Un cuarto de mill¨®n de blancos busca un acomodo realista en un pa¨ªs de abrumadora mayor¨ªa de color
"S¨¦ perfectamente que nunca ni en ning¨²n otro lugar del mundo podr¨¦ vivir como en Zimbabue. Cuando tenga que irme, ya sea a Europa o a Estados Unidos, me convertir¨¦ en un esclavo m¨¢s. Pero hoy y aqu¨ª me siento libre". Lorimer tiene 20 a?os y es hijo de una senadora independiente blanca, partidaria de la colaboraci¨®n con el Gobierno de Robert Mugabe. Naci¨® en Zimbabue y ama su pa¨ªs, su paisaje y su clima. Ha viajado por Europa y estudi¨® un a?o en Norteam¨¦rica, pero siempre regresa antes de lo previsto: "No puedo acostumbrarme a otros pa¨ªses".Lorimer no particip¨® en la guerra civil -blancos contra negros- porque era demasiado joven. "Tengo ideas muy claras sobre mi futuro. He nacido en Zimbabue y me gusta este pa¨ªs, pero alg¨²n d¨ªa los blancos tendremos que irnos. Es l¨®gico. Lo ¨²nico que deseo es que ese d¨ªa llegue lo m¨¢s tarde posible".
La comunidad blanca de Zimbabue -unas 250.000 personas, frente a m¨¢s de siete millones de negros- acept¨® en 1980 un compromiso hist¨®rico: entreg¨® el poder pol¨ªtico a la mayor¨ªa negra a cambio de mantener su parte en el poder econ¨®mico. Cuatro a?os m¨¢s tarde, el compromiso contin¨²a en pie, aunque son pocos los que creen que ser¨¢ permanente.
Pese a que resulta pr¨¢cticamente imposible disponer de cifras oficiales, parece que desde la independencia han abandonado Zimbabue entre 35.000 y 50.000 blancos. La mayor¨ªa eran funcionarios, empleados o peque?os comerciantes. Los grandes propietarios de granjas de producci¨®n agr¨ªcola o ganadera han continuado en el pa¨ªs. Seg¨²n el ministro de Agricultura, Denis Norman, de raza blanca, los granjeros blancos controlan actualmente el 35% de las tierras cultivables, frente al 40%. de antes de la independencia. Su influencia real en la econom¨ªa de Zimbabue todav¨ªa es m¨¢s importante: con ese 35% de la tierra producen el 75% del total del mercado de exportaci¨®n.
Exportaci¨®n de dinero
"No es justo decir que los blancos contin¨²an en Zimbabue s¨®lo por inter¨¦s econ¨®mico", afirma Norman. "Hay gente que lleva en este pa¨ªs cuatro generaciones y que siente que se encuentra en su patria, que tiene un compromiso con Zimbabue. Si fuera un inter¨¦s puramente econ¨®mico, se ir¨ªan, porque el Gobierno controla ahora la exportaci¨®n de dinero y no deja que nadie saque m¨¢s de 300 d¨®lares al a?o".
La decisi¨®n de Mugabe, sin embargo, ha sido muy mal acogida por la comunidad blanca: "Si no podemos sacar dinero de Zimbabue, tendremos que irnos antes, porque no tiene sentido ahorrar aqu¨ª sabiendo que un d¨ªa tendremos que partir. Necesitamos un seguro fuera, para cuando llegue el momento", afirma un industrial blanco radicado en Harare, que prefiere guardar el anonimato.
En cualquier caso, la gran mayor¨ªa de los blancos de Zimbabue es consciente de que est¨¢ viviendo sus ¨²ltimos d¨ªas dorados: su estilo de vida -grandes casas con jardines, piscina, pista de tenis y criados- ha desaparecido ya pr¨¢cticamente en todo el mundo. Adem¨¢s, el pa¨ªs es seguro, excepto en las granjas aisladas en la regi¨®n de Matabeleland, y la mayor¨ªa negra no es agresiva. "Nosotros intentamos pasar inadvertidos, no provocar incidentes y vivir tranquilamente", asegura el mismo industrial.
La tan pregonada armon¨ªa o integraci¨®n racial no se ha producido, sin embargo. Es cierto que hoy d¨ªa puede verse alguna pareja mixta -algo que hubiera sido impensable o incluso castigado hace s¨®lo cuatro a?os-, pero el Gobierno se ha visto obligado el pasado mes de noviembre a aprobar una nueva legislaci¨®n para impedir la segregaci¨®n racial en los colegios privados. El truco era muy simple: profesores exclusivamente blancos y tarifas tan altas que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n negra no pod¨ªa pagarlas. Ahora todos los colegios est¨¢n obligados a guardar un 60% de sus plazas para ni?os negros.
"La soluci¨®n no es buena", afirma la senadora blanca Elaine Scott, "porque los blancos se ver¨¢n obligados a enviar a sus hijos a estudiar fuera, en el Reino Unido o en Australia. La realidad es que los ni?os negros no dominan el ingl¨¦s; su lengua materna es la nativa, de su tribu, y con un 60% de ni?os negros en una clase, el nivel de ense?anza de la lengua inglesa bajar¨¢ obligatoriamente".
La senadora Scott es un claro ejemplo del realismo de la mayor¨ªa de la comunidad- blanca de Zimbabue. Pertenece al grupo independiente que se desgaj¨® del partido de Ian Smith y defiende una l¨ªnea de colaboraci¨®n con el Gobierno de la mayor¨ªa negra. Ella tambi¨¦n cree que alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que marcharse de Zimbabue, pero mientras llega ese d¨ªa quiere que el pa¨ªs funcione, que los mercados est¨¦n abastecidos y que los m¨¦dicos tengan buena formaci¨®n acad¨¦mica. "Zimbabue es mi pa¨ªs y quiero colaborar en su desarrollo, aunque s¨¦ que represento a una minor¨ªa peque?a y que las grandes l¨ªneas pol¨ªticas deben ser decididas por la mayor¨ªa negra". La senadora estima que la actitud negativa del antiguo l¨ªder blanco Ian Smith no lleva a ninguna parte.
El ocaso de Ian Smith
Smith representa al grupo duro que critica sistem¨¢ticamente las decisiones del Gobierno de Mugabe y que sigue pensando que los negros son y ser¨¢n incapaces de regir el pa¨ªs. Ian Smith fue el hombre que proclam¨® la independencia de Rhodesia respecto a la potencia colonizadora, el Reino Unido, y quien pretendi¨® imponer en su pa¨ªs un r¨¦gimen de apartheid similar al de la vecina ?frica del Sur. Siete a?os de guerra civil y una comunidad blanca exhausta y desmoralizada le obligaron a ceder el poder, pero todav¨ªa hoy Smith asegura que "aquella fue una ¨¦poca maravillosa" y que "nunca han vivido los negros mejor que entonces".
El ex primer ministro conserva su esca?o en el Parlamento, pero su partido, el Frente Republicano, ha perdido la mayor¨ªa de los 20 diputados reservados para la minor¨ªa blanca. Desde el a?o pasado, los independientes controlan 11 esca?os de la C¨¢mara Baja y, de acuerdo con el sistema electoral, designan a todos los miembros blancos de la C¨¢mara Alta.
Pese a su hundimiento pol¨ªtico, Ian Smith, que tiene actualmente 64 a?os y vive en una granja cercana a Harare, mantiene intacta su agresividad verbal. No es extra?o que interrumpa al primer ministro, Robert Mugabe, cuando, interviene ante el Parlamento.. Mugabe, que se irrita con facilidad, mantiene, sin embargo, respecto a Smith una actitud relativamente tolerante, porque sabe que su influencia en la comunidad blanca est¨¢ en declive y porque cara al exterior constituye una prueba del r¨¦gimen democr¨¢tico de Zimbabue. Sus respuestas en el Parlamento suelen ser ir¨®nicas: "No se excite el se?or Smith. Pese a que tuvimos que soportar sus bombardeos y sus c¨¢rceles, mi Gobierno le pagar¨¢ una pensi¨®n como ex primer ministro cuando se retire de la pol¨ªtica".
La escena se repiti¨® recientemente cuando Ian Smith protest¨® por la detenci¨®n de cuatro oficiales blancos del Ej¨¦rcito del Aire, pese a que un tribunal hab¨ªa dictaminado que no exist¨ªan pruebas contra ellos: "La ley que permite que estos cuatro oficiales contin¨²en en prisi¨®n fue aprobada por el Gobierno de Ian Smith, y gracias a ella m¨¢s de 3.000 negros permanecieron a?os en la c¨¢rcel sin juicio" le espet¨® Mugabe. Los cuatro oficiales -acusados de haber participado en un sabotaje en la base a¨¦rea de Thornhil- fueron finalmente puestos en libertad y expulsados del pa¨ªs, despu¨¦s de que el Reino Unido y Estados Unidos ejercieran una gran presi¨®n pol¨ªtica.
Matabeleland, regi¨®n peligrosa
Algunos representantes del grupo independiente temen que agresividad verbal de Smith sirva como justificaci¨®n para que Mugabe y su partido, ZANU, vayan aumentando paulatinamente el nivel de agresividad contra la comunidad blanca. "Cada vez se habla menos de la armon¨ªa racial y se re cuerda m¨¢s la guerra civil. Poco despu¨¦s de la independencia, el lenguaje era menos agresivo que hoy d¨ªa, sin que ello quiera decir que haya alcanzado un nivel preocupante", aseguran.
La senadora Scott, sin embargo, estima que las relaciones raciales ,son buenas y que la comunidad blanca, aunque preocupada por problemas educativos o econ¨®micos, est¨¢ suficientemente enraizada en la sociedad de Zimbabue como para sentirse segura y pr¨®spera. "El principal problema es la regi¨®n de Matabeleland, que yo represento, debido a las bandas de disidentes que asesinan granjeros blancos", afirma.
Elaine Scott, como muchos de los habitantes blancos de Bulawayo, la capital de la regi¨®n, cree que los disidentes reciben ayuda de ?frica del Sur. Uno de estos granjeros aseguraba a EL PAIS: "Es duro tener que reconocerlo. Yo conozco bien Sur¨¢frica y tengo amigos y familiares all¨ª, y es incre¨ªble tener que decir que al menos algunos surafricanos -yo no digo que sea el Gobierno- est¨¦n ayudando a que un grupo de bandidos negros nos maten".
Los granjeros blancos que viven aislados en la regi¨®n de Matabeleland han recibido armas -fusiles autom¨¢ticos- del propio Gobierno para que defiendan directamente sus vidas y propiedades. En algunos casos, las autoridades negras de la provincia l¨¦s han proporcionado tambi¨¦n veh¨ªculos semiblindados para que puedan recorrer sus enormes granjas sin miedo a las emboscadas o a los francotiradores. Adem¨¢s, han puesto de nuevo en funcionamiento la llamada alarma agr¨ªcola, inventada durante la guerra civil y que mantiene permanentemente en comunicaci¨®n a los granjeros con el puesto de polic¨ªa m¨¢s cercano y con sus vecinos.
Aun as¨ª, los granjeros blancos est¨¢n insatisfechos y reprochan al Gobierno su falta de inter¨¦s. "Comprendo su preocupaci¨®n", afirma el ministro de Agricultura, "pero creo que el Gobierno ha tomado todas las medidas para garantizar su seguridad en la medida de lo posible".
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