Los que ¡°debemos pagar por ello¡±: cuando fui amenazado por informar de la dana
Cient¨ªficos e investigadores espa?oles que explican su trabajo en los medios sufren ataques impunes en las redes

¡°M¨¢s de la mitad del personal investigador que comunica sobre ciencia en los medios admite haber sufrido ataques¡±. Este es el titular de la encuesta publicada hace poco m¨¢s de dos meses por el Science Media Centre Espa?a (SMC) de la Fundaci¨®n Espa?ola para la Ciencia y la Tecnolog¨ªa, en colaboraci¨®n con el grupo de investigaci¨®n Gureiker, de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. A los que de una u otra forma nos dedicamos a la ciencia y a comunicar la ciencia, estas conclusiones no nos sorprenden y, de hecho, un mes antes de la publicaci¨®n de esta encuesta sufr¨ª uno de esos ataques a trav¨¦s de Twitter (ahora X).
El 4 de noviembre de 2024, a las 21.25, recib¨ª este mensaje: ¡°Este es Jos¨¦ ?ngel N¨²?ez, jefe de @AEMET_CValencia. Dijo solo unas horas antes de que la DANA causase muerte y destrucci¨®n en Valencia que la tormenta se ir¨ªa para el norte (Castell¨®n) y que la alerta roja se acababa a las 18. La Dana lleg¨® a las 18.30. Debe pagar por ello. Vean¡±.
Menos mi nombre, que es correcto, el resto del contenido del mensaje o bien contiene datos err¨®neos, incluido el cargo que me atribuye, o bien datos sacados de contexto, como el v¨ªdeo que acompa?a al tuit, en el que parece que digo lo que no digo. El autor del tuit es Javier Negre, periodista, seg¨²n se puede leer en su perfil de esa red social, en la que cuenta con m¨¢s de 350.000 seguidores.
Puede parecer una amenaza m¨¢s, pero en este caso tambi¨¦n era muy importante el contexto en que se produjo. Seis d¨ªas antes, el 29 de octubre, se hab¨ªan producido las catastr¨®ficas riadas que causaron un desastre sin precedentes en varias d¨¦cadas en Espa?a, con 227 muertos solo en la provincia de Valencia. Cinco d¨ªas despu¨¦s de las riadas, el 3 de noviembre, el mismo Javier Negre public¨® un tuit con el siguiente texto: ¡°No quieren contar la hora en la que S¨¢nchez visita junto a los reyes los municipios afectados. Uno de ellos ser¨¢ Mula salvo cambio de planes. Ayer estuvieron los responsables de la Casa Real y Moncloa supervisando todo. Si os pilla cerca ya sab¨¦is. PD: el Rey no tiene culpa¡±. Si os pilla cerca ya sab¨¦is, dec¨ªa Negre a sus seguidores. ?Ya sab¨¦is qu¨¦ si os pilla cerca?
Esa visita de las autoridades a Paiporta finaliz¨® con insultos y agresiones a los Reyes de Espa?a, al presidente del Gobierno y al presidente de la Generalitat Valenciana, si bien en ning¨²n caso con resultados graves.
En ese ambiente tan tenso, recib¨ª la amenaza de Javier Negre el 4 de noviembre. Cuando vi el tuit, me puse muy nervioso. Yo no soy ni presidente ni director de nada, sino un modesto funcionario de la Administraci¨®n General del Estado que, desde luego, no cuenta con ning¨²n tipo de protecci¨®n. Era de noche, pero no lo dud¨¦ y me fui a la comisar¨ªa a presentar una denuncia, ya que en ese momento tem¨ªa por mi integridad. Cuando llegu¨¦ a la comisar¨ªa, estaba temblando y no era capaz ni de sacar el carn¨¦ de identidad de la cartera para identificarme, aunque poco a poco, gracias tambi¨¦n a la sensibilidad de los polic¨ªas de servicio ese d¨ªa, me fui tranquilizando.
A consecuencia del malestar y la angustia que me generaron esas amenazas, sumadas al estr¨¦s acumulado de los d¨ªas anteriores en la gesti¨®n de la emergencia, estuve de baja m¨¦dica 40 d¨ªas y, como tem¨ªa por mi integridad f¨ªsica, tambi¨¦n tuve que abandonar mi domicilio durante 10 d¨ªas. En la primera revisi¨®n, como mi estado iba a peor, mi m¨¦dica me deriv¨® a los servicios de asistencia psicol¨®gica a las v¨ªctimas de las riadas, donde me he sentido perfectamente tratado. Durante estos tres meses he estado atendido por un psiquiatra, con el que tuve la ¨²ltima consulta el pasado 30 de enero, cuando me dio el alta m¨¦dica (aunque el alta laboral ya la ten¨ªa desde el 9 de diciembre), pero me dej¨® su tel¨¦fono por si hubiese alguna reca¨ªda, que no descart¨®.
Han pasado tres meses desde aquella amenaza. Realmente, no s¨¦ cu¨¢les eran las intenciones de Javier Negre con ese ¡°debe pagar por ello¡±. Yo lo tom¨¦ como una amenaza, no porque pudiese ser ejecutada directamente por ¨¦l, sino por alguno de sus seguidores. Aunque quiz¨¢s no fuese una amenaza, y as¨ª lo entendi¨® tambi¨¦n el titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Valencia, quien, en el auto de sobreseimiento provisional, archiv¨® la causa, ya que ¡°las pretendidas amenazas vertidas no tienen tal conceptuaci¨®n en su t¨¦rmino literal ¡®debe pagar por ello¡±.
Con este resultado, ya no volver¨¦ a denunciar insultos o amenazas de tales caracter¨ªsticas, porque es perder el tiempo, m¨¢s si tenemos en cuenta la situaci¨®n casi surrealista en la que se desarrollaron los acontecimientos con el juzgado. El 13 de diciembre, 40 d¨ªas despu¨¦s de poner la denuncia, recib¨ª una llamada del Juzgado de Instrucci¨®n en la que me informaron de que se hab¨ªan calificado los hechos como un delito leve de amenazas y me pidieron que les facilitase el domicilio del denunciado para notific¨¢rselo, ya que, si no comunicaba el domicilio, se archivar¨ªa la causa. Yo manifest¨¦ que ni ten¨ªa al domicilio de Negre ni quer¨ªa que la causa se archivase, pero el caso es que el auto de sobreseimiento lleva fecha de 19 de diciembre, seis d¨ªas despu¨¦s de la llamada (aunque la notificaci¨®n me lleg¨® el 28 de enero), por lo que no descarto que la denuncia se haya archivado sin siquiera hab¨¦rselo comunicado al denunciado.
Como bien escribieron Nacho Carretero y Arturo Lezcano en enero de 2024 en El Pa¨ªs Semanal, refiri¨¦ndose a hechos mucho m¨¢s graves que los que yo expongo, pero que tambi¨¦n se desarrollan en las redes sociales, ¡°la mayor¨ªa de esa enorme sopa de odio se queda en lo virtual, pero existen individuos que completan su proceso de radicalizaci¨®n y pasan a la acci¨®n¡±, aunque no hay constancia de que, en el caso que nos ocupa, amenazas a cient¨ªficos y divulgadores de la ciencia en Espa?a, haya ocurrido nada grave fuera de las redes. Pero, seg¨²n comenta en el mismo reportaje un miembro de la Polic¨ªa Nacional ¡°no es cuesti¨®n de si ocurrir¨¢, es cuesti¨®n de cu¨¢ndo¡±.
El reportaje y las palabras de ese polic¨ªa hablan de violencia f¨ªsica, pero, como hemos visto en mi caso, esa ¡°sopa de odio¡± puede causar heridas invisibles, a veces tan inhabilitantes o m¨¢s que las heridas visibles. No hace falta una agresi¨®n directa para causar da?os profundos. La encuesta del SMC citada al principio indica que a aproximadamente una cuarta parte de los amenazados e insultados en las redes no les ha afectado, pero el resto relata impactos de todo tipo, como p¨¦rdida de productividad (12,68%), ansiedad u otros problemas psicol¨®gicos (22,18%), miedo por su seguridad f¨ªsica o la de sus allegados (5,28%) e inseguridad personal (19,37%), entre otros.
En este ambiente t¨®xico, muchos cient¨ªficos e investigadores desisten de divulgar sus trabajos ante el temor de ver su nombre en una diana y, adem¨¢s, con total impunidad.
Estimados colegas, en vista de los hechos relatados, la conclusi¨®n es que debemos pagar por ello, debemos pagar por hacer nuestro trabajo y comunicar los resultados a la sociedad.
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