Danielle Mitterrand
El presidente franc¨¦s se enamor¨® de ella por una foto
Desde que su marido, Fran?ois Mitterrand, es presidente electo de la Rep¨²blica, pocos franceses habr¨¢ que no conozcan la historia del flechazo de este ¨²ltimo por Danielle, la que iba a ser su esposa y que ahora es la primera dama de Francia. Corr¨ªan aquellos a?os duros, siniestros, de la lucha contra el fascismo en la segunda contienda mundial. El resistente Mitterrand lleg¨® a Par¨ªs procedente de Londres y perseguido por la Gestapo de Hitler. El que iba a ser presidente socialista el 10 de mayo de 1981, mozalbete guapo por entonces, vio en la casa de una amiga suya, Christine Gouze -que m¨¢s tarde iba a producir pel¨ªculas de Brigitte Bardot y a casarse con el actor Roger Hanin- una fotograf¨ªa de una casi adolescente, debido al candor de su cara redonda y bonita, que a los 17 a?os tambi¨¦n se hab¨ªa enrolado como enfermera en la Resistencia. "?Qui¨¦n es esta chica?", pregunt¨® Mitterrand a Christine. "Es mi hermana Danielle", respondi¨® ¨¦sta. Mitterrand a¨²n la mir¨® unos instantes, reflexionando aparentemente, y exclam¨®: "Me caso con ella". Y as¨ª fue.
Danielle, nacida apenas 20 a?os antes (en 1924, en Verd¨²n), se encontraba en casa de sus padres, pero su hermana se las arregl¨® para que, lo antes posible, conociera al brillante abogado y pol¨ªtico incipiente apellidado Mitterrand. Se cas¨® de blanco, tuvo dos hijos (uno es periodista hoy, y el otro, diputado) y, de hecho, desde entonces, su vida se ha confundido con la trayectoria pol¨ªtica de su marido; pero en la sombra siempre, desde todas las penumbras de la discreci¨®n "eficaz y dulce", seg¨²n afirman todos los que la tratan o la conocen.Sus padres, profesores republicanos, progresistas, pusieron el primer pelda?o a su formaci¨®n y a las ideas que despu¨¦s no har¨ªan sino enraizarse m¨¢s y m¨¢s al lado del desconocido que se enamor¨® de una foto. No le gusta la primera fila, pero desde que es la presidenta, es decir, desde que llor¨® de alegr¨ªa aquella noche del 10 de mayo, no elude sus obligaciones, empezando por las que parece que le gustan menos, que son las mundanas. Como sus antecesoras, Danielle es la embajadora de la moda francesa en el mundo, y, cuando viaja con su marido, los costureros de m¨¢s renombre se pegan por vestirla.
Lo suyo es otra cosa. Ya antes de llegar al palacio del El¨ªseo militaba al lado de los socialistas. Pero lo de primera dama del pa¨ªs le ha dado m¨¢s resonancia a su voz, es decir, a sus obras en favor de los derechos humanos y del Tercer Mundo. Ella fue la que incit¨® la fundaci¨®n de la Asociaci¨®n del 21 de Junio, destinada a organizar campa?as y a canalizar esfuerzos en favor de los desheredados. El significado de esa raz¨®n social lo explica ella misma: "Es a la vez la fecha de nacimiento de la asociaci¨®n y la del verano. Tambi¨¦n es el d¨ªa m¨¢s largo del a?o, lo que no deja de ser un s¨ªmbolo de esperanza y de calor humano".
En el El¨ªseo tiene, como las que la precedieron en su despacho, un secretariado de 20 personas. Recibe una media de un centenar de cartas dirigidas a ella personalmente en las que los franceses, y tambi¨¦n ciudadanos extranjeros, le piden ayuda o informaciones; afirma que las lee todas, e intenta influir cuando est¨¢ a su alcance para ofrecer remedio.
Hay quien ha dicho que no quiere saber nada con los periodistas, pero no es completamente cierto. La verdad es que no le gusta ser protagonista y se evade como puede. De su marido afirma: "Estar al lado de Fran?ois es apasionante". Es una de las cinco o seis personas que tutean al presidente. Y ella, igual que su marido, entiende que el palacio del El¨ªseo es un lugar de trabajo. Por eso contin¨²a viviendo en su residencia de siempre, ubicada en una callejuela del Barrio Latino de Par¨ªs, a pocos metros del Sena, frente a la catedral de N?tre-Dame.
Esta tarea de vivir su vida, a pesar de las obligaciones oficiales, es la que m¨¢s le importa. Tanto ella como Mitterrand se han propuesto conservar algo, aunque s¨®lo sea una migaja, de su vida privada y famifiar. Los dos hijos viven al lado de la pareja presidencial y, seg¨²n man¨ªfest¨® no hace mucho la presidenta, todos los d¨ªas por la ma?ana desayunan juntos. Y much¨ªsimo m¨¢s que el El¨ªseo y que su casa parisiense, lo que le gusta a la esposa de Mitterrand es esconderse en su residencia campestre, en el sur franc¨¦s, en la regi¨®n de Las Landas, donde sus dos perros labradores, llamados Nil y Julia, la acompa?an siempre.
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