Jos¨¦ Mart¨ªn Ortiz de Z¨¢rate
Es uno de los trabajadores de empresas vascas en quiebra que arriesgan sus ahorros para convertirse en copropietarios
Es uno de esos tres mil y pico trabajadores vascos, casi cuatro mil, que en los ¨²ltimos cinco a?os han cogido las riendas de empresas desahuciadas por sus anteriores propietarios. Un aventurero de buzo, un audaz, con imagen de sindicalista combativo, que, desafiando estudios de viabilidad se enfrenta ahora a las hipotecas y a los bancos. ?l y sus compa?eros han apostado todos sus ahorros y algunos cr¨¦ditos a sacar a flote una empresa condenada a la liquidaci¨®n forzosa.
Jos¨¦ Mart¨ªn Ortiz de Z¨¢rate, El Fonsi, no cree en el cooperativismo -"esa no es la alternativa de la clase obrera"-, pero asegura que se siente "mejor, m¨¢s libre; en fin, m¨¢s persona", desde el d¨ªa en que se convirti¨® en copropietario de Zarauz Sociedad Cooperativa, empresa registrada hasta entonces con el nombre de Arruti SA, en la que entr¨® a trabajar cuando era s¨®lo un ni?o. Tiene ahora 40 a?os y las ideas bastante claras. "No somos una cuadrilla de amigos ni jugamos a ser empresarios, somos solamente un grupo de currelas que intenta conservar el puesto".Para sorpresa de muchos, los trabajadores propietarios de Zarauz SA han conseguido, de momento, reabrir la empresa, relanzar la actividad y fabricar nuevos modelos de muebles con un nivel de competitividad y calidad superiores a los anteriores fabricados por la misma. "Nos hemos asignado un sueldo de 63.000 pesetas, inferior, desde luego, al que nos corresponder¨ªa ahora seg¨²n el convenio, pero cobramos todos los meses y esto es lo importante".
Jos¨¦ Mar¨ªa Ortiz de Z¨¢rate se muestra convencido de la viabilidad del proyecto y afirma que el rendimiento personal de la plantilla es ahora muy superior, pese a que, en ocasiones, trabajen horas extraordinarias y hasta festivos sin mayor remuneraci¨®n. La palabra corporativismo provoca en ¨¦l el efecto de revolverle en el asiento. El Fonsi, luchador en veinte convenios y parte activa de las luchas obreras de la comarca, dice que que ellos tienen bien claro eso de la solidaridad de clase, que sus compa?eros han sido punta de lanza de las luchas sociales y pol¨ªticas de la zona, que ahora tampoco se mantienen al margen y que, adem¨¢s, est¨¢n ayudando, aport¨¢ndoles su experiencia, a otros trabajadores del sector del mueble que se vieron en la calle y que han decidido seguir su ejemplo.
A quienes les acusan de poner parches al sistema y frenar la movilizaci¨®n obrera "s¨®lo les hago una pregunta: ?Cu¨¢l es tu alternativa?". "Le aseguro", recalca, "que ninguno de ellos ha podido contestarme. Nosotros hemos luchado a fondo, nos hemos encerrado y manifestado hasta conseguir que los antiguos propietarios nos vendieran sus acciones a peseta, hemos arriesgado todo lo que ten¨ªamos: los cuatro meses de atrasos, las indemnizaciones, los peque?os ahorros y los cr¨¦ditos y trabajamos por renovar la producci¨®n, por mantener 40 puestos de trabajo".
La direcci¨®n de Zarauz Sociedad Cooperativa est¨¢ ahora en manos de una junta directiva compuesta por seis delegados con capacidad ejecutiva, que mantiene contactos peri¨®dicos con la gerencia y la direcci¨®n t¨¦cnica de la empresa. La asamblea es el ¨®rgano soberano de decisi¨®n y se re¨²ne normalmente una vez al mes. Seg¨²n El Fonsi, no existen entre los trabajadores m¨¢s conflictos y roces que los normales en cualquier empresa. "Eso s¨ª, nos hemos vuelto muy exigentes con nosotros mismos, y ahora tenemos que aceptar con naturalidad que un compa?ero te rechace una pieza porque cree que el acabado puede ser perfeccionado".
Jos¨¦ Mar¨ªa Ortiz de Z¨¢rate, que, aparte de todo, es el entrenador del equipo de f¨²tbol de Zarauz, lo que autom¨¢ticamente le convierte en uno de los personajes m¨¢s populares de esta ciudad, asegura que el cambio ha merecido la pena porque, entre otras cosas, ha servido para romper los esquemas de algunos empresarios que se creen imprescindibles y que piensan que los trabajadores son, en la pr¨¢ctica, incapaces de asumir la responsabilidad empresarial. "Contra el paro no hay alternativa", sentencia, "pero si los empresarios no dan una respuesta, quiz¨¢ tengamos que intentarlo nosotros mismos".
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