La reconversi¨®n industrial
La VanguardiaCiertamente, la papeleta que le ha tocado al ministro Solchaga dentro del Gobierno no es nada f¨¢cil.Cuando el ministro de Econom¨ªa aprieta una m¨¢s de la tuerca de la pol¨ªtica monetaria tiene la razonable confianza de que los representantes de los bancos y las cajas de ahorros no van a salir a la calle. Sin embargo, cuando el ministro de Industria y Energ¨ªa comienza a traducir la reconversi¨®n industrial de los papeles -muchas veces elaborados, pero nunca aplicados- a los hechos, todas las cuadernas del arcaico sistema industrial espa?ol parecen a punto de resquebrajarse.
Primero fueron los trabajado-, res sider¨²rgicos de Sagunto, que se negaron. frontalmente al cierre de sus instalaciones. Ahora son los de los astilleros, que se han puesto en pie de guerra ante lo que se les avecina. Por otra parte, la central sindical Comisiones Obreras, nunca remisa a aprovechar una oportunidad cuando ¨¦sta se presenta, se ha retirado de las negociaciones sobre la reconversi¨®n.
Sobre la necesidad de fondo de la reconversi¨®n industrial espa?ola, pocas dudas pueden existir. S¨®lo la debilidad pol¨ªtica de anteriores Gobiernos ayuda a comprender -que no justificar- que en Espa?a, por poner un ejemplo flagrante, no se redujera la capacidad sider¨²rgica instalada, como se ha hecho en muchos pa¨ªses occidentales. Por el contrario, la tendencia predominante en nuestro pa¨ªs consist¨ªa en estatalizar empresas con cuantiosas p¨¦rdidas que, fuera por la zona donde estaban ubicadas o por el n¨²mero de puestos de trabajo que conten¨ªan.
Sentado el principio, hay que admitir que el Ministerio de Industria -o, lo que es lo mismo, el Gobierno en pleno- ha cometido errores graves en la forma de aplicar la reconversi¨®n. En Sagunto, por ejemplo, ha combinado una dureza a veces innecesaria con la sensaci¨®n de que todo era renegociable. Para cubrir los puestos que se perder¨ªan en Altos Hornos del Mediterr¨¢neo se ha recurrido a maniobras poco claras, prometiendo el oro y el moro a otras empresas para que se instalen all¨ª. En definitiva, no ha existido un plan claro de actuaci¨®n y mucho nos tememos que sigue sin haberlo.
La conclusi¨®n de todo ello es que para una tarea de tal magnitud todos los apoyos son pocos. En particular, si se consider¨® en su d¨ªa que las autonom¨ªas pod¨ªan colaborar efectivamente en la aplicaci¨®n de la reconversi¨®n, sorprende que todo el proceso se pretenda hacer a espaldas de ellas, mientras que otros estudios iniciados en ellas -el caso de las motocicletas en Catalu?a es t¨ªpico- duermen el sue?o de los justos.
9 de noviembre
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