Sensible adi¨®s a la vida
?ltima pel¨ªcula de la filmograf¨ªa de Luchino Visconti, si aceptamos El inocente como innecesario estrambote, Confidencias fue estrenada en Espa?a ligeramente distorsionada por la censura: se suprimieron fragmentos de la secuencia er¨®tica entre los j¨®venes protagonistas y se alter¨® una frase del di¨¢logo de forma que los contactos del industrial fascista que huye de Italia por preparar un golpe de Estado no fueran con los Villaverde, en Espa?a, sino con los Giscard de Francia.En la reposici¨®n que se anuncia ¨ªntegra se han incluido, efectivamente, los desnudos secuestrados, pero no as¨ª el di¨¢logo original. Los distribuidores aseguran que, alertados por la Direcci¨®n General de Cine, preparan para una versi¨®n ajustada ala aut¨¦ntica: mientras se ultima el nuevo doblaje, alg¨²n cartel anuncia junto a la taquilla la realidad de lo que se oye en la pantalla. Poco es para los espectadores que madruguen, pero algo m¨¢s que la mentira de aquella reciente reposici¨®n de Rocco y sus hermanos que defendi¨® la versi¨®n fuertemente mutilada, o el disparate de Con la muerte en los talones, por el que los personajes hablaban en ingl¨¦s cuando la censura los hab¨ªa eliminado hac¨ªa a?os. Ser¨¢ probable que se repitan tales casos si permanece la costumbre de reponer-viejas pel¨ªculas en su versi¨®n doblada.
Confidencias
Director: Luchino Visconti: Gui¨®n: Suso Cecci d Amico, Enrico Medioli y Visconti. Fotograf¨ªa. Pqsqualino de Santis. M¨²sica: Franco Mannino y fragmentos de autores cl¨¢sicos. ,Int¨¦rpretes. Burt Lancaster,,Silvana Mangano, Helmut Berger,Claudia Marsini, Stefano Patrizi. Drama. Italiana, 1973. Locales de estreno: T¨ªvoli Rosales.
Confidencias sigue siendo una de las m¨¢s hermosas obras de Visconti: una nueva reflexi¨®n sobre el papel social de la aristocracia, como ya era El gatopardo, pero traspasado por la autobiograf¨ªa. Cercana ya su muerte, Visconti quiso detenerse en la pac¨ªfica vida de un anciano intelectual que vive de espaldas al mundo (no hay un solo exterior en el filme), y que no sabe definirse ante la lucha vital de- los j¨®venes que han invadido su palacio. Inquieto ante su simple presencia, no puede evitar tampoco el dejarse fascinar por ellos: le alteran y le enfrentan a la vac¨ªa realidad de sus ¨²ltimos d¨ªas. Cuando muere, la soledad familiar resume su soledad hist¨®rica.
Pel¨ªcula que puede contemplarse desde el ¨¢ngulo del s¨ªmbolo, es tambi¨¦n una lecci¨®n maestra del hacer dram¨¢tico de Visconti. Limitado a seguir la historia anecd¨®tica del profesor, el espectador puede sentirse igualmente involucrado, gracias, sobre todo, a Burt Lancaster que, en su interpretaci¨®n, llena de matices secretos tan complejo personaje: se crece en su ligero optimismo, decae ante la incertidumbre, expresa con la piel cualquier alteraci¨®n de ese hombre hosco que s¨®lo al final de sus d¨ªas entendi¨® en qu¨¦ direcci¨®n iba a encaminarse el mundo.
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