Argentina, un laboratorio esperanzado
LA REP?BLICA Argentina es en estos momentos un laboratorio pol¨ªtico fascinante. Todas las circunstancias del experimento, con su peligrosidad, su incertidumbre y su esperanza, se proyectan ahora mismo sobre este pa¨ªs. La Administraci¨®n militar que se retir¨® el domingo pasado, tras siete a?os de poder, ha dejado tras de s¨ª s¨®lo tierra quemada.Un pa¨ªs inmenso, f¨¦rtil, apenas poblado, ingente exportador de carne y de granos y con yacimientos petrol¨ªferos que permiten su autoabastecimiento aparece empobrecido, con serios brotes de desnutrici¨®n infantil en algunas de sus provincias, con su industria arruinada y una deuda externa estimada -se ignora su monto real- en 40.000 millones de d¨®lares. El s¨¦ptimo pa¨ªs del mundo por el orden de sus ingresos per c¨¢pita en la d¨¦cada de los a?os veinte y treinta soporta ahora una hiperinflaci¨®n apreciada para este a?o en un 600%.
Sus fuerzas armadas, hacedoras de la naci¨®n, de formaci¨®n europea y car¨¢cter republicano, queridas y respetadas, han visto su prestigio arrollado y son insultadas ferozmente por la poblaci¨®n.
Mantenido en sus mismos t¨¦rminos el conflicto con Chile, a cuenta del canal austral del Beagle (que estuvo a punto de provocar una guerra chileno-argentina en 1977, evitada por horas), Argentina afronta con el advenimiento de la democracia, una situaci¨®n de conflicto con el Reino Unido que la opone, adem¨¢s, al mundo occidental e industrializado.
A las responsabilidades exigibles a unas fuerzas armadas que declararon, propiciaron y perdieron una guerra exterior hay que sumar las responsabilidades por la guerra sucia en el interior, contra el frente ideol¨®gico, que depar¨®, no ya la muerte, sino la desaparici¨®n de un n¨²mero de ciudadanos estimado solventemente en 30.000, y seg¨²n la ¨²ltima Junta Militar, en m¨¢s de 6.000.
Los desastres de la econom¨ªa y de la represi¨®n dieron al traste con la moral de la clase media urbana y arrumbaron algunos de los principios m¨¢s caros de esta sociedad, como el de la educaci¨®n: un pa¨ªs anta?o sin analfabetos soporta ahora un 50% de absentismo escolar, seg¨²n admitieron las propias autoridades militares que acaban de abandonar el poder.
Los problemas pol¨ªticos no son menos ingentes y, al tiempo, apasionantes. El movimiento justicialista, hegem¨®nico durante casi 40 a?os y s¨®lo desplazado del poder por la fuerza de las armas, ha sido apartado del gobierno por los votos. La triunfante Uni¨®n C¨ªvica Radical, liderada por el ahora presidente Ra¨²l Alfons¨ªn, gobierna un pa¨ªs con un 40% de votos peronistas (es f¨¢cil que un partido gane unas elecciones por un 40% de votos y muy dificil que pierda con tal porcentaje) y gracias a cientos de miles de votos prestados y en precario.
Por otra parte, el peronismo no presenta, desde la oposici¨®n, una alternativa clara para el futuro, ni un proyecto pol¨ªtico elaborado. Muertos sus caudillos, no emerge entre los justicialistas ninguna cabeza con perspectivas o empuje capaz de conducir a los descamisados hacia la conformaci¨®n de un partido moderno. Por el contrario, la dirigencia peronista es ahora una confusa jaula de grillos peleadores y arribistas, y, como guinda del pastel, la viuda de Per¨®n ha decidido dirigir el partido que hasta ahora presid¨ªa en silencio en el exilio, con su corte de validos y su capacidad para el rencor.
Y entre radicales y peronistas, el vac¨ªo. El partido comunista apost¨® en los a?os cuarenta contra el peronismo, ali¨¢ndose a la derecha reaccionaria, y perdi¨®. Ahora, el PC argentino apost¨® a los peronistas, ali¨¢ndose con ellos frente al reformismo burgu¨¦s de los radicales, y perdi¨®. La izquierda socialista es un estofado de siglas sin ninguna relevancia. Otros¨ª en la derecha tradicional, que s¨®lo se alimenta de alguna personalidad relevante desgajada anta?o del radicalismo.
Este es el panorama que ha encontrado el presidente Ra¨²l Alfons¨ªn sobre la mesa de su despacho en la Casa Rosada. Su orden de prioridades se escalona en desaparecidos-problema militar-deuda extema-recuperaci¨®n econ¨®mica-paz exterior-moralizaci¨®n de la sociedad-recuperaci¨®n de la identidad perdida en el contexto occidental.
Los radicales del presidente Alfons¨ªn parten s¨®lo con el entusiasmo por la democracia recuperada, y poco m¨¢s. La decisiva ayuda estadounidense es, en estos, momentos, dudosa, y no parece que la Administraci¨®n Reagan vaya a esforzarse por consolidar la democracia argentina. El apoyo de las socialdemocracias europeas, a la postre, ser¨¢ m¨¢s verbal y sentimental que efectivo. Las rep¨²blicas latinoamericanas democr¨¢ticas ya tienen bastante con ocuparse por mantener sus propias democracias. La sociedad, ya muy esc¨¦ptica, no espera milagros, pero s¨ª alg¨²n alivio econ¨®mico y algunos ejemplos vivificadores, que deber¨¢n empezar por el espinoso ingreso en prisi¨®n de los generales iluminados que llevaron al pa¨ªs a la ruina y al desorden.
Podr¨ªa escribirse que, de alguna manera, todos los grandes conflictos de la sociedad moderna se reproducen ahora en la naciente democracia argentina. Por no dejar un problema pendiente, los militares argentinos han dejado hasta la posibilidad real de que este pa¨ªs fabrique armas at¨®micas, nuclearizando el subcontinente. Argentina renace a la democracia como un incierto, peligroso y esperanzado laboratorio.
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