Alberti
Este matutino/manchego ha dado una completa lista de ancianos que esperan el premio Cervantes, como la sopa de los cuarteles. Pero, al mismo tiempo, este matutino/manchego ha se?alado que en el presente a?o hab¨ªa que d¨¢rselo a Rafael Alberti. Y con raz¨®n. El 27 es una cosa que est¨¢ ah¨ª, la mejor generaci¨®n espa?ola del siglo, una generaci¨®n po¨¦tica que, no lo olvidemos, se corresponde con una gene raci¨®n pol¨ªtica, la de aquellos a?os que, por reacci¨®n contra la dicta dura del general Primo, fue una generaci¨®n europe¨ªsta, culta y marchosa. Don Manuel y pico, que no se calla, ha hablado, desde dentro del armario adonde le tenemos metido, de una derecha europea, que es lo que sue?a para su partido, sin acabar de entender que lo que en Europa es izquierda, en Espa?a es derecha. Que las Trade Unions, un suponer, tan bien asimiladas por Gran Breta?a, aqu¨ª habr¨ªan sido algo as¨ª como la revoluci¨®n sovi¨¦tica. A Alberti fui a verle a la campi?a romana, hace diez a?os, llevado de mi gozo por Sobre los ¨¢ngeles m¨¢s mi admiraci¨®n por su pertinacia pol¨ªtica. Ven¨ªa de la compra, llevaba los tacones torcidos, su estudio ol¨ªa a gato y me habl¨® de G¨®ngora, de Quevedo y de los italianos. "Mira, Umbral, Quevedo es la profundidad hacia afuera". No he encontrado mejor definici¨®n del barroquismo. En cuanto a los italianos, a los que adoraba y adora, eran/son para ¨¦l unos espa?oles ve nidos a menos, digamos. "Ning¨²n pueblo como el espa?ol". Hablaba la nostalgia, claro, mas aquel huertecito que ten¨ªan en la ladera de Ant¨ªcoli. El mundo. La marcha. Hay un libro m¨ªo que se sigue vendiendo ininterrumpidamente desde hace casi 15 a?os. Le pido cuentas al editor. Delibes me dice que he entendido muy bien al personaje de su ¨²ltima novela. "C¨®mo explicar¨ªas eso en las universidades americanas y en cualquier universidad". Lo que pasa es que, a uno, m¨¢s o menos, lo universitario se la machaca con dos piedras. La generaci¨®n del 27, que es una generaci¨®n de profesores, tiene sus golfos y autodidactas: Lorca y Alberti, que no eran profesores ni universitarios y con el tiempo, resultaron los m¨¢s grandes. Hay que fastidiarse y agarrarse para no caerse. La cultura se escribe derecha con renglones torcidos. Sotheby's ofrece los Evangelios de Enrique el Le¨®n, perdidos largo tiempo y considerados como el manuscrito iluminado m¨¢s importante que a¨²n podemos encontrar. Las marginalia, que dice Umberto Eco. De lo que se trata es de que el Cervantes no premie marginalias, obras fuera del tiempo y de espacio, viejas sin ser antiguas, y por eso ha acertado con Alberti Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez, sintetizador presenta en Morasol a Minit Polonia. ?Por qu¨¦ pensar que esta subcultura de barrio rockero es inferior a las coplas an¨®nimas andaluzas que nutrieron a Alberti, Lorca y don Antonio Machado? El comic, el v¨ªdeo, subcult en que anda uno metido. De la subcult andaluza nace Marinero en tierra y de la subcult madrile?a nace Luces de bohemia, como bien ha estudiado Zamora Vicente. La nueva revista La Luna me invita a una copa en El Sol. Esto ha pasado siempre. Ayer habl¨¦ aqu¨ª de Motherwefl, de un arte que nace libre y salvaje en la Bowery para redimirse como b¨²caro de vanguardia en casa de los Enders. Rafael Alberti es mucho m¨¢s que un premio. Supo, en los veinte, aunar a Garcilaso con Andr¨¦ Breton, m¨¢s la copla andaluza.
Rafael Alberti, hoy, no cabe en un premio. Alguna vez nos hemos dormido, juntos, en el Pr¨ªncipe P¨ªo, viendo la televisi¨®n. "Esto ya no es Madrid, Umbral". Claro. El dej¨® el Madrid de la Rep¨²blica y se ha encontrado el Madrid rascacielista del cuarenta?ismo. Lo cual que me he dormido, como un ¨¢ngel, leyendo Sobre los ¨¢ngeles.
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