Lutero, 500 a?os despu¨¦s
HACE HOY exactamente medio milenio nac¨ªa, en esta v¨ªspera de San Mart¨ªn, en el seno de una familia campesina fuertemente marcada por una religiosidad medieval y justiciera, uno de los hombres que han marcado en la historia universal el principio de la modernidad: Mart¨ªn Lutero. Sin embargo, la figura del fraile agustino quedesencaden¨® un fen¨®meno hist¨®rico de un alcance sobrecogedor -la Reforma, y, como reacci¨®n, la Contrarreforma- ha sido una de las m¨¢s discutidas y caricaturizadas en la historia espa?ola moderna y contempor¨¢nea. A estas alturas de su quinto centenario, los vientos han cambiado y la reflexi¨®n es muy otra. La figura de Mart¨ªn Lutero clavando airadamente las 95 tesis en la puerta de la catedral de Wittemberg forma parte de la imaginer¨ªa del nacionalcatolicismo espa?ol de todos los tiempos. Las referencias a su corrupci¨®n moral y sexual -tan falsas como la imagen anterior- han abundado en nuestros colegios, en nuestros libros de texto, y el protestantismo ha llevado una vida dura en esa Espa?a dogm¨¢tica e hiperortodoxa que algunos quisieran eterna. Hoy, despu¨¦s de los avances del ecumenismo y de la labor de muchos te¨®logos -incluyendo a muchos cat¨®licos, y aqu¨ª habr¨ªa que citar al espa?ol profesor Aranguren-, la visi¨®n de Lutero ha dado un giro copernicano. Lutero fue un hombre profundamente religioso y gran parte de sus reivindicaciones eran perfectamente cat¨®licas. A trav¨¦s de la valoraci¨®n del Dios "justificante" de la del individualismo, de su rechazo de lo punitivo, y de la colocaci¨®n del evangelio por encima de la ley, abri¨® paso a muchas de las categor¨ªas del mundo moderno, fue un reformador en la filosof¨ªa, en la m¨²sica, en la fundaci¨®n de la lengua moderna alemana, y desencaden¨® al mismo tiempo la historia de la Europa central y septentrional hacia rumbos que marcar¨ªan para siempre la historia de la humanidad.
Este quinto centenario del nacimiento de Lutero puede convertirse, inesperadamente, en alguna de las escasas esperanzas que alumbran este preciso momento hist¨®rico. Para convencerse de ello, bastar¨ªa hacer cuenta siquiera de tres hechos cercanos: 1) El centenario en cuesti¨®n ha logrado que se reanuden contactos entre las dos Alemanias hasta un punto en que'eran impensables. 2) El centenario se est¨¢ conmemorando en la contrarreformista Espa?a, y 3) El papa Juan Pablo II ha anunciado que la Iglesia cat¨®lica, respecto a este asunto de Lutero, se atendr¨¢ a lo que resulte de un estudio desapasionado tanto de la figura del reformador como de las *circunstancias que hicieron posible el rompimiento de la unidad cristiana y pol¨ªtica de Europa como consecuencia de la Reforma y cuya responsabilidad hay que buscar y repartir entre las partes que se enfrentaron, como siempre ocurre; pero que ya esas investigaciones hist¨®ricas parecen haber logrado algo irrebatible: la certeza de "la profundidad religiosa de Lutero".
La historia tiene sorpresas y bien puede hacer que un hombre que en su tiempo se convirti¨® en s¨ªmbolo de divisi¨®n sea ahora un v¨ªnculo de uni¨®n en estos distintos planos. Media Europa ardi¨® en guerras religiosas -sea suficiente recordar la persecuci¨®n de hugonotes en Francia, la noche de San Bartolom¨¦ o la guerra de los 30 a?os- y en Espa?a el nombre mismo de lo luterano se convirti¨® en reflejo de miedo o desprecio, y, desde luego, tambi¨¦n en persecuci¨®n de las escasas minor¨ªas religiosas que ten¨ªan que ver algo con la Reforma o hab¨ªan salido de ella. El que, ahora, pueda considerarse a Mart¨ªn Lutero y a las iglesias o a la cultura nacidas de su movimiento como algo muy serio y que nos interroga tanto desde el punto de vista religioso como desde el punto de vista cultural, es todo un acontecimiento civilizador en nuestra sociedad. Y que, a la vez, nos suministra una lecci¨®n: la de que es preciso en adelante conjurar desde su ra¨ªz y para ahogarlo cualquier conato de enfrentamiento religioso que siempre se presenta como choque de verdades absolutas, tornando, dec¨ªa el P. Mariana, a los hombres "semejables a las bestias fieras" y que luego el tiempo se encarga de mostrar cu¨¢n necio o criminal puede llegar a ser. Si a prop¨®sito de los contenciosos entre Iglesia y Estado pendientes ahora mismo, que no son precisamente los problemas de la Reforma, aprendemos esto, nos evitar¨ªamos tener que arrepentirnos de muchas cosas m¨¢s tarde.
En el plano del ecumenismo, este centenario puede ofrecer a Europa y al mundo entero su mayor. esperanza. El movimiento ecum¨¦nico religioso propiciado por el Vaticano II y que luego ha sufrido un claro desmayo, podr¨ªa Potenciarse y alargarse a otros muchos aspectos. Una mayor unidad, en medio de la variedad que ha levantado una historia de 400 a?os, ya es un valor en s¨ª misma; un mayor acercamiento entre las diversas confesiones cristianas, con lo que eso significa en el plano de una cultura y de una pol¨ªtica de pacificaci¨®n, no es de las cosas menos importantes que podr¨ªan ocurrirle ahora al mundo.
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