La sentencia, un grave da?o
Ya se ha hecho p¨²blica la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el caso Rumasa ( ... ).Digamos hoy simplemente que la clave del acierto o del desacierto est¨¢ no en que el Gobierno no pudiese expropiar por decreto-ley, como algunos comentaristas han dicho, sino en que no ha expropiado con arreglo a lo dispuesto en las leyes vigentes, sino invent¨¢ndose unas normas espec¨ªficas -para este caso concreto- en que las garant¨ªas del sistema general han quedado notablemente aminoradas, como subrayan los magistrados discrepantes del fallo, o han desaparecido pr¨¢cticamente, como nos sentimos inclinados a decir. Esta es la clave del problema, en que se han enfrentado los seis magistrados discrepantes con los cinco a los que se ha unido el voto decisivo del presidente para imponer sobre el parecer, mucho m¨¢s complejo y matizado de aqu¨¦llos, el peso de un fallo que podr¨ªamos caracterizar como abrumadoramente, masivamente -y, por esto, torpemente- favorable al Gobierno.
Que esta precaria mayor¨ªa -no mayor¨ªa de personas y criterios-, que en definitiva ha hecho prevalecer la declaraci¨®n de constitucionalidad de la medida impugnada, afirme en la sentencia que la apreciaci¨®n de la raz¨®n de urgencia y necesidad compete fundamentalmente a la dimensi¨®n pol¨ªtica propia de los gobernantes, es un motivo m¨¢s de sorpresa y de preocupaci¨®n ante sus posibles consecuencias. ( ... ).
Otro tema que va a plantearnos la realidad es el de las consecuencias pol¨ªticas de la sentencia. ( ... ).
Algo, o mucho, significa que el propio Tribunal insista en que la excepcionalidad de la situaci¨®n considerada "no autoriza temores" por la posible repetici¨®n del hecho. No vemos por qu¨¦ no, y en todo caso, el da?o se ha producido y es muy dif¨ªcil que los buenos deseos de los magistrados sirvan para recoger el agua vertida. Extra?a en todo caso, en el texto de una sentencia, esa exhortaci¨®n a que no haya temores.
10 de diciembre.
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