Nona Hailsma, el voleibol como aventura
La secretaria holandesa que contest¨® a un anuncio en el que se ped¨ªa una jugadora que quisiera jugar en Espa?a
Nona Hailsma estaba sentada en un iluminado despacho de la federaci¨®n holandesa de voleibol, donde trabajaba como secretaria, cuando, hojeando la revista oficial federativa, sus ojos se posaron sobre un curioso anuncio: "Club espa?ol busca jugadora en Holanda". Nona sonri¨®, primero, para empezar a so?ar, despu¨¦s, con una larga estancia en Espa?a, ese pa¨ªs que ella hab¨ªa visitado con la selecci¨®n j¨²nior. No le cost¨® mucho tomar la decisi¨®n. Se ofreci¨® y, s¨®lo dos meses despu¨¦s, comenzaba a entrenarse con el Espa?ol-Cornell¨¤, uno de los mejores equipos de la modesta Liga femenina de voleibol. Ella es una de las tres ¨²nicas extranjeras -su compatriota Petra Beute, tambi¨¦n en el Espa?ol, y la norteamericana Maire Kelley, en el Instituto Nacional de Educaci¨®n F¨ªsica (INEF) de Madrid, son las otras dos- que juegan en Espa?a aunque, como las dem¨¢s, no es profesional.
Nona Hailsma, que tiene 23 a?os, es un caso raro entre los jugadores extranjeros que han recalado este a?o en Espa?a. La mayor¨ªa son profesionales -f¨²tbol, balonmano, baloncesto y voleibol masculino-, y otros son estudiantes. Nona no es ni una cosa ni la otra. Ha venido a Barcelona "a vivir una aventura. Voy a estar, de momento, ocho meses solamente. Luego, si puedo, cambiar¨¦ de pa¨ªs".Nona no cobra ni un duro del Espa?ol-Cornell¨¤. El presupuesto de 3,5 millones de pesetas no permite esos lujos. El club s¨®lo le paga el alojamiento, aunque ha conseguido que Nona sea contratada -con un sueldo muy bajo- por la federaci¨®n catalana para que d¨¦ clases a ni?os. En un primer momento, Nona fue a vivir a la residencia del INEF, pero tuvo que dejarlo. Los directivos del Espa?ol-Cornell¨¤ se encontraron con un problema inesperado. Alguien explic¨® lo que le suced¨ªa a Nona, ante la sorpresa de los dem¨¢s: "Oye, que esta chica es vegetariana, y all¨ª no puede seguir su r¨¦gimen". Se encontr¨® una soluci¨®n barata -otra vez el presupuesto-, y Nona disfruta ahora de un peque?o apartamento, propiedad de un directivo, en el que cada d¨ªa se cocina ella misma las verduras que compra en el mercado, donde ya se desenvuelve mejor con las vendedoras que ven con cierta simpat¨ªa a "esta chica que no habla casi nada el espa?ol".
Nona ha ido a parar a uno de los mejores sitios para aprender pronto a hablar castellano. El Espa?ol-Cornell¨¢ es un equipo modesto, porque el voleibol femenino lo es, y sus jugadoras son, ante todo, amigas. As¨ª, en un ambiente festivo y entretenido, todas las jugadoras -s¨®lo dos dominan el ingl¨¦s- hablan con Nona con un divertido idioma formado por catal¨¢n-espa?ol-ingl¨¦s-alem¨¢n.
Nona Hailsma no se considera profesional. No ha venido a Espa?a en busca de dinero. Lo que le gusta es pasear, moverse, observar la ciudad, las gentes. "Me paso horas y horas caminando sin rumbo".
Nona, que en Holanda jugaba en el Delta Lloyd, impresiona con su 1,80 metros de estatura. Lleva un peinado moderno, como miles de chicas de cualquier pa¨ªs, pero eso ya le cost¨® ser calificada de punk por alg¨²n despistado periodista. Sus gustos musicales se resumen en Doors, Pink Floyd y Bob Marley. Desde luego, muy lejos del punk y mucho m¨¢s cerca de la tranquilidad que parece rodear siempre a Nona.
Lo que m¨¢s le duele a esta chica t¨ªmida es haber tenido que dejar a sus amigos en Holanda, "pero han prometido visitarme". Aqu¨ª ya empieza a hacer amigos. "Creo que la gente en Espa?a es m¨¢s abierta. Estoy contenta de haber venido. No lo he hecho por dinero, desde luego. Estoy viviendo una aventura, y el voleibol ha sido mi motor".
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