Disciplinado concierto pacifista en Berl¨ªn Este contra los euromisiles
ENVIADO ESPECIALEn el Palacio de la Rep¨²blica, de Berl¨ªn Este, 4.200 miembros, de la Juventud Libre Alemana asistieron al festival Por la Paz del Mundo, en el que, durante cuatro horas, diez grupos y cantantes -entre ellos el norteamericano Harry Belafonte- cantaron y se expresaron contra el estacionamiento de los nuevos misiles at¨®micos de la OTAN y la intervenci¨®n de Estados Unidos en la isla de Granada.
El aspecto m¨¢s llamativo del festival fue la actuaci¨®n del rockero de la Rep¨²blica Federal de Alemania Udo Lindenberg, con su orquesta P¨¢nida, que durante mucho tiempo hab¨ªa estado prohibido en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) por su canci¨®n sat¨ªrica sobre el jefe del Estado, Erich Honecker.
En las proximidades del Palacio de la Rep¨²blica, rodeado por vallas, la polic¨ªa y miembros de los servicios secretos, unos centenares de j¨®venes gritaban "Udo, Udo" y protestaban contra el sistema de reparto de entradas, s¨®lo para un p¨²blico escogido, que les impidi¨® escuchar en vivo al rockero.
En el Palacio de la Rep¨²blica, de Berl¨ªn Este, se expres¨® claramente el pacifismo organizado de la RDA en el festival de la canci¨®n Por la Paz en el Mundo. Los 4.200 j¨®venes, en su mayor¨ªa con la camisa azul de la Juventud Libre Alemana (FDJ), era un p¨²blico disciplinado con la lecci¨®n bien aprendida: aplausos r¨ªtmicos, ponerse en pie en su momento y frialdad con el rockero Udo Lindenberg, ¨ªdolo de los que estaban fuera o segu¨ªan el recital, en diferido, por las pantallas de la televisi¨®n de la RDA, que la noche del martes alcanz¨®, sin duda, una de las mayores audiencias de su historia. Las autoridades de la RDA dernostiraron con, el permiso a Lindenberg que son capaces de soportar incluso a un cant¨¢nteque trat¨® de forma sat¨ªrica al m¨¢ximo dirigente Ijontcker. En su canci¨®n El tren especial a Pankow, con la m¨²sica de Chattanooga choo choo, Udo canta que quiere ir a Berl¨ªn Este para cantar y hablar con "el indio jefe all¨ª"; ofrece llevarle una botella de co?¨¢, se lamenta de que Erich sea terco y pregunta: "?Por qu¨¦ no me dejas cantar en el Estado obrero y campesino?".
Udo fue el ¨²nico de los que actuaron en el Palacio de la Rep¨²blica que dijo que hay que acabar con los Pershing y tambi¨¦n con los SS-20, exigencia ins¨®lita para los o¨ªdos de la RDA desde un escenario p¨²blico y en las pantallas de la televisi¨®n.
Fue la ¨²nica nota fuera de programa en las cuatro horas los misiles de la OTAN, y fuera norteamericanos de L¨ªbano, de Nicaragua, de Granada, etc¨¦tera. El p¨²blico joven dentro y fuera del Palacio de la Rep¨²blica era la expresi¨®n palpable de las dos sociedades en este pa¨ªs del socialismo real: dentro, los limpios, ordenados, disciplinados y buenos chicos de la FDJ con sus camisas azules inmaculadas, y fuera, unos cientos de melenudos desastrados, con pegatinas y textos en la ropa, que osaban pitar a los autobuses que pasaban las vallas, a pesar de la presencia agobiante de polic¨ªas.
Paz contra odio
Los de fuera se quejaban de no haber recibido entradas para escuchar en vivo a Udo. Una chica con camiseta donde aparecia grabada la cara de Udo, dice a todo el que se le aproxima: "No la vendo, no la vendo".Cuando canta Udo Lindenberg, el p¨²blico se agarrota en los asientos. Le reciben con aplausos corteses, pero fr¨ªos.
Como un solo hombre, las respuestas de los j¨®venes FDJ sobre Udo Lindenberg: "No me gusta, pero como se ha comprometido a favor de la paz, est¨¢ bien que act¨²e aqu¨ª".
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