Dos grandes obras h¨²ngaras

Orquesta y Coro de RTVE. Obras de Bartok y Liszt.

Director: Migue! ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez. Director coro: Pascual Ortega. Solistas: Ana Riera, Uta Palzer, Gordon Creer y Malcom. Smith. Organista: Anselmo Serna. Pianista: Joaqu¨ªn Ach¨²carro.

Teatro Real, de M¨¢drid, 27 de octubre de 1983.

Dos grandes obras de la m¨²sica h¨²ngara se enfrentaban en el ¨²ltimo programa de la Sinf¨®nica de RTVE, dirigido por Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez: el Segundo concierto para piano y orquesta, de Bela Bartok, y la Misa solemne de Esztergom, de Franz Liszt.

Como solista de la p¨¢gina bartokiana volvi¨® al escenario del Real Joaqu¨ªn Ach¨²carro, pianista cuyos altos m¨¦ritos y pensamiento evolutivo ya hernos comentado en otras ocasiones. Desde Mozart hasta Bartok, desde Beethoven a Poulenc o Stravinski, Ach¨²carro impone la fuerza de una t¨¦cnica clara y brillante y de un pensamiento hondo y rigu.roso.

En el segundo concierto, Boxtok obliga al int¨¦rprete a una versi¨®n creativa: el color (arm¨®nico, t¨ªmbrico) juega un papel estructuiral, y el empleo percusivo del piano se justifica por razones e intencionalidad. Ach¨²carro, justamente asistido por la Sinf¨®nica de RTVE y su principal director invitado, demostr¨® algo m¨¢s que t¨¦cnica y experiencia: talento para establecer una po¨¦ticasonora de perfiles muy caracterizados.

Contando con la colaboraci¨®n del Coro de RTVE, que dirige Pascual Ortega, y de los solistas Ana Riera (soprano espa?ola residente en Estados Unidos), Uta PaLIzer, Gordon Creer y Malcom Smith, la Sinf¨®nica, conducida por G¨®mez Mart¨ªnez, logr¨® una superbrillante traducci¨®n de la Misa solemne de Liszt. Obra compleja cuya religiosidad, con ser intensa, no modifica la identidad musical de Liszt,

G¨®mez Mart¨ªnez cosech¨® los mejores resultados precisamente por el costado de lo espectacular. Conocedor muy serio de las partituras (dirigi¨® de memoria todo el programa), posee evidente seguridad de manclo y talante dram¨¢tico. Falt¨®, en cambio, refinamiento y una m¨¢s cuidada planificaci¨®n sonora. El p¨²blico aplaudi¨® a todos con entusiasmo, incluyendo a las espl¨¦ndidas soprano y mezzosoprano, que quedaron muy por encima del bajo y, sobre todo, del tenor.