Lo que es del C¨¦sar y lo que es de Dios
A prop¨®sito del escrito de Antonio Garrigues D¨ªas-Ca?abate titulado El crucigrama de la Iglesia y del Estado, me permito algunas observaciones.En primer lugar el poder temporal del Estado lo distingue del espiritual de la Iglesia en cuanto que el primero se impone coactivamente, mientras que el segundo no se impone, ya que el hombre es libre de recibir o rechazar. A m¨ª me parece que ambos se imponen por v¨ªa de coacci¨®n, pero la de Estado es f¨ªsica, y la de la Iglesia es moral, es decir, profesionando en la conciencia del creyente con amenazas de pecado, excomuni¨®n, condenaci¨®n infierno, etc¨¦tera...
El se?or Garrigues toma como n¨²cleo de su reflexi¨®n el dicho evang¨¦lico de "Dar al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Dios lo que es de Dios". Estas palabras, en su contexto adecuado, tienen una significaci¨®n diferente. Yo prefiero otro pasaje del Evangelio en el cual Jes¨²s contrapone al modo de ejercer la autoridad de los pr¨ªncipes y grandes de este mundo, la de sus disc¨ªpulos. Los primeros persiguen el dominio y la esclavitud de los pueblos, para los ap¨®stoles en cambio es un servicio, y se pone ?l mismo como modelo: el Hijo del Hombre que no ha venido a ser servido sino a servir. Debemos reconocer, mal que nos pese, que la historia de la Iglesia es una claudicaci¨®n permanente a este principio evang¨¦lico, ya que su tentaci¨®n constante ha sido y es la lucha por el poder. A partir de una subordinaci¨®n de lo material a lo espiritual, la Iglesia reivindica su hegemon¨ªa en la sociedad, lo cual a veces provoca enfrentamientos con el Estado. La f¨®rmula ideal, seg¨²n
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