El Circulo de Bellas Artes madrile?o era desde 1960 uno de los centros de juego 'consentidos', por las autoridades
Las partidas ole p¨®quer y de otros juegos de naipes con apuestas han sido una pr¨¢citica constante en la reciente historia del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, seg¨²n informaron ayer fuentes de la actual junta directiva de la centenaria instituci¨®n de la calle de Alcal¨¢. Las mencionadas fuentes manifestaron su firme intenci¨®n de terminar con el estado de cosas que ha permitido, durante dos d¨¦cadas y al amparo de la tolerancia gubernativa, que el C¨ªrculo se convirtiera en un garito consentido, con fuertes apuestas, pr¨¦stamos al 10% diario de inter¨¦s y presencia de tah¨²res y jugadores de ventaja.
El pasado lunes, inspectores de la Brigada del Juego entraron por sorpresa en el sal¨®n de juegos,del C¨ªreulo de Bellas Artes, descubrieron dos partidas de p¨®quer, requisaron fichas y dinero por valor de 25.000 pesetas e identificaron a 15 personas entre empleados y socios. Seg¨²n una primera reconstrucci¨®n policial, un numeroso grupo de empleados del C¨ªrculo eran los organizadores de las partidas clandestinas, que, al parecer, se celebraban con asiduidad.Los empleados sospechosos son asimismo los promotores del juego il¨ªcito que se practicaba en la Pe?a de Amigos de la Pintura, una sociedad con te¨®ricos fines culturales, situada en la calle de Marqu¨¦s de Valdeigles¨ªas y en cuya junta directiva participan mayoritaria mente los conserjes del C¨ªrculo. Esta entidad, siempre seg¨²n la versi¨®n policial, no era sino la tapadera de otro garito. En sus dependencias se celebraban las partidas con apuestas m¨¢s fuertes. Cuando la polic¨ªa irrumpi¨® en la Pe?a, pocos d¨ªas antes de la intervenci¨®n en el C¨ªrculo, sobre el tapete donde se celebraba una partida hab¨ªa talones por un valor total de 510.000 pesetas. Los jugadores argumentaron que esos cheques estaban destinados "a pagar los cuadros all¨ª expuestos", obra de pintores poco conocidos y escaso valor.
Para participar en cada partida organizada por los empleados del C¨ªrculo y directivos de la Pe?a, los jugadores ten¨ªan que desembolsar 500 pesetas. Sin embargo, el verdadero negocio de los organizadores era el pr¨¦stamo con usura. Al parecer, el inter¨¦s sobre las cantidades prestadas era de un 10% diario. La pe?a de conserjes dispon¨ªa de importantes recursos econ¨®micos: el alquiler, del local de la calle de Marqu¨¦s de Valdeiglesias asciende a 110.000 pesetas y los gastos de acondicionamiento y mobiliario se aproximaron a los 10 millones de: pesetas.
Al tener conocimiento de estos hechos, la actual junta d¨ªrectiva del C¨ªrculo ha decidido clausurar indefinidamente la sala de juegos de la entidad, pese a la oposici¨®n de un centenar de socios. Un portavoz de la directiva ha explicado que "es nuestro prop¨®sito devolver a esta instituci¨®n su dignidad perdida como ateneo popular de las artes y las letras". El C¨ªrculo vive una nueva etapa, desde que se produjo el ingreso como socios, en fecha reciente, de gran n¨²mero de personalidades relacionadas con. el mundo del arte y la cultura. Enrique Tierno, alcalde de Madrid, y Javier Solana, ministro de Cultura, subrayaron su apoyo a la nueva orientaci¨®n de la entidad, al presidir el pasado 31 de mayo una fiesta con la que se inici¨® esta nueva etapa.
Gestiones con Alonso Vega
El C¨ªrculo de Bellas Artes, fundado en 1880, conoci¨® una larga decadencia durante el franquismo y termin¨® convirti¨¦ndose en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas en uno de los pocos lugares donde el juego era consentido por la Polic¨ªa. El C¨ªrculo lleg¨® a ser cono cido como el casinillo de Madrid
El origen de esta tolerancia que contrasta con la prohibici¨®n legal y la persecuci¨®n policial del juego hasta hace pocos a?os tuvo su origen, al parecer, en las gestiones realizadas por Joaqu¨ªn Calvo Sotelo, presidente de la junta directiva entre 1960 y 1979, ante el entonces ministro de la Gobernaci¨®n, Camilo Alonso Vega. Desde aquellas gestiones en 1960, la polic¨ªa permiti¨® la pr¨¢ctica del punto y banca en los salones de la sociedad. La enorme afluencia de jugadores hizo que otras, entidades, como el C¨ªrculo Mercantil, el Casino de Madrid y la Gran Pe?a, ex¨ªgieran igual trato. Finalmente, la licencia, como se le llam¨® eufem¨ªsticamente, fue repartida temporalmente entre ellos. Cada temporada era uno u otro el local agraciado por la tolerancia.
Altos cargos de la Administraci¨®n e importantes empresarios y terratenientes eran los asiduos de las partidas, en las que se mov¨ªan millones de pesetas, seg¨²n el testimonio de uno de los responsables actuales del C¨ªrculo. En alguna ¨¦poca se detect¨® la presencia de aut¨¦nticos tah¨²res y jugadores de ventaja a los que se comprob¨® que manejaban barajas marcadas.
A esta entidad le correspondi¨® la licencia durante 31 meses en el per¨ªodo que va de 1960 a 1971. Los beneficios obtenidos por el C¨ªrculo gracias la pr¨¢ctica del juego, en concepto de masiva incorporaci¨®n de nuevos socios comisi¨®n sobre las apuestas, entrada a la sala de juegos y consuiniciones de los jugadores, ascendieron en los 31 meses a unos 150 millones de pesetas de las de entonces, seg¨²n los c¨¢lculos de la actual directiva. A la vista de tan saneados ingresos, el Casino Militar de Madrid solicit¨® y consigui¨®, a cambio de renunciar a la organizaci¨®n de las partidas de punto y banca algunos meses al a?o, el 50% de los beneficios obtenidos en Bellas Artes.
Pese a que durante a?os se desarrollaron tan lucrativas actividades, cuando la actual junta directiva tom¨® posesi¨®n el pasad¨® abril, el C¨ªrculo ten¨ªa una deuda de 156 millones de pesetas y el 45% del edificio se encontraba alquilado a terceros en favorables condiciones para los inquilinos. El teatro Bellas Artes paga mensualmente 75.000 pesetas por el espacioso lugar que ocupa. El cine, tairibi¨¦n instalado en el edificio del C¨ªrculo, abona un alquiler de 35.000 pesetas mensuales.
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