Vivos de milagro

La amenaza de la tercera guerra mundial, de una guerra nuclear total y definitiva, est¨¢ lo bastante extendida como para que el cine se ocupe de ella; ahora es posible incorporar el futuro holocausto a los esquemas del gran espect¨¢culo, a la modernidad de los videojuegos, y presentarlo todo con grandes dosis de realismo. Hay que aprender a convivir con la posibilidad del fogonazo ¨²ltimo, esa hermosa explosi¨®n blanca que, tal y como explica John Wood en el filme, nos ha de desintegrar enseguida si tenemos la fortuna de estar entre los primeros centenares de millones de muertos.Como filme emocionante, de esos que angustian con la pregunta de "?llegar¨¢n a tiempo de impedir que?...", Juegos de guerra funciona espl¨¦ndidamente, como una de esas poderosas m¨¢quinas de guerra que arrasan todo cuanto les ponen por delante, ya sea la l¨®gica de ciertos razonamientos, ya sea la improbable acumulaci¨®n de casualidades o, ya por ¨²ltimo, los sorprendentes y salvadores cambios de actitud de ciertos personajes clave.

Pero Juegos de guerra, de John Badgam, no es tan s¨®lo un pasatiempo. En este sentido, la pel¨ªcula incorpora su propia met¨¢fora, ya que el fin del mundo, si bien puede ser materia de videojuego, es tambi¨¦n una hip¨®tesis militar; de la misma manera, la pel¨ªcula es un espect¨¢culo y una proclama supuestamente pacifista.