Idiomas
?Qui¨¦n ha dicho que el castellano es una lengua pragm¨¢tica? Por ejemplo, el castellano, sirve para que no te mate un negro en Nueva York. Caminas de noche silbando un blue por la. Octava Avenida y de pronto emerge desde la trasera de un cubo de basura la sombra del destino, en cuya mano resplandece una cuchilla escalfada. El atracador te pone la verdad entre los ri?ones y entonces farfullas, lleno de p¨¢nico, el noble idioma de Cervantes:-Qu¨¦ pasa, t¨ªo mierda.
Santo remedio. Al o¨ªr que te expresas en castellano, el navajero neoyorkino, sea negro, blanco, oscuro o trigue?o, enfunda el estoque y escupe por un lado maldiciendo su suerte. Sabe que hay poco que rascar, presiente que eres tan pobre como ¨¦l y en un acto de hermandad probablemente te perdona la vida, aunque no sin desprecio. El emperador Carlos V dijo que el castellano era la lengua m¨¢s apropiada para hablar con Dios. Eran otros tiempos. Pero sin duda tambi¨¦n se trataba de un asunto de vida o muerte, porque con Dios uno s¨®lo se comunica en casos de urgencia, en cuestiones de ¨²ltima instancia, cuando se est¨¢ a punto de estirar la pata. ?ste es un idioma que suena muy bien en la agon¨ªa o delante de los tribunales de justicia o en las mandas del testamento o en las bendiciones de mesa a la hora de repartir el pan antiguo. En castellano uno casi se siente incapaz de vender u?a puta a un tren de soldados. Da un poco de verg¨¹enza utilizar su vocabulario redondo y barroco para cosa de mercanc¨ªas.
Ahora llega el Quinto Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica y este hecho se va a envolver de nuevo en literatura enf¨¢tica, no en contratos, en transacciones ni en venta de Pegasos. Poetas y escritores de uno y otro lado ta?er¨¢n el arpa y la har¨¢n juegos florales v¨ªa sat¨¦lite. Y es que no queda nada m¨¢s. Del viejo imperio s¨®lo resta el idioma com¨²n, que es muy ¨²til para que nadie te acuchille en los bajos de Nueva York, cosa que no sucede con el catal¨¢n. Si caminas de noche por la Octava Avenida y te sale una navaja desde un portal y t¨² hablas la lengua de Verdaguer, te matan sin soluci¨®n. El atracador cree que eres un rico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.