El juicio de Guernica
El proceso contra 19 implicados en los incidentes ocurridos en 1981 con ocasi¨®n de la visita del Rey a la Casa de Juntas de Guernica ha permitido ver sentados en el banquillo de los acusados a la "plana mayor" de Herri Batasuna, el reducto del abertzalismo, cuyas conexiones y simpat¨ªas por ETA no son un secreto para nadie. En la primera sesi¨®n del juicio ha to mado protagonismo el pase de un v¨ªdeo con los incidentes, tomado por TVE, momento que podr¨ªa unirse en una antolog¨ªa de tensas instant¨¢neas de la transici¨®n con el asalto de Tejero y sus f¨¢lsos salvadores al ¨®rgano de representa ci¨®n del pueblo espa?ol, que son las Cortes.Para HB este juicio trata de ser utilizado como oportunidad de lograr una resonancia propagand¨ªstica para su organizaci¨®n. Ya se han o¨ªdo las voces de sus dirigientes que califican eljuicio de "pol¨ªtico" y afirman que en ¨¦l se est¨¢ juzgando "el proceso de liberaci¨®n nacional vasco en lucha por la ruptura frente a la reforma heredada del franquismo". Presentar el proceso como un testimonio de la ruptura" frente a la "reforma" es otra muestra evidente de que a Herri Batasuna se le ha parado el reloj, como a los ultras, y que en su soledad han acabado por desconocer el pa¨ªs en el que viven. ( ... )
Aqu¨ª no vamos a convertirnos en jueces. Pero, independientemente de la presunci¨®n delictiva que existe sobre el caso, hay que calificar el show de Guernica, a dos a?os vista, como un gratuito esc¨¢ndalo, surgido de la obcecaci¨®n y del fanatismo fronterizo con el fascismo, a que el Rey supo dar cumplida respuesta con palabras de fe en la libertad y en la democracia.
23 de noviembre
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