Enrique Moles (1883-1953) Centenario de un gran qu¨ªmico espa?ol
En estos ¨²ltimos a?os, una bullidora minor¨ªa -quiero creer que se trata de una minor¨ªa- de aspirantes al profesorado universitario perturb¨® a menudo los cursos acad¨¦micos con sus demandas de ascender con rapidez y seguridad en el escalaf¨®n. Todo ello, sin un entusiasmo exagerado por algo tan esencial en la Universidad como la investigaci¨®n cient¨ªfica? ya que consideraba exigencia exagerada que se les pidiera como m¨ªnimo la tesis doctoral. Si alguno de ellos lee este art¨ªculo sabr¨¢, entre incr¨¦dulo y asombrado, que el gran qu¨ªmico espa?ol Enrique Moles, cuando se present¨® a las oposiciones a la c¨¢tedra de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica de la facultad de Ciencias de Madrid -adem¨¢s de haber publicado ya 90 trabajos de investigaci¨®n-, ten¨ªa, no el ¨²nico e indispensable doctorado sino cuatro: en Farmacia (1906) y en Ciencias Qu¨ªmicas (1918), obtenidos en Madrid; en Ciencias F¨ªsicas (1916), en Ginebra, y otro de Ciencias Qu¨ªmicas (1918), en Leipzig. Hab¨ªa sido profesor en la Escuela de Qu¨ªmica de la Universidad de Ginebra y hubiera podido serlo tambi¨¦n en las de Baltimore o Zurich, ya que ambos puestos le fueron ofrecidos.Incorporado a partir de 1927 a la secci¨®n de Qu¨ªmicas de la Universidad de Madrid, Moles introdujo las tesinas de fin de licenciatura; los coloquios de qu¨ªmica en el doctorado; dio un gran impulso cualitativo y cuantitativo y una nueva fisonom¨ªa a los trabajos pr¨¢cticos de los estudiantes y a la seriedad de los estudios de idiomas, tan esenciales para los cient¨ªficos. Todo ello, en el marco de unos laboratorios de f¨ªsica y qu¨ªmica cuya construcci¨®n propici¨® y organiz¨® en la facultad, que fueron los primeros dignos de tal nombre que ten¨ªa la Universidad Central. Finalmente, racionaliz¨® la ense?anza de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica en Espa?a al utilizar por primera vez en nuestro pa¨ªs el sistema peri¨®dico de los elementos qu¨ªmicos como base para la ense?anza de dicha asignatura.
En la Sociedad Espa?ola de F¨ªsica y Qu¨ªmica, tras ocupar la presidencia, fue secretario general, y la sociedad adquiri¨® una amplitud y un prestigio que nunca hab¨ªa tenido anteriormente. La creaci¨®n de las secciones locales de provincias, obra del profesor Moles, y las reuniones anuales celebradas en ellas dieron a la sociedad un dinamismo extraordinario. Su revista Anales aparec¨ªa con la puntualidad y regularidad de las mejores revistas cient¨ªficas del mundo; aument¨® la calidad y la cantidad de los trabajos; en ella publicados, lo que dio lugar a un aumento espectacular en el n¨²mero de socios. El profesor Moles ingres¨® en la Academia de Ciencias Exactas, F¨ªsicas y Naturales en marzo de 1934, con un discurso modelo sobre El momento cient¨ªfico espa?ol (1775-1825). Fue profesor honorario y acad¨¦mico correspondiente de numerosas universidades y academias europeas y latinoamericanas. Obtuvo varios premios y medallas por sus actividades cient¨ªficas, entre ellos, el Premio Cannizzaro, de la Academia del Lincei (Roma) y los premios Solvay y Vant Hoff de las academias de ciencias de B¨¦lgica y de los Pa¨ªses Bajos, respectivamente.
En agosto de 1933 organiz¨® nuestro biografiado la primera reuni¨®n cient¨ªfica de la Universidad de Verano de Santander. Dedicada a la qu¨ªmica, cont¨® con la participaci¨®n de un grupo de eminentes qu¨ªmicos de distintas especialidades y de 10 pa¨ªses, entre ellos, tres premios Nobel. La reuni¨®n fue el preludio del IX Congreso Internacional de Qu¨ªmica Pura y Aplicada, reunido en Madrid en Abril de 1934.
El secretario general, profesor Moles, consigui¨® un ¨¦xito cient¨ªfico, organizativo y humano completo, al reunir en un congreso internacional, por primera vez desde la guerra de 1914-1918, a los qu¨ªmicos de los pa¨ªses que entonces hab¨ªan sido enemigos.
Exilio y marginaci¨®n
Particip¨® el profesor Moles en los comit¨¦s encargados de preparar la construcci¨®n de los laboratorios de Ciencias de la Ciudad Universitaria de Madrid y del Instituto Rockefeller de F¨ªsica y Qu¨ªmica, costeado ¨¦ste por la fundaci¨®n estadounidense del mismo nombre; inaugurado en 1932, era uno de los mejores de Europa y una de las obras m¨¢s importantes de la arquitectura espa?ola de su tiempo.
En este instituto, como antes en el Laboratorio de Investigaciones F¨ªsicas, Moles fue el investigador por excelencia. M¨¢s de 260 trabajos en diversos campos -magnetoqu¨ªmica, disoluciones y disolventes, obtenci¨®n y propiedades de compuestos inorg¨¢nicos, temas farmac¨¦uticos e industriales...- y muy especialmente sus amplias y precisas determinaciones de pesos at¨®micos y moleculares valieron a Moles y a su escuela madrile?a el inter¨¦s de la comunidad cient¨ªfica internacional, rieflejado al ocupar durante varios a?os el importante puesto de secretario de la Comisi¨®n Internacional de Pesos At¨®micos.
Al t¨¦rmino de la guerra civil se exili¨®, como lo hizo la mitad del profesorado espa?ol, pero, aunque ten¨ªa aseguradas en Par¨ªs amplias facilidades de investigaci¨®n y econ¨®micas, en su af¨¢n de investigar en su propio pa¨ªs regres¨® a Espa?a a fines de 1941, para ser detenido en la misma frontera y encarcelado en Madrid.
Despu¨¦s de numerosas peripecias y condenas -la ¨²ltima fue a reclusi¨®n perpetua- fue libertado, tras varios a?os de detenci¨®n; m¨¢s tarde, sus antecedentes penales fueron cancelados, pero no fue rep uesto ni en la c¨¢tedra, ni en el Instituto Rockefeller, ni en la academia. Ello no impidi¨® que en el extranjero siguiera ocupando cargos importantes -entre ellos, en la Comisi¨®n Internacional de Pesos At¨®micos- y publicando, participando en reuniones y dando conferencias, la ¨²ltima de ellas, en la facultad de Farmacia de La Habana, en octubre de 1951. Pero en Espa?a sus cualidades de maestro, de investigador y de organizador fueron ignoradas totalmente -salvo en una empresa privada de investigaci¨®n farmac¨¦utica- hasta su fallecimiento, en marzo de 1953, pr¨®ximo ya a cumplir los 70 a?os, ya que hab¨ªa nacido, en Gracia (Barcelona), en agosto de 1883.
Que su ejemplo sea fuente de inspiraci¨®n para los j¨®venes qu¨ªmicos, para trabajar m¨¢s y mejor, aunque las condiciones no sean a¨²n ideales para ello. De ellos depende que lo sean en un futuro pr¨®ximo, y mientras esto ocurre deben seguir trabajando. Tampoco lo eran para Moles cuando el trabajar en el extranjero, en campo tan delicado como la magnetoqu¨ªmica, lo hizo -por cierto con gran ¨¦xito- junto al eminente f¨ªsico espa?ol Blas Cabrera, sobre una simple mesa de madera instalada en el descansillo de una escalera, por falta de otro espacio disponible en el laboratiprio. Su estancia en las c¨¢rceles madrile?as no fue tampoco obst¨¢culo para que redactara en ellas cinco art¨ªculos cient¨ªficos, ni para que demostrara, incluso all¨ª encerrado, sus grandes dotes de organizador, que no le dejaron emplear cuando qued¨® en libertad.
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