La candidatura ¨²nica de Paul Biya convierte en un plebiscito la elecci¨®n presidencial de hoy en Camer¨²n
Pese a que una enmienda constitucional aprobada el pasado 18 de noviembre permit¨ªa la presentaci¨®n de candidaturas independientes a la presidencia, a las elecciones de ma?ana concurre un ¨²nico candidato: Paul Biya, abogado de 49 a?os, lo que transforma la votaci¨®n en un simple plebiscito para el actual jefe del Estado camerun¨¦s, que accedi¨® al cargo en noviembre de 1982 por renuncia de su predecesor. No estaba previsto que se celebraran elecciones presidenciales hasta 1985, pero Paul Biya se ha visto forzado a anticiparlas ante los graves acontecimientos del pasado a?o, en que el ex presidente Aiyo, de 59 a?os, no dej¨® de acosar a su antiguo protegido.Al renunciar a la presidencia, Aiyo pareci¨® pensar que su sucesor se contentar¨ªa con ostentar nominalmente el poder, sin cuestionar su dominio sobre el partido ¨²nico, la Uni¨®n Nacional Camerunesa (UNC), cuya presidencia conservaba, y sobre las finanzas externas del pa¨ªs, dirigidas no desde Duala, la capital de Camer¨²n, sino desde Suiza y Estados Unidos, donde est¨¢n depositadas las tres cuartas partes de los ingresos petrol¨ªferos del pa¨ªs (unos 180.000 millones de pesetas). Biya, sin embargo, ha dado muestras de una gran independencia y parece haber sintonizado con la sociedad camerunesa en sus deseos de cambio.
Intento de control
Ya en abril de 1983, Aiyo dio las primeras muestras de desconfianza hacia Biya, intentando controlar su actuaci¨®n a trav¨¦s de la UNC, que habr¨ªa de nominar el candidato presidencial de1985. La respuesta de Biya fue un primer reajuste ministerial -en un a?o h¨¢ habido cuatro, en l¨¢s que han ca¨ªdo todas las figuras del antiguo r¨¦gimen que Aiyo impuso a B?ya cuando le cedi¨® la presidencia. En agosto del pasado a?o se anunci¨® el descubrimiento de un compl¨® militar encabezado por un comandante y un capit¨¢n de la Guardia Presidencial (heredados de Aiyo).
De nuevo, la respuesta de B?ya no se hizo esperar: destituy¨® al primer ministro y al titular de Defensa, dividi¨® la provincia Norte (feudo de Aiyo) y nombr¨® a su pariente y amigo Pier,re Semengu¨¦, ¨²nico general del pa¨ªs, comandante en jefe del Ej¨¦rcito. Al mismo tiempo elev¨® al generalato a tres coroneles leales.
Estas ¨²ltimas medidas constituyeron una pieza b¨¢sica en la estrategia de Paul B?ya para hacerse con el poder. Aiyo, desde que se sofoc¨® la rebeli¨®n nacionalista de la Uni¨®n de los Pueblos Camerune ses (UPC), a principios de los setenta, no dej¨® al Ej¨¦rcito jugar papel alguno en el pa¨ªs, temiendo. ser desplazado por ¨¦ste. Su estado policiaco se bas¨®, por el contrario, en los servicios de seguridad (gendarmer¨ªa, seguridad nacional, servicio de documentaci¨®n, brigadas mixtas m¨®viles, polic¨ªa secreta, etc¨¦tera) que, adem¨¢s, eran varios, se controlaban unos a otros, y as¨ª, dif¨ªcilmente pod¨ªan levantarse contra el presidente.
Biya parece haber puesto su seguridad en las manos del Ej¨¦rcito, al que trata con especial respeto y atenci¨®n.
Acusaciones de Aiyo
Otro de los cam pos donde Biya ha dado la batalla a su antecesor es el propio partido ¨²nico. Ante las veladas acusaciones de complicidad en el compl¨® de agosto, Aiyo dimiti¨® de la presidencia de la UNC, tratando de forzar a ¨¦sta a pronunciarse a su favor, denunciando en la Prensa francesa a Biya como un hip¨®crita y de haber instalado un r¨¦gimen de terror. Buena parte de la Prensa gala, incluyendo al prestigioso Le Monde, apoy¨® con firmeza a Aiyo, prediciendo que la actitud de B?ya podr¨ªa llevar a Camer¨²n a la guerra civil.
Pese a todo, Biya convoc¨® en septiembre de 1983 un Congreso Extraordinario de la UNC en el que se hizo elegir presidente del partido. Su antecesor lleg¨® entonces a amenazar con apoyar la rebeli¨®n del norte del pa¨ªs en el caso de que estallase, y Le Monde junto con parte de la Prensa francesa le sigui¨® apoyando, presagiando una era de calamidades para el pa¨ªs.
No obstante, la mayor¨ªa de los analistas, y especialmente los africanos, dudan que pueda estallar en Camer¨²n un grave conflicto civil, y menos a¨²n que ¨¦ste vaya a ser provocado por la limitada apertura pol¨ªtica de Biya, la cual es, a todas luces, deseada en el pa¨ªs.
Ex colonia alemana
Camer¨²n fue colonia alemana hasta 1916, en que fue ocupada por tropas brit¨¢nicas en el curso de la primera guerra mundial. La Sociedad de Naciones dividi¨® al pa¨ªs en dos mandatos, conferidos al Reino Unido y Francia, que se transformaron en fideicomisos en 1946.
En la zona francesa surgi¨® a finales de los cuarenta un movimiento independentista, la UPC, vinculado a los de Mal¨ª, Guinea y Ghana, que fue duramente reprimido, por los franceses primero y por Aiyo, despu¨¦s. La guerra civil tuvo, en este sentido, un componente m¨¢s pol¨ªtico que ¨¦tnico. De las dos partes del fideicomiso brit¨¢nico, una se uni¨® a Nigeria y otra a Camer¨²n, por un plebiscito de 1961. Se constituy¨® as¨ª una Rep¨²blica Federal que Aiyo transform¨® en Estado fuertemente centralizado 10 a?os despu¨¦s.
En cuanto al norte del pa¨ªs, que en cierta medida ha tenido m¨¢s poder en la ¨¦poca de Aiyo, cabe decir que la etnia fulani, a la que pertenece ¨¦ste, est¨¢ en franca minor¨ªa con respecto a las restantes de la regi¨®n (de ah¨ª la reciente redivisi¨®n).
Paul Biya, pese a prometer al pa¨ªs una serie de medidas muy esperadas (democratizaci¨®n, lucha contra la corrupci¨®n, equilibrio de poder entre las diferentes etnias, desarrollo econ¨®mico), est¨¢ actuando con extrema prudencia en la puesta en pr¨¢ctica de su programa de reformas.
En cuanto a la democratizaci¨®n, ¨¦sta s¨®lo implica hasta ahora la posibilidad de presentaci¨®n de candidatos independientes a las elecciones presidenciales. El pluripartidismo quiz¨¢ no llegue ni siquiera para las elecciones legislativas, previstas para este a?o. Sin embargo, los partidos del exilio, incluida la propia UPC, dan t¨¢citamente su apoyo a B?ya. La lucha contra la corrupci¨®n parece limitarse de momento a intentar controlar los ingresos petrol¨ªferos del pa¨ªs, quiz¨¢ el elemento esencial del enfrentamiento con Aiyo.
Saneada econom¨ªa
Por lo dem¨¢s, Camer¨²n disfruta de una econom¨ªa extraordinanamente saneada. Su renta per c¨¢pita, dificil de calcular al no computarse todos los ingresos por petr¨®leo, puede rondar los 1.000 d¨®lares. Su econom¨ªa creci¨® en un 7%. en 1983 -un claro ¨¦xito de Biya- y, adem¨¢s, el pa¨ªs no se endeud¨® a resultas de la bonanza petrol¨ªfera. Camer¨²n vende el 90% de su petr¨®leo a Estados Unidos, pero adquiere el 44% de sus importaciones en Fra1iiciaj habiendo desplazado ya a Costa de Marfil como el principal cliente de Francia en el ?frica franc¨®fona. Francia mantiene una relaci¨®n privilegiada con Camer¨²n, e incluso utiliza su territorio en sus operaciones militares en Chad.
Aun as¨ª, Camer¨²n mantiene una cierta independencia, no asiste a las cumbres francoafricanas y cada vez mantiene relaciones m¨¢s estrechas con Estados Unidos. Par¨ªs no ve con buenos ojos que el pa¨ªs retenga la parte del le¨®n de sus ingresos petrol¨ªferos en bancos americanos, privando as¨ª a la zona del franco de las ansiadas divisas. Y no parece descabellado pensar que Washington apost¨® por Biya en tanto Par¨ªs lo hac¨ªa por Aiyo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.