Franco Cupini
Funcionario del ejecutivo del Mercado Com¨²n en huelga de hambre para defender los derechos humanos
Franco Cupini, de 38 a?os de edad, italiano y funcionario de la Comisi¨®n Europea durante los ¨²ltimos 12 a?os de su vida, comenz¨® el 6 de octubre pasado una huelga de hambre destinada a forzar a la CEE y a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo a alentar en sus acuerdos el respeto de los derechos humanos. La fecha en que dej¨® de comer coincidi¨® con la apertura de las negociaciones entre la CEE y los pa¨ªses de ?frica, Caribe y Pac¨ªfico (ACP) para una nueva convenci¨®n en Lom¨¦ (Togo). Ha perdido 13 kilos de peso y tiene problemas con la vista. Probablemente ma?ana lunes abandone su huelga.
Franco Cupini tiene esa mirada somnolienta que engendra el hambre, pero se mantiene vivo de esp¨ªritu. Ma?ana habr¨¢ completado 75 d¨ªas de ayuno. Se le ve tembloroso a pesar de una mano segura que tiende al despedirse tras conversar en su despacho con EL PAIS. Eran las nueve de la ma?ana del viernes y Cupini estaba en su puesto. A pesar de la huelga de hambre, no ha perdido un solo d¨ªa de trabajo.
Otra huelga en 1981
Con corbata pero en tejanos, Cupini lleva 12 a?os trabajando en la Direcci¨®n General de Desarrollo de la Comisi¨®n Europea con una funci¨®n informativa de cara al p¨²blico. Es militante de Amnist¨ªa internacional y del Partido Radical italiano. Ya en noviembre de 1981 se declar¨® durante 37 d¨ªas en huelga de hambre para protestar contra la reacci¨®n negativa de la comisi¨®n a la petici¨®n del Parlamento Europeo de dedicar cinco millones de d¨®lares (casi 800 miliones de pesetas) para impedir que muriesen de hambre cinco millones de personas. En aquella ocasi¨®n no se hab¨ªa preparado. Esta vez, s¨ª, comenzando a engordar voluntariamente desde junio.El 6 de octubre dej¨® pr¨¢cticamente de comer. Una raci¨®n diar¨ªa, se?al¨®, consiste en dos caf¨¦s con az¨²car, un zumo de naranja y un litro de agua, a lo que hay que a?adir sales minerales y vitaminas, especialmente E, desde que comenz¨® a tener problemas con la vista.
"Cualquier nuevo acuerdo entre la CEE y los pa¨ªses ACP ha de asegurar el respeto de los derechos humanos y las necesidades b¨¢sicas de la gente", se?ala explicando su concepto global de estos derechos, "pues al respeto de la persona humana hay que sumar sus necesidades de alimentaci¨®n, alojamiento y otras". "Me doy bien cuenta", prosigue, "que estos pa¨ªses salen de siglos de esclavitud y s¨®lo llevan 10 o 20 a?os de independencia".
Para Cupini, "Europa no puede siempre dar lecciones y no se trata de hablar de sanciones. El significado de mi huelga es de apoyo a los que negocian para atraer la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica sobre estos graves problemas".
?El balance de su huelga de hambre? "Ha aumentado la sensibilidad sobre el tema y he recibido el apoyo de muchos colegas. La fuerza para seguir me viene de esta reacci¨®n". Cupini ha recibido una carta del embajador de Fiyi, Joshua Cavalevu, que preside estas negociaciones por parte de ACP, en la que expresa su emoci¨®n, aunque se?alando que para este tema de los derechos humanos es necesaria una voluntad a nivel de los responsables europeos.
Hay reacciones de todo tipo. Lo que yo intento es despertar la casa", dice refiri¨¦ndose a la Comisi¨®n Europea, "pues existe una tendencia a no darse cuenta de lo que pasa fuera. El funcionario europeo est¨¢ tan preocupado por sus informes de agricultura, transporte y otros, es tan minucioso, que tiende a olvidar lo que pasa en el mundo a nivel cotidiano".
Resistencia al l¨ªmite
El momento m¨¢s dif¨ªcil lleg¨® tres d¨ªas despu¨¦s de dejar de comer, pues hab¨ªan cambiado sus pautas de vida. La crisis tuvo lugar en el d¨ªa 50?, creyendo Cupini que la gente estaba tan habituada a las huelgas de hambre que su sufrimiento no ten¨ªa efecto. "Ya no tengo ni fuerzas ni ganas de segidr, me arriesgo a algo grave. Mi resistencia f¨ªsica est¨¢ al l¨ªmite", indica. Ma?ana celebrar¨¢ una conferencia en la comisi¨®n, con la presencia de Jean Fabre, presidente de Alimentaci¨®n y Desarme Internacional, y decidir¨¢ entonces la l¨ªnea a seguir, probablemente interrumpiendo su huelga y canalizando la protesta por otros senderos con apoyo de sus colegas.Franco Cupini est¨¢ divorciado y tiene una hija de ocho a?os de edad a la cual "no he podido explicar exactamente el significado de mi acci¨®n. Le he dicho que no com¨ªa porque ten¨ªa que adelgazar". ?Y su ex mujer? "Al principio no comprend¨ªa. A nivel personal hay una elecci¨®n de la vida. Est¨¢n los que tienen una familia y s¨®lo eso y est¨¢n los que se ocupan de lo que pasa fuera y militan".
De hecho, antes de su protesta, la comisi¨®n insisti¨® ya ante los pa¨ªses ACP en los derechos humanos, mediante referencias a la carta africana. Los pa¨ªses ACP tambi¨¦n se prepararon sobre este tema. "Aprecio que se hayan informado bien para discutirlo", comenta Cupini. "En 1984 me preocupar¨¦ de que la opini¨®n p¨²blica est¨¦ detr¨¢s de esta cuesti¨®n para lograr un resultado concreto, pues si dejan los derechos humanos - para el ¨²ltimo momento y uno se obsesiona con los problemas econ¨®micos y financieros al final no sale nada".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.