Viaje a Par¨ªs
EL VIAJE del presidente del Gobierno a Par¨ªs para entrevistarse con Mitterrand y Mauroy estuvo seguramente motivado por serias y urgentes razones. Aunque algunas fuentes aseguran que se hab¨ªa preparado con dos semanas de anticipaci¨®n, la realidad es que se ha presentado como una decisi¨®n improvisada, y, en cualquier caso, parece que ha existido una preparaci¨®n atropellada de las reuniones. Este tipo de encuentros tiene en su favor el car¨¢cter directo de las discusiones entre los responsables de los pa¨ªses, pero ofrece el peligro de subordinar el examen de los problemas reales a una favorable presentaci¨®n publicitaria. La ausencia de nuestro ministro de Asuntos Exteriores constituye, pese a las premuras -reales o fingidas- del desplazamiento presidencial, una inc¨®gnita que s¨®lo el presidente podr¨ªa despejar. La impresi¨®n de aislamiento que Mor¨¢n ofrece en el seno del Gobierno puede ser fruto de una estrategia o responder a un hecho cierto. Si es lo primero, nos parece una estrategia equivocada. Si se trata de una realidad, resulta preocupante el mantenimiento de varias pol¨ªticas exteriores en el seno del Gabinete, sistema que tan malos frutos dio durante el mandato de UCD.Pero no s¨®lo Mor¨¢n fue marginado de esa cita. En el modesto terreno informativo, la prohibici¨®n comunicada al periodista Xavier Vinader, corresponsal de un semanario, de entrar en la Embajada de Espa?a y asistir a la conferencia de prensa es un indicio de que el ejercicio del poder est¨¢ transformando el aliento moral del cambio. No le falta raz¨®n a Felipe Gonz¨¢lez cuando afirma que "ning¨²n Gobierno puede saltar por encima de la legalidad", pero esa obvia sentencia, aplicable a otras delicadas cuestiones que hoy preocupan a la opini¨®n p¨²blica en el Pa¨ªs Vasco y en el resto de Espa?a, resulta una munici¨®n excesiva para justificar el veto a Vinader, que, aunque condenado por sentencia firme a siete a?os de c¨¢rcel, tiene ciudadan¨ªa y pasaporte espa?oles. Aunque el Gobierno se empe?e en desconocerlo, el caso Vinader es un reto a su sensibilidad pol¨ªtica. Y el Gobierno lo est¨¢ endosando con m¨¦todos dignos del historial del l¨ªder de la actual oposici¨®n.La sorpresa de la cumbre celebrada en Par¨ªs da fundamento para suponer que algunas de las materias discutidas en las reuniones quedar¨¢n protegidas por la reserva. A ese rengl¨®n semisecreto pertenecen los cambios de impresiones entre Mitterrand y Gonz¨¢lez o las decisiones de Par¨ªs sobre la amenaza que para nuestra estabilidad democr¨¢tica implica el santuario del Pa¨ªs Visco franc¨¦s para las bandas terroristas. El alejamiento de los activistas de ETA de la frontera espa?ola, de forma que sus eventuales tentativas de regreso al Pa¨ªs Vasco puedan ser descubiertas e impedidas, necesita el apoyo del Gobierno franc¨¦s y, tal vez, la colaboraci¨®n de otros pa¨ªses.
En la conferencia de prensa, Felipe Gonz¨¢lez no aclar¨® el contenido de las conversaciones sobre terrorismo, pero evidenci¨® ese cambio de talante ¨¦tico que puede estarse operando en los socialistas un a?o despu¨¦s de las elecciones. Es sencillamente imposible establecer una comparaci¨®n cuantitativa entre los asesinatos de ETA y otras eventuales conculcaciones de los derechos humanos realizables desde el campo opuesto. La aritm¨¦tica de los cr¨ªmenes y los principios de un sistema democr¨¢tico se mueven en ¨¢mbitos cualitativamente distintos. Nadie olvida que los terroristas han asesinado brutalmente a cerca de 500 ciudadanos espa?oles, de los que casi 300 vest¨ªan uniforme. La insinuaci¨®n de que s¨®lo el Gobierno se solidariza con esas v¨ªctimas y condena a sus verdugos encierra una carga de vulgar demagogia y transmite una injusta acusaci¨®n contra la sociedad, que se ha movilizado insistente y valerosamente contra el fen¨®meno terrorista. Cualquier justificaci¨®n, aun indirecta, de la guerra sucia es moralmente inadmisible. Cuando la abolici¨®n de la pena de muerte ha sido uno de los avances civilizadores del tr¨¢nsito pol¨ªtico, el Gobierno no puede contemplar con los brazos cruzados la existencia de bandas parapoliciales dedicadas a tomarse la justicia por su mano.
En lo que respecta a las negociaciones para el ingreso de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea, existe la impresi¨®n de que el viaje de Felipe Gonz¨¢lez ha podido contribuir a despejar el camino para un progreso de las negociaciones. Es probable que Mitterrand desee aprovechar el turno franc¨¦s de presidencia de la CEE a fin de capitalizar los pasos dados por las autoridades comunitarias y por los Gobiernos de otros pa¨ªses europeos para remover los obst¨¢culos al ingreso de Espa?a y Portugal. El nombramiento de Roland Dumas como ministro para las Comunidades puede ser interpretado como signo de una mayor sensibilidad francesa hacia los intereses espa?oles. El Gobierno espa?ol parece dispuesto a reconsiderar su posici¨®n respecto a la pol¨ªtica agraria comunitaria y a prestar su respaldo a las tesis defendidas por Francia sobre los productos mediterr¨¢neos, tal vez por considerar que, a la larga -cuando nuestra integraci¨®n sea plena-, esa estrategia beneficiar¨ªa tambi¨¦n a nuestra agricultura. La nueva reglamentaci¨®n agr¨ªcola y la reforma del presupuesto comunitario podr¨ªan marchar en pararelo con las negociaciones para la entrada de Espa?a y Portugal en la CEE. El precio a pagar por este acuerdo con Francia puede ser la aceptaci¨®n de condiciones m¨¢s duras para nuestros vinos, hortalizas y frutas durante el per¨ªodo transitorio, con ajustes paralelos a los que tendr¨¢ que afrontar nuestra industria. Estarnos seguros de que en la decisi¨®n un¨¢nimemente apoyada de entrar en las Comunidades, el Gobierno socialista no est¨¢ dispuesto a pagar cualquier precio por obtener un inicial triunfo pol¨ªtico. Espa?a tendr¨¢ que ceder algunas cosas si quiere el ingreso en la CEE. Algunas cosas no significa cualquier cosa.
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