Julio Cortazar asegura que no creer¨ªa en el socialismo para Am¨¦rica Latina si no estuviera movido por el amor
"Yo no creer¨ªa en el socialismo como destino hist¨®rico de am¨¦ric¨¢ latina, si no es tuviera movido por el amor", dice julio cort¨¢zar, quien no parece triste, pero lo est¨¢. detr¨¢s de sus palabras anida un silencio que es s¨®lo para ¨¦l y esa ausencia definitiva, sin vueltas ni paraderos. pero julio cort¨¢zar est¨¢ en barcelona para hablar por la televisi¨®n sobre nicaragua, que es su otro gran amor. "me siento m¨¢s feliz en managua que afuera, porque siempre que me voy de all¨ª tengo miedo de no poder volver a entrar. en cambio, en nicaragua me siento compartiendo la suerte de mis amigos y de ese pueblo que quiero tanto...". la estancia de cort¨¢zar ha coincidido con la publicaci¨®n de su libro los autonautas de la cosmopista.
Adem¨¢s de Nicaragua est¨¢ Parkinglandia, est¨¢, o estuvo, ese territorio liberado de presiones externas -telefonazos, declaraciones, manifiestos, denuncias- al cual probablemente, a ratos, Cort¨¢zar tambi¨¦n teme no poder volver a entrar. Pero adopta un tono entre quejumbroso y desesperante, aunque "a -veces recibo la carta de cualquier lector y me emociono y no puedo dejar de contestar... Me llegan cables, libros, visitas, y estoy sobrepasado... Me faltan defensas, no s¨¦ hacer lo que hace Garc¨ªa M¨¢rquez, que es m¨¢s famoso que yo y sabe ser maleducado cuando es necesario... Yo, en cambio..."?l, en cambio, tuvo que zambullirse en el asfalto de una autopista y deambular de paradero en paradero hasta liberar Parkingl¨¢ndia y darle 33 d¨ªas y noches de existencia. Eso s¨ª, no estaba solo. Junto a su firma est¨¢ la de la escritora franco-canadiense Carol Dunlop, y fue estar solos, aunque nunca en soledad. Hace muchos a?os, Cort¨¢zar ya hab¨ªa recorrido una Autopista del Sur, aunque ese cuento, a modo de kafkiano castillo, s¨®lo reflejaba la angustia de una humanidad atascada. Esta vez hab¨ªa sido diferente.
"Despu¨¦s de escribir un texto -dice Cort¨¢zar-, "uno termina descubriendo un contenido simb¨®lico inesperado. Me doy cuenta de que, bajo la parodia de un viaje exploratorio, Los autonautas... es un texto lleno de libertad...". Es inevitable que en ese momento surja el -bendito tema del compromiso, y de la eventual coacci¨®n de todo compromiso, y de que Julio Cort¨¢zar zanje la cuesti¨®n afirmando: "No se debe sacrificar la literatura a la pol¨ªtica ni trivializar la pol¨ªtica en aras de un esteticismo literario", que es como decir y no decir, si no fuera porque transforma su. tristeza en emoci¨®n cuando exclama: "Es que le parece aut¨¦ntico un compromiso sin amor? Yo no creer¨ªa en el socialismo como destino hist¨®rico para Am¨¦rica Latina si no estuviera movido por razones de amor..."
Algo parecido dijo el Che Guevara en El socialismo y el hombre en Cuba. En esa carta escrita a Quijano, de Marcha, dijo exactamente: "Aun a riesgo de parecer rid¨ªculo, perm¨ªtame decirle que un revolucionario siempre se muere por grandes sentimientos de amor". Pero Cort¨¢zar se repliega sobre su silencio para reconocer sin sentirse rid¨ªculo, aunque s¨ª con cierto pudor: "S¨ª, Claro, s¨ª... Los autonautas... es un libro de amor....".
Y as¨ª quedan a un lado todas las discusiones, que ahora toman cuerpo acerca de si este ¨²ltimo libro es el mejor o el pero de Cort¨¢zar, porque, "claro que s¨ª, en el fondo es eso: el cumplimiento de una felicidad amorosa". Y Cort¨¢zar vuelve a perderse otra vez ente Par¨ªs y Marsella: "Es verdad, el tema central son los personajes mismos..."
Sentimiento y conocimiento
Y otra vez su amor por Nicaragua, los marines, que no s¨®lo est¨¢n al lado de Honduras, sino tambi¨¦n en Costa Rica: "Dicen que son ingenieros, pero es dif¨ªcil imaginar 2.000 ingenieros juntos", ironiza, y otra vez su entra?able identificaci¨®n con la causa sandinista. -"Con Tom¨¢s Borge discutimos mucho, porque las cr¨ªticas constructivas favorecen a la revoluci¨®n"- y su preocupaci¨®n total por Centroam¨¦rica: "porque no s¨®lo Nicaragua, sino tambi¨¦n Es Salvador, Guaatemala,... todos los pueblos del ¨¢rea...", enumera, y nuevamente Parkinglandia, territorio liberado palmo a palmo y de dos a dos. Acaso toda gran literatura tambi¨¦n nace de un gran sentimiento de amor. "Es el motor de la literatura, porque la reflexi¨®n ensay¨ªstica est¨¢ motivada por el conocimiento, aunque vaya a saber; quiz¨¢ el conocimiento tambi¨¦n sea la forma m¨¢s sublime del amor...".Y Cort¨¢zar se entusiasma con "el amor c¨®smico de Plat¨®n", pero "la ¨²ltima vez que estuve en Managua, ni bien sal¨ª del aeropuerto tropec¨¦ con el cortejo f¨²nebre de un miliciano, y para m¨ª fue todo un s¨ªmbolo de esa Nicaragua que acabo de reencontrar: un muchachito asesinado.... ?C¨®mo no denunciar que hace pocos d¨ªas el Congreso norteamericano vot¨® 35 millones de d¨®lares para financiar las actividades de los somocistas".
C¨®rtazar confiesa que "en los ¨²ltimos a?os lo que m¨¢s leo es poes¨ªa", si bien bromea con que "en el tiempo que me lleva leer una novela, yo me leo seis o siete libros de poes¨ªa", pero no son s¨®lo razones operativas: "para mi la poes¨ªa es una vivencia, un gusto muy personal... Hac¨ªa fines de a?o saldr¨¢ en M¨¦xico un volumen con poemas m¨ªos escritos en los ¨²ltimos 40 a?os..." Y habla fascinado de los poetas californianos de Los ?ngeles Y de San Francisco y de los poemas de Paul Blackburn y tambi¨¦n de Pessoa-"Es a quien m¨¢s leo"- y de Ezra Pound, nombre que devuelve la pelota a la pol¨ªtica: ?Qu¨¦ har¨ªa una revoluci¨®n con una Ezra Pound?. "S¨ª, ya s¨¦ a lo que va, pero a un Ezra Pound, b¨¢sicamente hay que respetarlo, como los sandinistas respetan al poeta Juan Antonio Cuadra, aunque es uno de los directores del peor diario de la oposici¨®n...".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.