Grandeza y servidumbre del arte gitano

?. ?LVAREZ CABALLEROCasi por sorpresa ha aparecido en un escenario madrile?o este espect¨¢culo, que ciertamente merece una respetuosa atenci¨®n, y no s¨®lo de quienes se interesan por el arte flamenco, sino de cuantos aspiran sencillamente a la contemplaci¨®n de una oferta cultural digna y gratificante. Espect¨¢culo total y rigurosamente gitano, la connotaci¨®n racial marca todos los tramos del mismo con su grandeza y tambi¨¦n con su servidumbre.Grandeza hay, qu¨¦ duda cabe, en el baile de Manuela Carrasco, una de las primeras oficiantes en la aciu-alidad del arte que dio a la historia nombres como los de La Macarrona, La Malena, Carmen Amaya y Pastora Imperio. Su juego de pies, sobre todo en un desarrollo formal del baile en que prima sobre todo un profundo entra?amiento, una permanente b¨²squeda de las esencias. Todo los contrario que Fa¨ªco, en quien es visible en primer lugar lo exterior, haciendo un baile saltar¨ªn y trivial, que gusta, pero que dice poco.

Es el otro aspecto, el de la servidumbre del arte gitano, que tantas veces se queda en la periferia de lo jondo, en los fuegos de artificio de lo puramente visual y adjetivo. Se ve esto sobre todo en el g¨¦nero m¨¢s espec¨ªficamente gitano, el buleariro, que se multiplic¨® toda la noche en el escenario y que, junto a muestras verdaramente enduendadas, ofreci¨® otras, demasiadas, deleznables. Juana la de Revuelo sabe mantenerse en la l¨ªnea de lo aut¨¦ntico. Hace un cante yun baile festerois propios, con enorme gancho popular. La ancha humanidad de esta mujer se mantiene con incre¨ªble dignidad y se?or¨ªo en un arte que es una pura fiesta, jocunca, vital, una de las raras ocasiones en que al flamenco no se le echa en falta para nada el quej¨ªo. Susi combina tambi¨¦n el cante con el baile, y conecta con el p¨²blico formidablemente. Mejor en el cante, aunque sin querer uno descubre en su voz los ecos camaroneros que amenaz an con invadir todo el flamenco joven actual, y sin embargo, yo pienso que Susi tiene capacidad y condiciones para sentarse junto a un tocaor y darnos un excelente cante.

Ya propiamente en el cante, tres nombres con tres personalidades distintas. El Moro es quien m¨¢s se atiene a la memoria del tiempo, a las ra¨ªces; su voz bronca y hermosa, afill¨¢, fue la m¨¢s pura. Ricardo Losada el Yunque yo dir¨ªa que est¨¢ en medio del camino; hizo de manera excelente alegr¨ªas y tangos y tientos que el p¨²blico le j ale¨®, pero en las buler¨ªas ya se fue a lo espurio, a lo que ahora invade. M¨¢s en esta l¨ªnea se produce El Turronero, que a veces llega al cupl¨¦, lo que es l¨¢stima, porque sabe cantar -y deber¨ªa cantar por derecho. Galanes, un poco comod¨ªn para todo, hizo una labor muy meritoria. Excelentes los guitarristas Joaqu¨ªn Amador y Pedro Carrasco el del Jero, importantes elementos en una noche de arte gitano que complaci¨® a la concurrencia.