El peligro del golfo
LA 'CUMBRE' del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG), iniciada el pasado lunes y clausurada el mi¨¦rcoles en Doha, la capital del Estado petrolero de Qatar, se inaugur¨® y clausur¨® bajo el sordo temor a que Ir¨¢n cerrara el estrecho de Ormuz e impidiera, de ese modo, que los pa¨ªses integrados en el consejo, Arabia Saud¨ª, Kuwait, Bahrein, Qatar, Om¨¢n y los Emiratos ?rabes Unidos, exportaran la mayor parte de su petr¨®leo a trav¨¦s de esta v¨ªa de agua, de 80 kil¨®metros de anchura en su embocadura. Esta eventualidad pondr¨ªa en peligro la viabilidad econ¨®mica de los seis Estados ¨¢rabes y da?ar¨ªa muy gravemente a las econom¨ªas europea y japonesa, principales receptoras de los crudos de la zona. En el comunicado final, el CCG se mostr¨® inclinado a acudir a los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para incitarles a hacer respetar la libertad de navegaci¨®n en aguas del golfo, amenazada por Ir¨¢n si es que Irak se decide a usar contra las terminales petroleras iranies los aviones franceses Super ?t¨¦ndard entregados a Bagdad el pasado 8 de octubre y provistos de misiles Exocet para la guerra en el mar.En Doha se ha discutido a fondo qu¨¦ hacer con la guerra irano-iraqu¨ª. Despu¨¦s de tres a?os de intens¨ªsimos, sangrientos y depredadores combates, esta contienda prosigue inexorablemente con la amenaza de arruinar no ¨²nicamente a los contendientes, iraqu¨ªes e iran¨ªes, sino tambi¨¦n a todos los Estados ribere?os del golfo, comprometidos hasta ahora en un gravoso apoyo financiero a Irak en su guerra con Ir¨¢n. Los l¨ªderes m¨¢s pragm¨¢ticos han puesto sobre el tapete el problema crucial: Irak, endeudado enormemente con sus vecinos ¨¢rabes reunidos en Doha, debe alejar a toda costa la guerra del golfo, para evitar la eventualidad de que Ormuz sea cerrado por Ir¨¢n. Bagdad debe atenerse a esta directriz o, de lo contrario, cesar¨¢ el apoyo financiero, econ¨®mico y pol¨ªtico de sus vecinos ¨¢rabes a Sadam Husein. Debe alcanzarse un acuerdo de paz con Ir¨¢n antes de que la guerra lo arrase todo. Todos los sacrificios pol¨ªticos y diplom¨¢ticos que les sea preciso hacer a Irak y a sus aliados hay que hacerlos a partir de ahora para alcanzar una soluci¨®n ¨¢rabe, no for¨¢nea, al grav¨ªsimo conflicto irano-iraqu¨ª.
Estas propuestas implican una renuncia iraqu¨ª a desarrollar con autonom¨ªa su propio proyecto de salida militar al conflicto, consistente en arrasar la terminal iran¨ª de Jarq, sobre el golfo, para impedir a Ir¨¢n obtener de sus exportaciones petroleras el dinero para costear su guerra contra Irak. Asimismo, las recomendaciones discutidas en Doha implican severas limitaciones pol¨ªticas a Bagdad.
Todo un dispositivo diplom¨¢tico ha sido puesto en marcha desde el pasado mes de octubre por los l¨ªderes de los Estados reunidos en la capital de Qatar. Algunos representantes de los jeques han viajado ya a Teher¨¢n para convencer a Jomeini de que cerrar Ormuz sepultar¨ªa al propio Ir¨¢n en la m¨¢s negra de las penurias, al tiempo que aparejar¨ªa la irrupci¨®n militar en la zona de las superpotencias. Este supuesto no lo desea ninguno de los Estados ribere?os del golfo. Pero Jomeini es pertinaz: cerrar¨¢ Ormuz si Irak bombardea Jarq.
Por otra parte, se habr¨ªa movilizado el ascendiente saud¨ª ante el r¨¦gimen sirio de Hafez Al Asad, con objeto de obtener la apertura del oleoducto iraqu¨ª que atraviesa Siria y que vert¨ªa, antes de ser cerrado en 1981 por Damasco, el crudo de Irak en las terminales del Mediterr¨¢neo. El cierre de este conducto limit¨® la exportaci¨®n petrolera iraqu¨ª, desprovista por la guerra de la salida al golfo, al oleoducto que cruza Turqu¨ªa, con lo cual la econom¨ªa iraqu¨ª se ve seriamente limitada en su necesidad de obtener recursos para financiar la guerra. Ello ha llevado al Estado Mayor iraqu¨ª a ver en la destrucci¨®n de la macroterminal petrolera iran¨ª de Jarq la nivelaci¨®n de la guerra a su favor.
El temor al eventual cierre del estrecho viene acompa?ado por otro mucho m¨¢s profundo: la expansi¨®n, por v¨ªa militar, de los postulados de la revoluci¨®n isl¨¢mica chiita por los pa¨ªses ribere?os del golfo, donde la poblaci¨®n aut¨®ctona -muy rica- es exigua, la inmigraci¨®n musulmana de escasos medios es muy nutrida y los v¨ªnculos sociales no han trascendido en muchos casos la fase tribal. En algunos de aquellos pa¨ªses, la configuraci¨®n estatal-nacional simplemente no existe. A veces hay aparatos de Estado, fabulosas fuerzas de seguridad con armamento excelente, pero no sociedad vertebrada. Las fronteras estatales son meros trazos lineales dibujados por el imperio brit¨¢nico. Por todo ello, atajar a Jomeini y privarle de pretextos para amenazar la zona se ha convertido en la tarea prioritaria de los seis Estados ribere?os del golfo.
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