Texto ¨ªntegro del mensaje real
?ste es el texto ¨ªntegro del mensaje dirigido por el Rey a los espa?oles con motivo de la Navidad, en el que unen el saludo con motivo de las fiestas y una reflexi¨®n pol¨ªtica sobre el a?o que concluye y el que se avecina:"Con el prop¨®sito de dirigiros un entra?able saludo en estas fiestas de Navidad, comparezco en vuestros hogares, como en ocasiones anteriores.
Permitidme, a la vez, ofreceros esta casa y el afecto de mi familia.
A lo largo del a?o que est¨¢ pr¨®ximo a concluir hemos recibido numerosas muestras de cari?o y de adhesi¨®n. Aprovecho esta oportunidad para agradecerlas p¨²blicamente, al mismo tiempo que os reitero el permanente abrazo con que la Corona quiere unir, en un sentimiento fraternal, a todos los espa?oles.
Deseo tambi¨¦n, en estos instantes, pediros que me acompa?¨¦is brevemente en una sincera reflexi¨®n sobre Espa?a. Ella representa la dimensi¨®n que nos proporciona el sentido profundo e hist¨®rico de nuestras vidas, como miembros de una gran comunidad.
Todos formamos parte -como tantas veces he dicho con firmeza y con sinceridad nacidas de un compromiso hist¨®rico- de una gran familia. De una gran empresa. De un destino que nos une a todos en esta Espa?a nuestra.
Recuerdo haber afirmado, en una oportunidad como esa de las fiestas navide?as, que deb¨ªamos estar orgullosos de ser espa?oles.
Pero tambi¨¦n es imprescindible que hagamos todo lo posible para que ese orgullo est¨¦ justificado, porque hayamos sabido aportar a la patria nuestra ayuda, nuestra colaboraci¨®n.
Hemos de llenar nuestro esp¨ªritu de los valores de la naci¨®n. El bien de la naci¨®n. El bien de Espa?a ha de constituir nuestro empe?o, nuestra ilusi¨®n y nuestra esperanza.
Toda opci¨®n pol¨ªtica debe tener tambi¨¦n ese objetivo. Podremos discutir apasionadamente, pero de forma correcta y civilizada, nuestros criterios dispares sobre la forma de alcanzar ese bien para nuestra patria.
Pero reservemos para nosotros cuanto sea posible las diferencias sin propalarlas ni extenderlas y mostremos en cambio abiertamente nuestra uni¨®n y nuestra colaboraci¨®n para conseguir lo que Espa?a desea y necesita.
Es preciso que unidos nos alegremos de todas las ventajas que nuestro esfuerzo consiga y que lamentemos juntos los males que en cualquier aspecto puedan afectar a nuestra patria.
Porque lo que no resulta admisible, ni eficaz, ni patri¨®tico, es dar la sensaci¨®n de que nos congratulamos de las desgracias que a Espa?a perjudican, por el hecho de que ocurran bajo el mandato pol¨ªtico de aquellos con cuyas ideas no se coincide en un momento dado.
Aprendamos a distinguir el bien y el mal de lo que en Espa?a suceda, por el bien y el mal en s¨ª mismos y por sus consecuencias para nuestra patria.
Alegr¨¦monos del primero y lamentemos el segundo, por encima de intereses pol¨ªticos o de circunstancias temporales, unidos en las alegr¨ªas y en las dificultades.
"Ha brillado la solidaridad"
Como Rey os felicito y me felicito al finalizar un a?o, porque en ¨¦l ha brillado especialmente esa solidaridad nacional.
Recordad que en especiales circunstancias dram¨¢ticas hemos sabido comportarnos -como en el caso de las inundaciones del norte- con un alto sentido de responsabilidad comunitaria.
Para aquellos que en esos hechos ofrendaron su vida al servicio de los dem¨¢s quiero que compartamos un recuerdo emocionado.
Reconozcamos tambi¨¦n el valor de las instituciones. En su funcionamiento correcto y en el respeto a sus decisiones est¨¢ una de las claves de nuestra convivencia democr¨¢tica.
Un pueblo en marcha necesita de instituciones libres, responsables y abiertas al servicio de la gran pol¨ªtica que exige nuestra hora y que hemos de ofrendar a Espa?a.
S¨ª. Espa?a entera, generosa, noble y estimulante, est¨¢ aqu¨ª entre nosotros, por encima de avatares, fechas y problemas que nunca nos acobardaron, invit¨¢ndonos a profundizar en el di¨¢logo permanente de nuestro destino com¨²n.
Hagamos a Espa?a un sitio de honor esta noche entre nosotros, en el fondo de nuestro coraz¨®n, en las palabras familiares, en nuestras esperanzas.
Vivimos momentos de crisis universal. Una crisis que afecta a valores de distinto signo y que condiciona inexorablemente la vida familiar y social de los pueblos.
Y, por causa de esa crisis que como al resto del mundo nos ata?e, estoy seguro de que a lo largo de este a?o hemos transmitido a veces impresiones negativas, desalientos y cansancios colectivos. Pero tambi¨¦n energ¨ªa para superar los problemas.
Es imprescindible apartar de nosotros esa tentaci¨®n tan espa?ola del pesimismo. Resulta necesario resistir a cualquier impresi¨®n de des¨¢nimo.
Precisamente en los tiempos de crisis es cuando m¨¢s claramente se manifiesta la importancia de lo fundamental, la decisiva trascendencia de lo que somos, la profunda fuerza que se aloja en nuestro ser m¨¢s ¨ªntimo.
Tiempos de crisis que nos ponen de manifiesto la necesidad de unirse: juntos podemos mucho, casi todo. Por separado, muy poco.
No nos arrojemos unos a otros nuestra historia. M¨¢s bien aprendamos de ella lo que es la clave del avance de los pueblos: acertar a articular la diversidad, la espontaneidad social y la eficacia pol¨ªtica para alcanzar los fines y resolver los problemas comunes de un modo beneficioso para todos, respetando siempre el ¨¢rea propia del otro, con un esp¨ªritu de conciliaci¨®n y no de conflicto.
La alternativa de poder realizada hace un a?o ha reforzado nuestra experiencia democr¨¢tica y la capacidad de di¨¢logo. Porque, cualesquiera que sean las discrepancias o las adhesiones que se despierten, ha servido y sirve cada d¨ªa para asentar nuestra convivencia en libertad, para habituarnos a vivir las mutaciones pol¨ªticas que la voluntad popular desea.
Estamos viviendo y conviviendo una experiencia hist¨®rica nueva, capaz de superar antagonismos y de borrar cicatrices seculares.
La democracia es tambi¨¦n en este aspecto una cura del excesivo orgullo y de la seguridad absoluta en la permanencia en el poder. Ese poder hay que intentar conservarlo, gan¨¢rselo d¨ªa a d¨ªa ante el pueblo que lo otorga, y es preciso esforzarse en hacer m¨¦ritos para conseguirlo l¨ªcitamente, pensando siempre en que hay otros sectores que aspiran tambi¨¦n con legitimidad a que sus acciones meritorias y sus aciertos sean reconocidos por el pueblo para concederles su confianza.
Pero es que adem¨¢s, m¨¢s all¨¢ de estos sectores distintos, de estas diferentes alternativas de los partidos Pol¨ªticos, hay una serie de cuestiones b¨¢sicas sobre las que tiene que producirse una coincidencia que ha de redundar en beneficio de Espa?a.
Por eso debemos profundizar, sin recelo y sin pausa, en el di¨¢logo entre los espa?oles. Entremos con lucidez en esa propuesta plural. Un¨¢monos a ella. Cada persona, cada familia, pueden ser distintas entre s¨ª. Pero no ser¨¢n nada si no se entienden en algo, si no encuentran de alguna forma puntos de coincidencia, si no se nutren con valores morales, pol¨ªticos y sociales madurados en la raz¨®n y en la palabra.
"No a la violencia. S¨ª al di¨¢logo"
En estas Navidades, con todos vosotros, desde todos nosotros, en la paz de la familia, digamos no a la violencia. S¨ª al di¨¢logo. S¨ª al entendimiento entre las personas y los pueblos. S¨ª a la libertad, a la justicia, al respeto a los d¨¦biles, a la fraternidad que haga prevalecer la naturaleza espiritual del hombre y despertar la buena voluntad.
Sint¨¢monos hoy, en esta Navidad que celebramos, sint¨¢monos para siempre espa?oles que se honran en serlo y que est¨¢n unidos para el bien de Espa?a.
En nombre de ella, env¨ªo un saludo lleno de cari?o a nuestros compatriotas emigrantes y a los que en estos momentos, fuera de nuestras fronteras, sienten la nostalgia de la patria.
A cuantos sufren; a quienes se encuentran solos; a las familias de los que cayeron v¨ªctimas del terrorismo in¨²til y cruel; a quienes experimentan el dolor causado por las tragedias que ¨²ltimamente nos han llenado de amargura; a los que velan por nuestra paz en las Fuerzas Amadas y en las de Seguridad... A todos los espa?oles, nuestro abrazo sincero.
En el momento en que estamos pr¨®ximos a pisar el umbral que separa un a?o del siguiente, ¨¢mbito que los antiguos consideraban sagrado, os pido que nos consagremos a conseguir en 1984, por encima de los avatares concretos y las personas que los encarnen, lo que m¨¢s nos importa: incrementar nuestra confianza, profundizar nuestra democracia, afianzar nuestro progreso en la paz y en la libertad.
Muchas gracias y que Dios nos conceda una feliz Navidad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.