Las respuestas del Pacto de Varsovia
Un subcomandante primero de las fuerzas del Pacto de Varsovia expone en este trabajo las medidas adoptadas frente al despliegue norteamericano en Europa de los misiles Pershing y de crucero, insistiendo, una vez m¨¢s, en la conocida tesis sovi¨¦tica de que se trata de medidas eminentemente defensivas, que no albergan intenci¨®n agresiva alguna contra los pa¨ªses europeos.
La pol¨ªtica manifiestamente militarista que practican la Administraci¨®n Reagan y algunos aliados de Estados Unidos en la OTAN ha puesto al rojo vivo la situaci¨®n en el mundo. El quid de esta pol¨ªtica es el siguiente: menoscabando los intereses de otros Estados y pueblos, se trata de asegurar a Estados Unidos posiciones dominantes en el mundo. A ello precisamente apuntan los preparativos b¨¦licos sin precedentes, cuyo objetivo reside en lograr superioridad militar sobre la URSS, ampliar la presencia militar estadounidense en todas las principales ¨¢reas del globo, crear en todas partes focos de tensi¨®n e ir embarc¨¢ndose en una aventura tras otra. Directamente o por conducto de sus sat¨¦lites, Estados Unidos sostiene una guerra no declarada contra la revoluci¨®n afgana y operaciones militares contra el pueblo liban¨¦s; practica el genocidio en El Salvador; amenaza con una invasi¨®n armada a Nicaragua y Cuba, y ha cometido una agresi¨®n bandidesca contra el soberano Estado de Granada.Naturalmente, tambi¨¦n antes la pol¨ªtica norteamericana era agresiva. Tan s¨®lo despu¨¦s de terminada la segunda guerra mundial, en 262 ocasiones Estados Unidos utiliz¨® las fuerzas armadas en diversas zonas del mundo, a fin de conseguir sus objetivos en pol¨ªtica exterior. Sin embargo, la orientaci¨®n agresiva de su pol¨ªtica exterior se transparenta con especial nitidez en las acciones de la actual Administraci¨®n norteamericana. "Es ineludible preguntar", manifest¨® Yuri Andropov, "si tendr¨¢ Washington o no freno alguno para no sobrepasar la raya ante la cual ha de detenerse todo ser pensante".
Ahora, Reagan y su Administraci¨®n llaman ya francamente a acabar con el comunismo y a dejarlo en el "estercolero de la historia", por cuanto consideran a los pa¨ªses socialistas como principal obst¨¢culo en el camino hacia su hegemon¨ªa mundial. Por lo visto, no se dan cuenta de que hoy el socialismo no es teor¨ªa, sino realidad objetiva: decenas de Estados, existentes p¨¢cticamente en todos los continentes, que cuentan con inmenso potencial. econ¨®mico y centenares de millones de habitantes, a quienes no es f¨¢cil mandarlos al "estercolero de la historia", y mucho m¨¢s dif¨ªcil convertirlos a la religi¨®n norteamericana. La vida demostr¨® que las cruzadas contra el comunismo siempre terminaban con los propios cruzados en el estercolero de la historia.
Naturalmente, se podr¨ªa pasar por alto tales llamamientos, si las declaraciones de los dirigentes estadounidenses no fuesen reforzadas con sus acciones, especialmente en materia de preparativos b¨¦licos.
La fuerza militar
Igual que antes, resolviendo los problemas internacionales, Washington da prioridad a la fuerza militar, testimonio de lo cual son tambi¨¦n las asignaciones militares. El 15 de septiembre de 1983, el Congreso de Estados Unidos promulg¨® una ley conforme a la cual, para el a?o fiscal de 1984, una colosal, suma de 280.000 millones de d¨®lares, unos 43 billones de pesetas, se asigna a los programas militares. En los a?os 1985-1989, Estados Unidos proyecta invertir en la escalada armamentista dos billones de d¨®lares.
Junto con el aumento del potencial nuclear y el desarrollo de medios, nuevos por principio, de lucha armada, Estados Unidos y sus aliados perfeccionan e incrementan a ritmos acelerados los armamentos convencionales. La doctrina militar de Estados Unidos y del bloque de la OTAN se hace m¨¢s agresiva. Se elaboraron los conceptos de una guerra nuclear limitada, global y prolongada y se preconiza la posibilidad de ganarla.
Los preparativos de las fuerzas armadas se realizan en un esp¨ªritu de ofensiva. Durante los ejercicios se ensaya el cumplimiento de las misiones cualitativamente nuevas, que estipulan asestar el golpe preventivo "en toda la profundidad de la defensa enemiga", es decir, de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de los pa¨ªses de la comunidad socialista, y "liquidar al m¨¢ximo sus fuerzas antes de que tenga tiempo de reaccionar a ello".
Hace poco, a despecho de la voluntad de los pueblos de estos pa¨ªses, los Gobiernos de la RFA, Reino Unido e Italia tomaron la decisi¨®n definitiva de emplazar los misiles norteamericanos de alcance medio en sus respectivos pa¨ªses. De tal manera, la aparici¨®n en el suelo europeo de los Pershing y misiles de crucero norteamericanos se convierte en un hecho consumado.
Estos misiles se instalan no para defender a Europa, a la que nadie amenaza. Apuntan contra ciudades pac¨ªficas e instalaciones industriales, contra todo cuanto es fruto del trabajo de los pueblos. Son, amenaza directa a su seguridad y una medida -hostil a la causa de la paz- de una envergadura cardinal. En el comunicado sobre la reuni¨®n extraordinaria del comit¨¦ de los ministros de Defensa de los Estados del Pacto de Varsovia, que tuvo lugar el 20 de octubre de 1983, se subray¨® que "la instalaci¨®n en Europa de los nuevos misiles nucleares norteamericanos de alcance medio conducir¨¢ inevitablemente a un peligroso recrudecimiento de toda la situaci¨®n en el continente y en el resto del mundo y al aumento del peligro de una guerra nuclear de consecuencias catastr¨®ficas para los pueblos". Este peligro se hace realidad para los pueblos de Europa.
Incluso el rotativo norteamericano Boston Globe -nada sospechoso de simpatizar con el socialismo- escribi¨® hace poco que la instalaci¨®n de los misiles de crucero y los Pershing 2 norteamericanos en los pa¨ªses de la OTAN pondr¨¢ la carrera de armamentos en un nuevo umbral tecnol¨®gico, m¨¢s all¨¢ del cual la guerra nuclear se tomar¨¢ m¨¢s probable, y m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ ejercer un control verificable sobre los armamentos".
Los Pershing y los misiles de crucero norteamericanos son no s¨®lo arma de primer golpe, sino tambi¨¦n armas estrat¨¦gicas, con respecto a los pa¨ªses del Pacto de Varsovia. Por sus caracter¨ªsticas t¨¢cticas y t¨¦cnicas (alcance y velocidad, precisi¨®n y potencia, as¨ª como otros par¨¢metros), estos misiles han de asegurar en plena medida los guiones del. Pent¨¢gono en la guerra nuclear. Encubrimiento del militarismo
Allende los mares, se esgrimen diversos argumentos para encubrir el rumbo militarista: "necesidad de rearme", "contramedida a la modernizaci¨®n de los misiles sovi¨¦ticos de alcance medio", existencia de "ventanas de vulnerabilidad" y, por ¨²ltimo, el tan tra¨ªdo y llevado mito de la "amenaza militar sovi¨¦tica". Pero ninguno de estos argumentos corresponde a la realidad. Primero, es universalmente reconocido -hecho se?alado reiteradamente al m¨¢ximo nivel- la existencia de un equilibrio aproximado de las fuerzas entre la organizaci¨®n del Pacto de Varsovia y de la OTAN. Segundo, es bien notorio que no existe ninguna amenaza sovi¨¦tica. Si el pueblo sovi¨¦tico tuvo que empu?ar las armas -y en m¨¢s de una ocasi¨®n-, lo hizo forzosamente para salvaguardar su libertad e independencia, as¨ª como la inviolabilidad de sus fronteras.
La decisi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica de impedir que el mundo se deslice hacia una cat¨¢strofe nuclear patentiza convincentemente el sincero apego de este pa¨ªs a la paz. La actitud pac¨ªfica de la URSS volvi¨® a ser demostrada en la declaraci¨®n formulada por Yuri Andropov el 24 de noviembre pasado, en que se dice: "La Uni¨®n Sovi¨¦tica declara con toda firmeza y claridad que ella sigue fiel a su rumbo de principios con miras a poner fin a la carrera de armamentos, sobre todo de los nucleares; a disminuir y, en resumidas cuentas, a eliminar por completo la amenaza de la guerra nuclear. Ella continuar¨¢ empe?ando tambi¨¦n en adelante todos los esfuerzos necesarios para alcanzar esas nobles metas".
Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados, de lo que menos se preocupan es por la paz, el desarme y de liberar a la humanidad del miedo permanente a vivir en condiciones de amenaza nuclear. Ellos se apresuran a instalar los misiles norteamericanos en Europa, con la ilusoria esperanza de implantar luego sus ¨®rdenes.
Conviene preguntar: ?qu¨¦ han de hacer en estas condiciones los pa¨ªses del Tratado de Varsovia?, ?podr¨¢n exponer al riesgo su seguridad? No pueden ni lo har¨¢n.
Tras haber sopesado minuciosamente todas las facetas de la situaci¨®n creada, los pa¨ªses de la contunidad socialista se ven obligados a adoptar medidas complementarias a fin de proteger su seguridad. Ante todo, estas medidas han de garantizar el mantenimiento del equilibrio de las fuerzas entre la OTAN y la organizaci¨®n del Pacto de Varsovia, que es importante factor de la estabilidad en el mundo, y crear un adecuado contrapeso al incremento de la potencia de los armamentos nucleares de la OTAN instalados en Europa.
Se tom¨® la decisi¨®n de anular la moratoria al despliegue de los armamentos nucleares sovi¨¦ticos de alcance medio en la parte europea de la URSS.
Se aceleran trabajos con miras a desplegar grupos de misiles t¨¢ctico-operativos de mayor alcance en territorio de la RDA y Checoslovaquia. Se trazan contramedidas correspondientes que conciernen al territorio del propio Estados Unidos. Como resultado, el peligro militar para Estados Unidos y los pa¨ªses eurooccidentales -en los que se proyecta instalar los nuevos misiles- ser¨¢ equivalente al peligro que Estados Unidos se propone crear para la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sus aliados.
Teniendo en cuenta las nuevas necesidades de la defensa colectiva, se toman medidas para seguir desarrollando y perfeccionando las fuerzas armadas unificadas en los Estados del Pacto de Varsovia, a fin de que ellas correspondan al nuevo car¨¢cter de los preparativos b¨¦licos del bloque de la OTAN y al peligro que se crea para la seguridad de los pa¨ªses de la comunidad socialista.
Tropas en pie de guerra
En particular, se elevar¨ªa la disposici¨®n de combate de las fuerzas armadas unificadas para repeler una posible agresi¨®n del enemigo, as¨ª como la capacidad de estas fuerzas para cumplir misiones en una situaci¨®n de emergencia. A estos efectos, mejorar¨¢ la dotaci¨®n de las tropas y flotas aliadas con nov¨ªsimo material de guerra y armamentos, se perfeccionar¨¢ su estructura org¨¢nica y se reducir¨¢n los plazos para poner en pie de guerra las unidades y tropas, especialmente las tropas de defensa antia¨¦rea y la aviaci¨®n. Se adoptar¨¢n medidas a fin de perfeccionar la preparaci¨®n de campa?a, a¨¦rea y naval de las tropas de tierra, aire y mar.
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