El cambio en Exteriores
Dada la importancia y la gravedad, en lo que a m¨ª se refiere, de la noticia aparecida en la primera p¨¢gina del n¨²mero de su diario de 3 de los corrientes, le quedar¨ªa muy reconocido si tuviera la amabil¨ªdad de publicar, a la brevedad posible, esta carta, d¨¢ndome as¨ª la oportunidad para declararle que dicha noticia no responde de ninguna manera a la verdadera postura y conducta de quien esto escribe.El se?or ministro de Asuntos Exteriores, que me hizo el honor de llamarme para el desempe?o de la subsecretar¨ªa, es amigo de toda la vida, con quien me identifico sin reservas, tanto en el campo ideol¨®gico como pol¨ªtico. Deseo a?adir que tampoco en el orden profesional me separa ning¨²n motivo de divergencias.
El Ministerio de Asuntos Exteriores necesita ciertas reformas, y as¨ª lo entendimos el ministro y yo desde el comienzo de nuestras tareas. Sin embargo, siguiendo las orientaciones del Gobierno y la premisa de la neutralidad ideol¨®gica de la Administraci¨®n p¨²blica, hemos querido proceder con la reflexi¨®n necesaria y buscando siempre evitar cualquier perjuicio a las personas, lo que implica la exigencia de enfocar dichas reformas con la m¨¢xima prudencia.
En este sentido, me es grato poder decir que desde el mes de diciembre de 1982, en que tom¨¦ posesi¨®n de mi cargo, hasta el verano de 1983 he mantenido en mi gabinete a todo el personal diplom¨¢tico nombrado por mi precedesor en el cargo, desde el jefe de gabinete hasta el m¨¢s moderno secretar¨ªo de embajada. Lo mismo puedo decir respecto del instrumento de acci¨®n inmediato de todo subsecretario, es decir, la Direcci¨®n General del Servicio Exterior. Todos estos cargos fueron mantenidos hasta el verano de 1983, y los cambios subsiguientes, se hicieron por voluntad de los interesados y con exquisito cuidado para evitar toda mala interpretaci¨®n. Todos ellos han conseguido posiciones equivalentes o mejores en la estructura administrativa de este departamento. Por consiguiente, debe quedar muy claro que tanto el ministro como el subsecretario han dado un ejemplo in¨¦dito en este ministerio por lo que se refiere al trato dado a todo el personal, incluido el diplom¨¢tico.
Cuanto embajador o compa?ero me haya visitado en el curso del a?o que termina no creo que tenga la menor raz¨®n para quejarse, ni del trato personal recibido ni de la comprensi¨®n del subsecretario, que se condujo con todos con la mayor atenci¨®n y afecto.
La relativa lentitud del ritmo de la reforma legislativa impulsada por el Ministerio de la Presidencia del Gobierno, por razones perfectamente explicables y leg¨ªtimas, ha impedido proceder con mayor rapidez a la reforma d¨¦l servicio exterior. En tanto que el estatuto de la funci¨®n p¨²blica y leyes complementarias (de orden retributivo, sindical, jur¨ªdico-administrativo, etc¨¦tera) no hayan sido reformados, tampoco resulta posible completar reformas urgentes, tales como la ley del Servicio Exterior, el Reglamento Org¨¢nico de la Carrera Diplom¨¢tica, etc¨¦tera.
Nadie que sea veraz puede negar que desde el primer d¨ªa el subsecretario recibi¨® y atendi¨®, cuantas veces se le solicit¨®, a los representantes sindicales y a los miembros del comit¨¦ de empresa de este ministerio. Algunas veces fue ¨¦l mismo quien tom¨® la iniciativa. El personal de los cuerpos t¨¦cnico, administrativo y auxiliar sabe muy bien que he impulsado el di¨¢logo en todos los niveles y cuestiones. Se han resuelto puntos litigiosos procedentes del Gobierno anterior y se est¨¢ procediendo a la superaci¨®n de todos los problemas derivados de la contrataci¨®n administrativa y laboral. En la primera visita que me hicieron los representantes sindicales, pocos d¨ªas despu¨¦s de mi toma de posesi¨®n, me dijeron que era la primera vez que entraban en el despacho de un subsecretario. En esta l¨ªnea de conducta coinciden los criterios del ministro y del subsecretario, por encima de toda campa?a de intoxicaci¨®n, generalmente promovida, como siempre, por los que son enemigos de todo cambio en el pa¨ªs y de cualquier cambio en la Administraci¨®n p¨²blica. El Gobierno socialista y sus servidores han implantado pautas de conducta inexistentes hasta la fecha en este pa¨ªs, obedientes siempre a la limpieza, la equidad y la eficacia exigibles. /
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