Josep Camps, cura y padre de familia
JOAN LLORET DEVESA BarcelonaEl combativo ex p¨¢rroco de Sant Andreu (Barcelona) ha tenido una hija con su compa?era y sigue administrando los sacramentos .
El 25 de octubre pasado tuvo una hija con su compa?era Emilia y todav¨ªa no ha decidido si ser¨¢ ¨¦l mismo quien le administre el sacramento del bautismo. Sacerdote de 49 a?os, aspecto de jeque ¨¢rabe o patriarca bizantino, cordialidad levemente fr¨ªa y una punta de sorna acompa?ando sus palabras, Josep Camps bucea entre montones de papeles que cubren su escritorio. Trata de regir la oficina municipal de informaci¨®n de Santa Coloma de Gramenet -cuyo alcalde es cura y comunista-, un conglomerado de aluvi¨®n que bordea las 150.000 almas, inmigrados en sus tres cuartas partes, y una de las m¨¢s importantes poblaciones del cintur¨®n industrial de Barcelona
Josep Camps es un sacerdote conocido por la progres¨ªa barcelonesa, con una biograf¨ªa rica en an¨¦cdotas y pol¨¦mica. "Nada de ex sacerdote o cura secularizado: en lista, en n¨®mina (al menos simb¨®licamente) y en ejercicio", se apresura a puntualizar. "Me dejaron sin empleo concreto y no iba a quedarme mano sobre mano. Me sopl¨® un amigo que buscaban un jefe de informaci¨®n y me dije: '?se soy yo'. Me present¨¦ y me dieron el puesto". El cura Camps y su compa?era llevaban una vida de pareja sin ocultamiento alguno, con la mayor naturalidad. "Lo sab¨ªan hasta los gatos, pero, para mi sorpresa, pasaban los a?os y no suced¨ªa nada. Al fin sucedi¨®: el arzobispo ('con dolor en el alma', as¨ª lo dijo) me dej¨® sin empleo". Sin embargo, no renunci¨® a la administraci¨®n de los sacramentos, que sigue ejerciendo a petici¨®n de sus amigos conocidos.
A¨²n sigue vivo en los medios obreros el recuerdo de la parroquia de Sant Andreu, barrio extremo de Barcelona que Camps y sus colaboradores convirtieron en reducto de conspiradores dem¨®cratas y refugio de pecadores antifiranquistas. Con aplomo de estatua, el cura de Sant Andreu se plant¨® varias veces ante los grises, impidi¨¦ndoles el acceso al templo. Difund¨ªa un bolet¨ªn semanal famoso por su agudeza y desparpajo, que asustaba y divert¨ªa a sus n¨²merosos lectores. "Dicen los obispos que debe haber libertad de expresi¨®n, pues h¨¢yala", ¨¦se era su criterio, dice, "y pase lo que pase". Nunca pas¨® nada, excepto cuatro incendios provocados, varios a?os sin pasaporte y alguna invasi¨®n de grises rompiendo muros y puertas.
"Pertenezco a la generaci¨®n de los curas j¨®venes, que todav¨ªa lo somos aunque rondemos los 50. J¨®venes casi no hay (por m¨¢s que hace 15 a?os que nos dicen que el asunto empieza a remontar, es puro bluff), y la Iglesia va en camino de ser, adem¨¢s de una falocracia y una celibatocracia, una gerontocracia". Cree haber sido el primero que organiz¨® en este pa¨ªs, hace ya 20 a?os, una confesi¨®n colectiva. Estuvo seis a?os en Latinoam¨¦rica. "De all¨ª me han echado tres veces. La tercera expulsi¨®n fue la m¨¢s sonada: en agosto de 1976 (siendo ya p¨¢rroco de Sant Andreu) ca¨ª en Riobamba (Ecuador) con 18 obispos y un grupo de te¨®logos que, por estar planeando la subversi¨®n continental, fuimos encarcelados y expulsados del pa¨ªs". La ¨¦pica narraci¨®n del incidente inici¨® la serie de colaboraciones de Josep Camps en Interviu, que levantaban ampollas en algunos colegas.
En lo pol¨ªtico es creyente y practicante del nacionalismo radical catal¨¢n, como muchos curas, y socialmente se ve en la extrema izquierda, donde sus colegas son escasos. Sigue con m¨¢s atenci¨®n la pol¨ªtica latinoamericana que la catalana, no s¨®lo a trav¨¦s de lecturas y contactos de primera mano sino tambi¨¦n con viajes frecuentes.
En sus pocas horas libres edita Dial, un bolet¨ªn de informaci¨®n latinoamericana que se difunde desde Barcelona hac¨ªa aquellos pa¨ªses. "No basta rechazar la violencia verbalmente y cruzarse de brazos. En Am¨¦rica Latina nadie sabe lo que pasa en los dem¨¢s pa¨ªses. Revelar el documento de Santa Fe de los asesores de Reagan o explicar qu¨¦ hace el Institut For Religion and Dernocracy, como hacemos en Dial, es m¨¢s movilizador que montones de bombas".
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