F¨¦lix Ayo, violinista vasco con pasaporte italiano
Es uno de los pocos instrumentistas de nuestro pa¨ªs en esta especialidad cuyas grabaciones han dado la vuelta al mundo
Naci¨® en Sestao (Vizcaya) y ahora tiene 50 a?os. Ha hecho casi toda su carrera profesional en Italia, donde vive con su mujer, que es inglesa, y sus dos hijos. Sus grabaciones de Vivaldi como solista con el conjunto I Musici han dado la vuelta al mundo y han batido r¨¦cords de ventas, aunque desde hace unos a?os se separ¨® del grupo, del que fue fundador, porque prefer¨ªa cambiar de repertorio. Es, probablemente, el violinista espa?ol m¨¢s famoso del mundo y no suficientemente conocido en su tierra. Sin embargo, y por razones laborales, tiene pasaporte italiano.
"Pues en un determinado momento", dice, me encontr¨¦ en Italia, casado con una inglesa, y no hubiese podido hacer nada si no me hubiese nacionalizado". No obstante, sus padres viven en Bilbao y ¨¦l los visita de cuando en cuando. Act¨²a con cierta frecuencia en Espa?a. Hace unas semanas toc¨® en Bilbao y despu¨¦s estuvo en Valencia, dando dos conciertos con la orquesta municipal de esa ciudad."Esto es como lo de los toreros", comenta al t¨¦rmino de un ensayo. "Siempre sabes c¨®mo entras, pero nunca c¨®mo vas a salir". A pesar de sus a?os de profesi¨®n, F¨¦lix Ayo contin¨²a teniendo p¨¢nico al posible error de un segundo, que puede echar por tierra muchos d¨ªas. de trabajo.
Utiliza un viol¨ªn obra de Guadagini, disc¨ªpulo de Stradivarius, de 1748, que podr¨ªa valer ahora unos 10 rnillones de pesetas, y que limpia cuidadosamente antes de colocarlo en su estuche. Su peculiar sonido, junto con la orquesta I Musici, es familiar a much¨ªsimos aficionados a la m¨²sica, que han escuchado siempre Las cuatro estaciones en su c¨¦lebre grabaci¨®n. Con I Musici ha grabado una cantidad ingente de obras de Vivaldi hasta que decidi¨® tocar otras. cosas.
"Toqu¨¦ con I Musici", indica, "desde que ten¨ªa 17 a?os hasta que cumpl¨ª los 34. Y los dej¨¦ por una raz¨®n muy simple. Era muy importante lo que hac¨ªamos y me gustaba mucho, pero cre¨ªa que se hab¨ªa cerrado el ciclo para m¨ª. Era como comer pollo todos los d¨ªas durante 17 a?os, que por mucho que le guste a uno el pollo... Quiero decir que el barroco, que es lo que hac¨ªamos, es un repertorio magn¨ªfico, pero lo hab¨ªamos tocado casi todo, y me plante¨¦ que hacer eso hasta los 70 a?os era demasiado. No merece la pena".
Fund¨® entonces el Quartetto Beethoven, de Roma, con el que ha actuado en Espa?a de cuando en cuando, que se dedica preferentemente al repertorio cl¨¢sico y rom¨¢ntico, que ahora interesa especialmente al violinista. En Valencia ejecut¨® precisamente una obra rom¨¢ntica: el concierto para viol¨ªn y orquesta de Max Bruch.
Pese a todo, no ha abandonado el barroco, y la grabaci¨®n de la que est¨¢ m¨¢s satisfecho es una muy reciente, la integral de las sonatas y partituras para viol¨ªn solo, de Bach, pese a que ha sido menos comercial que las de Vivaldi.
No sabe muy bien por qu¨¦ se afinc¨® en Italia. Su carrera profesional vino as¨ª. A los 12 a?os tocaba con la Sinf¨®nica de Bilbao y a los 14 march¨® con una beca a Par¨ªs. "Me ocurri¨® que no pas¨¦ por Madrid, pues en caso contrario es probable que me hubiese quedado". De Par¨ªs fue a Italia, donde estudi¨® en Padua con Principe, un profesor al que aprecia especialmente, y continu¨® su carrera en ese pa¨ªs. Despu¨¦s le han hecho ofertas para quedarse en Madrid, pero tiene su vida profesional hecha en Roma, donde da clase en el Conservatorio de Santa Cecilia. Probablemente me hubiese gustado vivir en Madrid m¨¢s que en Roma, pero mi vida ha sido as¨ª y no hay m¨¢s que una".
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