Culture Club, la baba del andr¨®gino
Culture Club.Concierto pop.Sala Morasol. Madrid, 1 y 2 de noviembre.
S¨ª, verdaderamente estaban todos. Un todos que sirve para definir la afluencia absoluta de la guapa gente que compone el desperdigado mundo de la modernidad madrile?a. No pod¨ªa ser menos desde el momento en que los protagonistas de la noche eran los muy conocidos y -valorados Culture Club, la nueva perla del pop, la recuperaci¨®n del glitter, Marc Bolan y David Bowie, todo ello pasado por el soul, el reggae, el country o lo que haga falta.
Lo que hab¨ªa llenado la sala Morasol de dicho mundillo y de otras muchas personas sin adscripci¨®n de secta o familia era un cierto af¨¢n de comprobaci¨®n. Poder ver si el fen¨®meno Boy George es tan andr¨®gino como parece en fotograf¨ªas y v¨ªdeo; si las canciones son algo m¨¢s que inventos de estudio y perfectas recetas sobre como conseguir el ¨¦xito.
La curiosidad viene de que este hombre s¨®lo puede ser un l¨ªder o un payaso: a eso le empuja la opci¨®n est¨¦tica que mantiene desde su primera aparici¨®n. Anteayer iba tocado con una especie de enorme chistera dorada con bordes ondulados y muy grande. Iba envuelto en algo semejante a una colcha op-art y se le ve¨ªa gordito y con papada. Sonr¨ªe con un poco de rictus, en ese estilo Gurruchaga que tanto conocemos los hispanos. Al igual que Gurruchaga este hombre canta muy bien y a diferencia es infinitamente m¨¢s fino, sugerente y ambiguo.
Adem¨¢s, el bajo sali¨® con casco y la vocalista de acompa?amiento Helen Terry vestida de labradora en tonos grises. Aquello, bien visto, parec¨ªa talmente un circo y si hubiera salido por all¨ª un malabarista con aros hubiera sido m¨¢s agradecido que pateado. En ese ambiente de sana camarader¨ªa y enorme amogollonamiento, la m¨²sica de Culture Club demostraba ser algo mejor que buena. Las historias de Boy George, sus terribles dudas y ese esp¨ªritu l¨¢nguido que lanza casi todo el tiempo pueden llegar a hacer gracia un rato pero en Madrid actitudes de ese tipo, bien que menos morbosas y coloreadas eran conocidas como babosas.
Baba sicod¨¦lica, algo inquietante y, por supuesto, agradable. Baba al fin.
Babelia
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