Severino Baita Losoha, rey Baltasar
23 a?os de reinado en la cabalgata de Barcelona
El primer a?o fue s¨®lo paje. Acababa de llegar de Guinea y un compatriota suyo lo visti¨® de raso y plumas para la corte del rey Baltasar. Al a?o siguiente, ocup¨® ya el trono y en ¨¦l ha seguido, a?o tras a?o, viendo impasible como a cada nuevo Melchor, a cada nuevo Gaspar, se les mudaba el color ante el espejo s¨®lo con imaginar que se les pod¨ªa caer la barba en plena cabalgata. Casi siempre ha compartido su reinado con dos concejales, excepto hace dos a?os, que tuvo un compa?ero excepcional: Joan Manuel Serrat. "Es un tipo estupendo, Serrat. Aquel a?o s¨ª que lo pasamos bien, y qu¨¦ gent¨ªo, m¨¢s que nunca". Pero se acabaron los magos populares. Los organizadores han vuelto a la cantera del Consistorio, y este a?o ser¨¢n dos concejales los que se ci?an la corona."Siempre me preguntan, ?y qu¨¦ sientes, Seve, cuando est¨¢s all¨¢ arriba, con tantos cr¨ªos mirando hacia t¨ª. Y yo digo, es que no se puede expresar. Para hacerse una idea hay que vivirlo". Sin embargo, no son los ojos felices de estos ni?os lo que m¨¢s recuerda Severino Baita cuando se quita la capa y el turbante. Lo que m¨¢s le impresiona es la visita, ya sin multitudes, a la planta 10 del hospital infantil Sant Joan de D¨¦u. "Es tremendo. Aquello parte el coraz¨®n. Ves all¨ª a esos ni?os tan efermos, que viven all¨ª, algunos desde hace a?os, y ves su ojos y ya nunca los puedes olvidar".
Es el contrapunto. Primero, la multitud, el torbellino de la m¨²sica, cascadas de luces, oleadas de felicidad Rambla arriba, la alegr¨ªa sin rostro. Luego, la alegr¨ªa concreta, pat¨¦tica, cabecitas que se esconden entre las s¨¢banas. "Est¨¢s en aquella habitaci¨®n y los ves all¨ª, ni?os que no esperan nada, con aquellos ojos que te miran apabullados. Te acercas, con el paquete en la mano, alargas el brazo para hacer una caricia, y casi no te atreves, porque les impresiona verte tan cerca, tu corpulencia sobre su cuerpecito tendido"
La alegr¨ªa de aquellos ni?os que no esperan regalo es lo que m¨¢s compensa al rey Batalsar. Cada a?o llega a casa tocado. Lo dice su mujer, Carmen N¨²?ez, una catalana de C¨®rdoba que se enamor¨® de Severino Baita durante una excursi¨®n a Vallvidrera de los seguidores del programa Los Pintorescos de Radio Juventud. Severino Baita hab¨ªa venido a Barcelona a estudiar. "Mi padre hab¨ªa estado en un congreso eucar¨ªstico, y de regreso a Santa Isabel, siempre me hablaba de lo que le hab¨ªa impresionado Catalu?a. As¨ª que me vine". Estudi¨® el Bachiller y dos cursos de Medicina, pero tuvo que dejarlo porque ten¨ªa que trabajar y no pod¨ªa hacer las dos cosas a la vez.
Le gustaba o¨ªr la radio por las noches. El piso que compart¨ªa con varios amigos guineanos estaba cerca de Radio Juventud. Muchas noches se iban al estudio y dedicaban canciones. A Carmen N¨²?ez y sus amigas tambi¨¦n les gustaba aquel programa. "Qu¨¦ voz tan c¨¢lida tienen", comentaban. Luego se conocieron, festejaron y se casaron. Severino Baita considera que, en su caso, es cierto aquello de que son catalanes todos los que viven y trabajan en Catalu?a. "Yo no puedo decir que haya tenido problemas especiales. Bueno, algo de racismo hay en todas las sociedades, pero yo me siento de esta tierra y hasta ahora me ha ido bien". Su hija se llama Maritxell.
Maritxell tiene ya nueve a?os y no cree, claro, en los Reyes Magos. Pero crey¨® hasta los siete, sin ninguna fisura en su convicci¨®n, pese a que cada a?o ve¨ªa a su padre vestido de rey Baltasar. "Es que ¨¦l sustituye al rey verdadoro mientras reparte los juegues por los pueblos y ciudades", explicaba a sus amigas de colegio.
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