Ovaci¨®n y vuelta al ruedo

Ovaci¨®n y vuelta al ruedo. Esta expresi¨®n t¨ªpicamente taurina sirve para calificar al primero de los dos conciertos que Gabinete Caligari, joven tr¨ªo madrile?o, ofreci¨® en el coso de sus ¨¦xitos.Edi (bater¨ªa), Ferni (bajista impenetrable) y Jaime (guitarra y peculiar manera de cantar) tuvieron el honor de participar en uno de los primeros singles independientes, editado en 1982, junto a Par¨¢lisis Permanente, con dos canciones, una de las cuales, Golpes, fue el primer bis de la actuaci¨®n del viernes. Otros tres sencillos vinieron a corroborar la espl¨¦ndida progresi¨®n del grupo, a destacar Sangre espa?ola, adelanto algo accidentado de su primer ¨¢lbum, Que Dios reparta suerte, presentado en esta ocasi¨®n, pero del que ya nos hab¨ªan hecho un avance el a?o pasado en otra actuaci¨®n. Compacto sonido, inteligentes letras y, sobre todo, aires de renovaci¨®n para la ¨²ltimamente demasiado tranquila escena pop espa?ola.

Todo esto despert¨® la expectaci¨®n del numeroso gent¨ªo que se agolpaba en los tendidos, gent¨ªo, al igual que en los toros, de lo m¨¢s heterog¨¦neo. Se pasaba calor, y la previa ambientaci¨®n musical corr¨ªa a cargo de rockabillys, baladas country y canci¨®n t¨ªpica espa?ola (g¨¦nero tonadilla). Un sorprendente c¨®ctel preparatorio.

Al sonar la hora en punto se lanzaron al ruedo, con la ayuda de Ana-Curra (Seres Vac¨ªos) en los teclados. Durante toda la actuaci¨®n se suced¨ªan los relevos de los diversos colaboradores que, con distintos instrumentos, dotaban al grupo de un apoyo musical espl¨¦ndido, aunque no imprescindible. El resultado era brillante y cuidado, aunque tal vez el sonido excesivamente abrumador lo empa?ara, por aquello del volumen mal entendido. A pesar de todo, las letras resultaban comprensibles, cosa rara en los conciertos nacionales.

La m¨²sica de Gabinete Caligari re¨²ne distintos estilos, combinando pop siniestro con swing, aut¨¦ntico fil¨®n moderno y un deliberado gusto por lo t¨ªpicamente espa?ol, sabiamente aderezado con casta?uelas. Todo ello, bajo un sello de estilo que el grupo ha ido forjando con el tiempo.

Sonaron todos los temas del ¨¢lbum, algunos mejor que otros, sobresaliendo Me tengo que concentrar, coreada por los presentes.

Al final, ovaci¨®n y vuelta al ruedo, premonici¨®n inmejorable de cara al segundo concierto, una vez superadas las deficiencias de sonido.

Llovieron dedicatorias, y, pese a las reiteradas peticiones del p¨²blico, los Caligari desaparecieron por chiqueros con una promesa: "Ma?ana, m¨¢s". Y con la relativa, que no trivial, gloria de haber demostrado que no son nuevos en esta plaza.