La Gerencia Municipal de Urbanismo reconoce que carece de medios para frenar el deterioro artificial de los edificios
"A los vecinos del edificio de Alcal¨¢, 99 no les falta parte de raz¨®n cuando se preguntan si la Gerencia Municipal de Urbanismo no tiene medios para hacer cumplir sus propias resoluciones. En ocasiones no podemos resolver los problemas con la celeridad que requieren. Lo que s¨ª puedo asegurar es que hacemos todo lo posible". De esta forma respondi¨® Enrique Bardaj¨ª, gerente municipal de Urbanismo, a las quejas planteadas por los inquilinos del inmueble citado, que acusan a su propietario de no realizar obras de mantenimiento y de propiciar la situaci¨®n de ruina del edificio con fines especulativos.
El edificio de Alcal¨¢, 99 fue construido en los ¨²ltimos a?os del siglo pasado y ocupa uno de los mejores emplazamientos de la calle, enfrente de la estatua del general Esparteros y del parque del Retiro. Consta de planta baja, cuatro pisos y ¨¢ticos. En el inmueble viven actualmente s¨®lo cinco inquilinos, al margen de varios locales comerciales, entre los que se encuentra el restaurante Casa Domingo, cuyo propietario, Antonio Rey, aparejador, es tambi¨¦n el due?o de la finca.En agosto de 1979, los antiguos propietarios solicitaron de la Gerencia Municipal de Urbanismo la declaraci¨®n de ruina. La solicitud fue denegada por la gerencia, cuyos t¨¦cnicos estimaron que las obras de consolidaci¨®n y reforma pertinentes significaban una inversi¨®n de unos dos millones, cantidad muy inferior al valor del 50% del edificio, requisito ¨¦ste imprescindible para que una finca pueda ser declarada ruinosa.
A ra¨ªz de la desestimaci¨®n, los propietarios vendieron el inmueble al citado Antonio Rey, hasta entonces un inquilino m¨¢s. Las denuncias que los vecinos hab¨ªan venido presentando ante la Gerencia Municipal de Urbanismo por el mal estado de la finca se incrementaron a partir de entonces. Jes¨²s Rodr¨ªguez, arrendatario de uno de los locales comerciales y que act¨²a como portavoz del resto de los vecinos, inform¨® que desde que Antonio Rey se hizo con la propiedad del inmueble el deterioro de ¨¦ste se ha acelerado peligrosamente.
El 15 de noviembre de 1983, el gerente municipal impone a la sociedad Doinsa (Direcci¨®n de Obras, Inversiones y Negocios, SA), de la que Antonio Rey es accionista mayoritario, la sanci¨®n de 637.208 pesetas y la obligaci¨®n de realizar en el plazo de 60 d¨ªas una serie de obras de reparaci¨®n importantes. Seg¨²n los vecinos, las obras no se han realizado y, lo que es m¨¢s grave, el propietario ha permitido e incluso promovido que el estado de ruina se acent¨²e.
En representaci¨®n de todos los inquilinos afectados, Jes¨²s Rodr¨ªguez manifest¨® sus sospechas de que las intenciones del propietario sean acelerar la ruina de los pisos interiores, respetando la fachada, para tener as¨ª la oportunidad de demolerlo por dentro y destinarlo luego a apartamentos u oficinas.
"Nos faltan medios"
Enrique Bardaj¨ª se?ala que, "la obligaci¨®n de mantener los edificios en buenas condiciones de habitabilidad corresponde en primer lugar a los propietarios. Las sanciones econ¨®micas que impone la gerencia son recurribles, y si no las pagan, nos obligan a recurrir a la v¨ªa de apremio, lo que alarga mucho los tr¨¢mites". "Si un propietario se muestra remiso a efectuar las reparaciones", a?ade Bardaj¨ª, "el ayuntamiento puede hacerlo con cargo a sus presupuestos, aunque luego el importe de las obras se carguen a aqu¨¦l. El problema es que para esa funci¨®n sustitutoria s¨®lo dispusimos, en 1982, de 150 millones de pesetas. Este a?o, el presupuesto se ha elevado a 300 millones, pero, aun as¨ª, es totalmente insuficiente".
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