La aspiraci¨®n a la obra de arte total, en una propuesta que recorre Europa
La Gesammtkunstwerk (obra de arte total) es el eje de una magn¨ªfica exposici¨®n organizada por Harald Szeemann para Zurich, Dosseldorf, Berl¨ªn, Londres y Estocolmo, y que en la actualidad, y hasta el 13 de noviembre, puede ser vista en el Museo de Arte Moderno de Viena. Harald Szeemann es una de las grandes figuras en el mundo del arte contempor¨¢neo, organizador de varias exposiciones de tesis, entre las que se cuentan When attitudes become form (1969), que dio paso al arte de performances y conceptual, y Les machines c¨¦libataires.
Director de la Kunsthalle de Berna, Harald Szeemann fue, asimismo, el m¨¢ximo responsable de la Documentade 1972, en la que incluy¨® dise?o, objetos Kitsch y arte de locos y marginados. Sus propuestas est¨¢n destinadas a entender las manifestaciones art¨ªsticas como expresi¨®n de ideas y pensamientos m¨¢s generales, y a motivar al espectador a relacionar obras de ¨¢reas distintas, rompiendo as¨ª con un estricto esquema, acad¨¦mico y cronol¨®gico.Aunque el t¨¦rmino fuera acuflado por Wagner para definir su drama musical -s¨ªntesis de sonido, colores, formas y movimiento-, una integraci¨®n de todas las artes fue ya propugnada por Philip Otto Runge (1777-1810) en su utop¨ªa est¨¦tica, que pretend¨ªa unir la m¨²sica, las matem¨¢ticas y el color. T¨ªpico del romanticismo, este ideal coincide con la desintegraci¨®n del hombre moderno, con la p¨¦rdida de aquella armon¨ªa cl¨¢sica que ciertamente tan s¨®lo se dio en la ,antigua Grecia y, fugazmente, bajo el Renacimiento.
Pues el deseo de que la vida activa, contemplativa y voluptaria pudieran combinarse en un justo equilibrio fue ya, para los neoplat¨®nicos florentinos, m¨¢s una aspiraci¨®n que una realidad.
Pero la utop¨ªa surgir¨¢ otra vez, en t¨¦rminos evidentemente nuevos, en todos los intentos que aspiran a transformar el individuo a trav¨¦s del arte y, en ¨²ltima instancia, el mundo que nos rodea. A partir de la modernidad, estos proyectos pueden presentarse como un deseo por recuperar una unidad perdida entre hombre y naturaleza, entre hombre y hombre en las comunidades del socialismo ut¨®pico, entre arte y vida cotidiana en los movimientos de vanguardia del siglo XX.
Pueden ser creaciones de individuos aislados y visionarios o de grupos organizados; para Szeemann, y seguramente sea cierto, las utop¨ªas son b¨¢sicamente un fen¨®meno n¨®rdico que se proyecta en un Sur ideal, que tal vez haya de entenderse como un equilibrio que es extrapolaci¨®n o pervivencia de un a?orado orden cl¨¢sico.
Extraordinariamente bien montada, la muestra presenta unas primeras salas dedicadas a la arquitectura de los falansterios y a las arquitecturas visionarias, con unas excelentes acuarelas de Hans Scharoun, con sus c¨²pulas de formas agudas y extra?os resplandores, basadas en la cristalograf¨ªa; documentaci¨®n sobre el famoso Pabell¨®n de cristal, de Bruno Taut; los dibujos derivados de las formas geol¨®gicas de Hermann Finsterlin (1920).
Tambi¨¦n figuran varios proyectos de Hans Poelzig y una reproducci¨®n del sistema de contrapesos de Gaud¨ª para la iglesia de la Colonia G¨¹ell (1906-1912).
Maniqu¨ªes de Schlemmer
Otra importante secci¨®n est¨¢ dedicada al futurismo, a los manifiestos y revistas dad¨¢, a las Bauhaus y al constructivismo ruso. Realmente espectacullares son los maniqu¨ªes de Oskar Sclilem¨ªner para su ballet tri¨¢dico, realizados en madera y felpa, y m¨¢s grandes que el tama?o natural.Su danza, hecha de movimiento, geometr¨ªa y color, consegp¨ªa ser, de este modo, como un cuadro abstracto en acci¨®n. De Johannes Itten pueden verse varias acuarelas sobre su teor¨ªa de los colores; de Moholy Nagy, una r¨¦plica de su Modulador y una moderna reconstrucci¨®n de un espac¨ªo arquitect¨®nico abstracto que realiz¨® para un filme de Korda basado en una obra de Wells.
De estas construcciones racionalistas en su versi¨®n de proyecto, recreaci¨®n o utop¨ªa, la m¨¢s conocida, pero siempre impresionante, es el Monumento a la III Internacional, de Tatlin, de la cual se expone aqu¨ª una maqueta realizada por el Centro Pompidou.
Pero tambi¨¦n pueden verse las maquetas de Erick Kettelhut para Metropolis, de Fritz Lang, o la del teatro Erstes Goetheanum (1913-1920).
Completan esta secci¨®n varios dibujos del te¨®sofo Rudolf Steiner y excelentes obras del primer Kandinsky.
Mezcla ins¨®lita
En el segundo piso del museo, la mezcla parece m¨¢s ins¨®lita, aunque est¨¢ unida por la s¨ªntesis de teatro y arte, literatura y arte, o arte y biograf¨ªa. Runge y Friedrich conviven con una magn¨ªfica documentaci¨®n sobre el mundo wagneriano, con Klossovski y Artaud; con los locos o marginados como W?lfli, Charvat o el Facteur Cheval.Y mientras la vida de D'Annunzio se recrea mediante numerosas fotografilas, el Museo-Rat¨®n de Claes Oldemburg vuelve a ser mostrado, como las muestras del arte ritual y cat¨¢rtico de Hermann Nitsch.
Decadentismo, objetos del mundo industrial y pasi¨®n por la muerte no est¨¢n tan desunidos como a primera vista parece: todos son obsesiones. personales, configuradoras de un mundo aut¨®nomo y cerrado como alternativa, cr¨ªtica o defensa del que nos rodea.
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