Inaugurada en Murcia la exposici¨®n de toda la obra del imaginero Salzillo
La exposici¨®n Francisco Salzillo y el Reino de Murcia en el siglo XVIII inaugurada anteayer en el Museo Provincial de Bellas Artes por el ministro de Cultura, Javier Solana, fue puesta por ¨¦ste como modelo de los excelentes resultados que se pueden conseguir en proyectos emprendidos conjuntamente por el Estado y las comunidades aut¨®nomas.
La muestra, organizada con motivo del segundo centenario de la muerte del artista, que se conmemor¨® el pasado 2 de marzo, recoge no s¨®lo las obras m¨¢s destacadas del imaginero, sino tambi¨¦n numerosos documentos hist¨®ricos que sirven para que el visitante de las distintas salas en las que se exhiben pueda representarse al Reino de Murcia hace dos siglos, y ha sido organizada en homenaje al escultor, universalmente conocido por los pasos de la procesi¨®n del Viernes Santo murciano.La magnitud de la exposici¨®n queda reflejada en el dato de que para hacerla posible ha sido necesario invertir m¨¢s de 15 millones de pesetas, de los cuales la comunidad aut¨®noma aporta casi siete. La presidencia de honor la ostentan los Reyes de Espa?a, y como entidades patrocinadoras figuran, adem¨¢s del Ministerio de Cultura y la Comunidad Aut¨®noma de Murcia, la universidad y el ayuntamiento de la capital. El comisario de la exposici¨®n es el catedr¨¢tico de historia del arte Crist¨®bal Belda, y forman parte del equipo cient¨ªfico una veintena de profesores de la universidad murciana.
No se descarta el que la misma pueda ir a otras ciudades espa?olas, como Madrid, aunque no se trata de una empresa f¨¢cil por la magnitud de la misma. Lo que s¨ª podr¨ªa hacerse es un recorrido ?tinerante con una selecci¨®n de las .obras expuestas, que comenzar¨ªa en Madrid coincidiendo con el proyecto del Gobierno aut¨®nomo de Murcia de hacer all¨ª una presentaci¨®n de la cultura regional.Hay que tener en cuenta asimismo que muchas de las esculturas expuestas, (le gran valor art¨ªstico, pertenecen a colecciones particulares, cuyos due?os las han cedido, algunos, tras mucha insistencia por parte de los organizadores, y que bien por temor a los robos o a los desperfectos que podr¨ªan sufrir en los viajes, no parecen mostrarse favorables a su traslado.
Publicaciones
Con motivo de la muestra, la Editora Regional, dependiente de la Consejer¨ªa de Cultura, acaba de publicar un lujoso cat¨¢logo de casi 400 p¨¢ginas; en el que se recogen varios art¨ªculos escritos, entre otros, por el presidente del Gobierno aut¨®norno, Andr¨¦s Hern¨¢ndez Ros, y por varios profesores de la universidad murciana. Hern¨¢ndez Ros dice en el suyo:"Murcia fue el lugar id¨®neo para que una figura de la talla de Salzillo pudiera encarnar el equilibrio perfecto que todo Artista necesita, entre las ocasiones propicias para el encargo, propias de una ciudad en expansi¨®n y remodelaci¨®n, y el retiro necesario para las largas horas de trabajo en el taller. Es, por tanto, esa sociedad murciana tambi¨¦n la protagonista de la muestra. Nombres ilustres, como Felipe V, Floridablanca, el cardenal Belluga, Jaime Bort y Melchor de Macanaz, arropan y hacen comprensible la afirmaci¨®n de que el genio no puede existir aislado".Dentro de las actividades programadas con motivo del bicente nario de la muerte del escultor, la Editora Regional public¨® reciente mente otra obra sobre Salzillo. En este caso se trata de una reedici¨®n de la tesis doctoral de Jos¨¦ S¨¢n chez Moreno, que fue director del Museo Salzillo desde 1948 hasta su muerte, en 1955. El pr¨®logo es de Enrique Lafuente Ferrari quien escribe: "Por fortuna, la mo nografia que aqu¨ª ve la luz no ne cesita de favor alguno para dejar evidenciada su excelencia, ni su autor de presentaciones amparadas por otra cosa que por la cafi dad de su propio trabajo".
S¨¢nchez Moreno retrata al es cultor de la siguiente forma: "Nacido y formado en el ambiente del siglo XVIII, revestido en Murcia de caracteres de religiosidad extrema, condensa y resume la tradici¨®n imaginera espa?ola, salv¨¢ndola de su hundimiento. Situado en la coyuntura art¨ªstica que oscila entre los ¨²ltimos estertores del barroco y el balbuceo de las nuevas formas que le sustituyeron con el desorden de sus c¨¢nones diversos y nunca definitivamente arraigados, hace sobrevivir las formas tradicionales de la escultura nacional, aderez¨¢ndolas con la gracia levantina idealista y expresiva que flu¨ªa de sus cinceles privilegiados".
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