'Madrid me mata'
A las ocho de la ma?ana, la ciudad es una alucinaci¨®n colectiva envuelta en jirones de sospechosa niebla, arrebolada por la luz turbia de un amanecer incierto, amenizada por una sinfon¨ªa de cl¨¢xones impacientes. Es Madrid, pero pod¨ªa ser Berl¨ªn o Chicago (Illinois), metr¨®polis sin la sombra protectora de Superm¨¢n.A esa hora, rompiendo el ceniciento cascar¨®n de una realidad todav¨ªa poblada de fantasmas, en la inevitable transitoriedad del receptor de radio, llega Madrid me mata, un espacio radiof¨®nico de orientaci¨®n urbana y tintes moderadamente sadomasoquistas, elaborado con ingredientes de primera calidad, reconfortante como un vibromasaje hidrolizante a las finas hierbas, regenerador como una loci¨®n de tropocol¨¢geno juvenil y esencia de hayas de enebro del Himalaya.
Antes de que se sumerja en la vor¨¢gine cotidiana, Madrid me mata prodiga sus consejos. El doctor Dorado, licenciado en Aerobic por la Universidad de Rawalpindi, se preocupa en su consultorio de buscar coartadas inamovibles para el absentismo laboral, trucos de primera mano para la simulaci¨®n, excusas de corte impecable, triqui?uelas de incontrastable eficacia. La puesta a punto f¨ªsica y espiritual queda a cargo de la gimnasia tailandesa Aichi Moki, seg¨²n el ritual del santo ni?o de Calcuta, Bagadawan Mandarosasandra: gimnasia sin esfuerzo, meditaci¨®n sabiamente guiada por monitores de rigurosa confianza, movimientos integrados en la praxis diaria, bostezos como mantras y r¨ªtmicas aperturas de ojo y desperezamiento de m¨²sculos entumecidos.
La actualidad diaria, tamizada por nuestros analistas internacionales, llega con suavidad envuelta en los ropajes de la parodia mordaz, parodia sobre parodia, porque la actualidad parece parodia de s¨ª misma y las verdaderas noticias no llegan a recortarse con claridad; la realidad supera a la ficci¨®n y la estupidez humana no tolera l¨ªmites. Los peri¨®dicos de la ma?ana, repasados uno a uno, son un vivero de gratas sensaciones, siempre que la cat¨¢strofe quede lo suficientemente alejada de casa y la terrible amenaza tenga por horizonte el de un pa¨ªs ex¨®tico y dejado de la mano de Dios, lo cual no es el caso.
A esta hora, nuestros micr¨®fonos, h¨¢bilmente guiados por ¨¢giles reporteras, se abren en las calles para dar paso a los comentarios, maldiciones, exabruptos y arengas de los h¨¦roes an¨®nimos que hacen una pausa en sus tit¨¢nicas tareas para dirigirse, a sus conciudadanos en encendidas proclamas, m¨¢gicas recetas surgidas de la sabidur¨ªa popular que arreglar¨ªan el mundo en un par de patadas bien repartidas; soluciones, fruto del polivalente ingenio ib¨¦rico, a todas las problem¨¢ticas; salidas originales a las m¨¢s enquistadas coyunturas.
Todos los d¨ªas, de lunes a viernes, de 8 a 9.30 horas, en, Radio EL PA?S, sumergidos en una selecci¨®n musical king size que combina vanguardia y tradici¨®n, ritmo y armon¨ªa, los componentes del equipo de Madrid me mata llevar¨¢n a cabo hasta sus ¨²ltimas consecuencias el desaf¨ªo, terrible para ellos, nosotros, noct¨¢mbulos irredentos, de levantarse antes del amanecer para entregarse a sus altas funciones con el esp¨ªritu alegre y el ingenio pronto. Todo ello, con el ¨¢nimo de rendir a la comunidad un servicio inaplazable y urgente, una dosis adecuada de ese veneno suburbano que la ciudad destila inmisericorde; ponzo?a y ant¨ªdoto en una sola pieza para adictos del asfalto, yonquis urbanos, protom¨¢rtires del Apocalipsis que viene.
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