: un tercer partido, en este caso la alianza de liberales y socialdem¨®cratas, se colocaba, con el 26%, muy cerca del 28% alcanzado por los laboristas, si bien ¨¦stos, gracias a la ley electoral, obten¨ªan un n¨²mero muy superior de diputados. Aparec¨ªa as¨ª el riesgo de que, con un corrimiento de votos relativamente modesto en favor de la citada alianza, los laboristas pudiesen quedar convertidos en tercer partido; algo que el sistema electoral ingl¨¦s, basado en peque?as circunscripciones, cada una de las cuales elige un diputado por mayor¨ªa simple, tiende a rechazar y a eliminar.Frente a esa amenaza, los debates de Brighton han puesto de relieve que la preocupaci¨®n central de la militancia laborista es superar el estado de permanente divisi¨®n que ha caracterizado la vida del partido en los ¨²ltimos tiempos. Enti¨¦ndase bien: hablar de unidad en el Partido Laborista es algo diferente de lo que podr¨ªa sugerir esa palabra en un pa¨ªs del continente europeo. El laborismo, valga la perogrullada, es anglosaj¨®n y pragm¨¢tico; no ha conocido jam¨¢s fiebres te¨®ricas; nunca ha sido marxista ni ha tenido base doctrinal propia; la diversidad y el debate ideol¨®gicos en su seno han sido, son, algo normal, una manera de ser. Pero la divisi¨®n que le ha aquejado, y que sin duda le ha da?ado mucho ante el electorado, era otra cosa: se refer¨ªa a actitudes pol¨ªticas, de programa, diametralmente diferentes unas de otras, defendidas por unos u otros dirigentes en nombre de un mismo partido. Respetado por sus cualidades intelectuales y morales, Michael Foot era incapaz de asegurar el liderazgo, de dar coherencia y homogeneidad a sus orientaciones. De tal forma que votar laborista se convert¨ªa en algo vago e impreciso, porque no se sab¨ªa a qu¨¦ resultado podr¨ªa conducir.
En la elecci¨®n de Kinnock para sustituir a Foot ha contado, m¨¢s que posiciones de principio, la necesidad de dotar al partido de un l¨ªder en el pleno sentido de la palabra, en una ¨¦poca en que la personificaci¨®n de la pol¨ªtica es un hecho, y se plasma, en no escasa medida, en im¨¢genes de televisi¨®n. Pr¨®ximo a su antecesor en el terreno de las ideas, Kinnock es quiz¨¢ el anti-Foot como tipo de hombre pol¨ªtico. Destaca, no por una labor de gabinete o biblioteca, sino por cualidades de hombre de acci¨®n (aunque carezca de experiencia de gobierno) capaz de tomar decisiones r¨¢pidas; con instinto pol¨ªtico para captar lo nuevo y, sobre todo, con dotes naturales para conectar con el hombre de la calle. Inglaterra ha sufrido en los ¨²ltimos a?os profundos cambios de estructura productiva, cultural, incluso geogr¨¢fica. Zonas industriales tradicionales han perdido peso. Surgen, sobre todo en la parte meridional, nuevas producciones, nuevas formas de vivir. Kinnock ha afirmado su voluntad de modernizar el funcionamiento del partido y sus relaciones con los votantes; quiere encarnar un laborismo capaz de asumir las nuevas realidades brit¨¢nicas.
En un terreno, no obstante, el congreso de Brighton ha sido el de la continuidad: ha votado por abrumadora mayor¨ªa una moci¨®n, presentada por el sindicato m¨¢s numeroso, la Transport Workers Union, que no s¨®lo se pronuncia contra la instalaci¨®n de los misiles de crucero en Gran Breta?a, sino que compromete a un eventual futuro Gobierno laborista a desmantelar los misiles ingleses. El argumento de que la demanda de un desarme nuclear unilateral ha causado la p¨¦rdida de muchos votos, y de que la persistencia en tal actitud abre mayores espacios a los liberales y socialdem¨®cratas, no ha conmovido al congreso. El laborismo ha reafirmado su posici¨®n pacifista y parece resuelto a no ceder en este punto ante consideraciones electoralistas; incluso el deseo expresado por el nuevo dirigente de flexibilizar el texto de la moci¨®n no fue tenido en cuenta. Es un hecho que merece reflexi¨®n, porque el avance del pacifismo se manifiesta asimismo en otros partidos socialistas del continente, en particular, en la socialdemocracia alemana. El caso radicalmente contrario es el de Francia, donde los socialistas est¨¢n en el poder. Mitterand, colocado siempre en la izquierda de la Internacional Socialista, y gobernando con los comunistas, basa su pol¨ªtica exterior en el arma nuclear propia y apoya los euromisiles norteamericanos.
Las elecciones en Gran Breta?a est¨¢n a¨²n muy lejos. El congreso de Brighton ha introducido elementos de novedad gracias a los cuales el laborismo piensa salir del bache en el que se encuentra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.