Joaqu¨ªn Ysnedr¨ª, retrato del artista que logra exponer por vez primera
?Qu¨¦ siente un pintor cuando, despu¨¦s de veinte a?os pateando galer¨ªas de arte, consigue exponer por vez primera? Quiz¨¢ el caso de Joaqu¨ªn Ysnedr¨ª, que ha colgado sus obras en la galer¨ªa madrile?a Novart, sea singular. Quiz¨¢ sea el de millares de artistas desconocidos que no acaban de ver cumplido su sue?o. Sea como fuere, lo cierto es que a Joaqu¨ªn le ha llegado su bautizo cuando ya se ha dejado la piel en las salas de espera, cuando la amargura le ha dejado su sello. "Yo no quiero ser famoso", dice, "s¨®lo aspiro a poder ganar lo suficiente para comprar el material y seguir con mi trabajo. Pero lo que me han hecho pasar no lo olvidar¨¦ nunca. T¨² no sabes lo que es que te echien del Museo del Prado porque no tienes dinero, para pagar la entrada". Y Joaqu¨ªn, con las peque?as tarjetas de su exposici¨®n en el bolsillo, llora como un cr¨ªo recordando frustraciones.Ha llegado a la galer¨ªa un importante cr¨ªtico y el due?o de la sala, Antonio Blanco, le hace a Joaqu¨ªn se?as en la trastienda para que le reciba convenientemente. Tras unos momentos de indecisi¨®n, sale el autor y se pega al cr¨ªtico y escucha con paciencia los comentarios del entendido. Son unos tensos momentos, porque es el segundo d¨ªa de exposici¨®n y ¨¦sta es la primera visita de la jornada.
Galerista y artista est¨¢ pendientes de sus objeciones, de sus an¨¢lisis, de sus miradas. En el ¨¢nimo de ambos est¨¢ presente la posibilidad de que tal personaje, como Pap¨¢ No¨¦l, deje su regalo: una cr¨ªtica, sea mala o buena, en su peri¨®dico.
Joaqu¨ªn Ysnedr¨ª tiene 40 a?os, est¨¢ casado y pasa las horas en su casa, trabajando en su desordenado taller. Ha hecho un poco de todo para poder salir adelante, desde dar clases de dibujo hasta dise?ar muebles, pero por fin ha decidido vivir s¨®lo de lo que le gusta en honor de su dignidad particular, aunque no sea f¨¢cil. Su mujer trabaja, tiene un exiguo sueldo y la situaciones que tales condiciones provocan le acarrean muchos problemas.
Pero ha tenido suerte Joaqu¨ªn, que lleva a?os y a?os pintando y ahora hace obras muy originales experimentando con productos qu¨ªmicos sobre el papel. Ha tenido suerte porque ha colgado en Novart una colecci¨®n de sus obras, a la que ha llamado Diabluras qu¨ªmicas sobre papel. Blanco le habl¨® primero de las distintas posibilidades entre las que pod¨ªa escoger para llevar a cabo el proyecto. Una de ellas consist¨ªa en pagar 200.000 pesetas e ir a comisi¨®n en las ventas. Pero Joaqu¨ªn escogi¨® otra de las posibilidades, la que suelen elegir los que empiezan y no tienen dinero: el galerista se queda con cuatro obras -las que m¨¢s le gusten- y va a comisi¨®n; el 30% de lo vendido.
Pero ya lo ha dicho Antonio Blanco, las galer¨ªas est¨¢n de capa ca¨ªda; nadie compra cuadros. Y cuando llegue el d¨ªa de la clausura, el pr¨®ximo martes, y otras obras sustituyan a las Ysnedr¨ª, ¨¦ste tendr¨¢ que recoger sus b¨¢rtulos y pensar muy seriamente en la forma de conseguir las 74.000 pesetas que le debe a una amiga. Un dinero que le prestaron para poder pagar, entre otras cosas, esas tarjetitas que ahora lleva en el bolsillo.
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