Consenso m¨¦dico a favor de una forma de eutanasia pasiva, que no prolongue artificialmente la vida de los moribundos
Todos los ponentes y comunicantes del simposio sobre Derecho a la vida, derecho a la muerte organizado por el Hospital Cruz Roja de Barcelona con motivo del 60 aniversario de su fundaci¨®n, que se clausur¨® ayer, coincidieron en rechazar rotundamente la eutanasia social y la llamada eutanasia activa, pero la mayor¨ªa se mostr¨® partidaria de otras formas de eutanasia que ayuden al moribundo y no prolonguen artificialmente su vida a costa de sufrimiento. Aunque la discusi¨®n sobre aborto fue la que tuvo posturas m¨¢s enfrentadas, el debate m¨¢s novedoso y fruct¨ªfero se centr¨® en el tema de la eutanasia.
Para el profesor Pierre Rentchnick, la llamada eutanasia social, que consiste en no aplicar a determinados enfermos los medios necesarios para su curaci¨®n por problemas de estructura sanitaria o planteamientos econ¨®micos, es una aberraci¨®n de las sociedades modernas. 'Los m¨¦dicos no debemos dejarnos atrapar por el dilema de los cuidados en funci¨®n de su eficacia y costo. Una nueva bio¨¦tica est¨¢ surgiendo bajo los efectos de los problemas econ¨®micos que obligan a elecciones pol¨ªticas, como la adoptada en el Reino Unido de excluir a las personas mayores de 60 a?os a las posibilidades de di¨¢lisis y trasplante, cuando a esa edad, una persona puede tener mucha vida por delante".El detonante del esc¨¢ndalo y la pol¨¦mica en el Reino Unido fue un art¨ªculo, publicado en el revista British Medical Journal, escrito por un m¨¦dico que hab¨ªa trabajado en Estados Unidos. "Demostraba", dice el profesor Rentchnick, "que en Estados Unidos, actualmente, se trata eficazmente a los diab¨¦ticos ciegos que padecen insuficiencia renal, cuando en el Reino Unido se les niega toda esperanza de vida. Otro economista calcul¨® el coste anual de la asistencia a las casi 3.000 personas condenadas a no recibir tratamiento: el mismo que representa mantener mensualmente la presencia brit¨¢nica en las Malvinas".
En realidad, la eutanasia social se aparta del contenido que tradicionalmente ha tenido el concepto de eutanasia, ligado desde la antig¨¹edad a la idea de calmar los sufrimientos del moribundo, ayudarle, acompa?arle psicol¨®gicamente a pasar el umbral de la muerte".
Las primeras discusiones sobre la eutanasia fueron filos¨®ficas, particularmente centradas en Alemania. Pero la ascensi¨®n de Hitler al poder y la promulgaci¨®n de leyes eutan¨¢sicas contra tarados f¨ªsicos y ps¨ªquicos y personas de raza considerada inferior provocaron tal revulsi¨®n, que hasta 1954 no volvi¨® a mencionarse siquiera el concepto de eutanasia, que hab¨ªa nacido, parad¨®gicamente, al calor de posturas humanitarias.
"El descubrimiento de los cuidados intensivos y la posibilidad de prolongar artificialmente la vida, a veces a costa del sufrimiento, hizo replantear la cuesti¨®n", explica el profesor Rentchnick. Los m¨¦dicos fuimos los primeros en plantearnos la cuesti¨®n. El pronunciamiento del papa P¨ªo XII fue una aportaci¨®n important¨ªsima. Los m¨¦dicos no est¨¢n obligados a comenzar un tratamiento si consideran que no es justificable y, por la misma raz¨®n, pueden interrumpirlo una vez comenzado si comprueban que ya no tiene ninguna validez y lo ¨²nico que hace es mantener al enfermo como un vegetal".
En general, los m¨¦dicos practican en todos los pa¨ªses este tipo de eutanasia pasiva, que en muchos casos se ampl¨ªa incluso a la llamada eutanasia indirecta, consistente en aplicar a enfermo tratamientos destinados a calmar el dolor, pero cuyos efectos reducen sus defensas y, por tanto, acortan tambi¨¦n su vida.
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